01/11/2023
EDUCACIÓN CANINA
́ncanina
Hace un rato, en Ramos Mejía.
Matías, con su perra Lupita, practicando la técnica que le enseñé el viernes pasado (hoy es lunes), para inculcarle límites a su perra, y habituarla a esperar SIEMPRE el correspondiente permiso para salir a la calle. Lupita es una cachorra dominante de cinco meses de edad, que cada vez que se abría una puerta salía como un flechazo. No había forma de frenarla. Cuando el viernes les enseñé mi técnica (que construí en el año 1980, y perfeccioné durante toda esa década) a él y a su esposa, Yamila, ninguno de los dos me creía que, en breves instantes, estaríamos todos en la vereda y Lupita, del lado de adentro, esperando el permiso para salir, con el portón de calle completamente abierto. Les dije, entonces, que ya había ganado muchas apuestas con esta técnica. Luego de unos pocos minutos, quedaron sorprendidos al comprobar cómo me obedecía. Ahora, APENAS 3 (tres) DÍAS DESPUÉS, también lo logró Matías. En la puerta de su departamento, completamente suelta y, por razones de seguridad, con la correa en el portón de calle (para los que creen que los perros dominantes sólo le obedecen al adiestrador).
Muchos perros se escapan a la calle, y algunos jamás pueden regresar, porque sus dueños no se ocuparon de educarlos, o no supieron cómo hacerlo. Mucha gente cree que eso nunca le ocurrirá porque mantienen la precausión de cerrar bien la puerta de calle, y confían en que esa medida de seguridad es suficiente. Pero esta precausión no alcanza: tarde o temprano el perro aprende a abrir la puerta, o queda mal cerrada, o alguien la abre y la deja abierta, o el perro logra escabullirse entre las piernas cuando alguien entra o sale, o salta una pared, o pasa por debajo de un alambrado, etc. Es preciso, entonces, crear en él la costumbre de abstenerse de salir hasta recibir el permiso de sus dueños. Con los perros dóciles (de la raza que sea) es fácil y no es necesaria la participacion de ningún adiestrador (y aún así mucha gente no se ocupa). Muy por el contrario, con los perros dominantes (de la raza que sea) es casi imposible. Con mi método se vuelve fácil lo que era imposible, se puede educar hasta el perro más dominante y, cuando la gente se ocupa de educar a su perro siguiendo mis enseñanzas e indicaciones, se logran cambios increíbles. Increíbles, literalmente. Cambios como el que logró Matías con su cachorrita, en tan sólo 3 días. Con ustedes: las pruebas del mérito, de un humano responsable y su perro dominante.