22/01/2022
Me emocionó leer esta historia, pues recordé a mi abuelo con sus animales y a mi abuela con su huerto y sus flores.
Estigmas de la agri-cultura. A mis 46 años, y desde mi adolescencia, puedo decir que estoy orgulloso de ser hijo de agricultores. Pero no sentía lo mismo cuando era pequeño.
Un chavalín de mi generación, de una zona rural, en los 80's, además de estudiar, debía ayudar a las tareas del campo y/o la granja. Cuando termina las clases de la tarde a las 17h, regresaba en una bici HB, igual que iba, dos veces al día. Me preparaba un bocata de Tulicrem, mientras mi abuela Caridad aparejaba el borrico de mi tioabuelo Manolín. Me aupaba en el animalito que sabía a dónde ir: al campo de mis padres, donde se encontraban desde hacía horas, cogiendo unos cien manojos de acelgas para la venta al por mayor. Ya allí, mi padre cargaba el manso animal con una envidiable sabiduría para encajar orgánicos puzzles de manojos. A las 19.30h llegábamos a casa y yo comenzaba a hacer mis tareas del cole.
Yo siempre andaba en desventaja con mis compis en tiempo: durante las horas de sol curraba en el campo y a la noche estudiaba hasta muy tarde. Así fue hasta que a los 19 terminé los 5 años de Técnico Admintrativo y Comercial.
Lo peor era esos fines de semana cuando había que limpiar gallineros, cochineras y establos hasta arriba de mi**da, con espuertas, carrillo y azadón, para llevarlos al campo, esparcir estiécol en la baldía arena de navazo Después de dos días completos de trabajar con mi**da, el lunes llegaba para regresar al cole, pero la peste a animal perduraba aún en los poros de mi piel. Los amigos de cole logicamente huían de mí, como apestado, nunca mejor dicho, y el compi de pupitre sufría mi mal... agri-olor. Me sentía estigmatizado por ser hijo de tal gremio, por todo lo que ello implicaba, y lo que nada significaba...
La agricultura está en la base de la pirámide de nuestra alimentación desde 9500 años a C. Un antiguo oficio, pero invisible, con estigmas sociales y económicos. En 2018 me propuse dignificar, con orgullo y pasión, este oficio, el de mis padres, el de mi cultura. Porque estos trabajos me dotaron de enseñanzas que nutre la base de mis proyectos ... de vida, en cualquier profesión.
Miro atrás, mis manos, y veo estigmas de valores y cultura.