28/01/2025
Keleb
Con el tiempo y la repetición constante le pierdes a veces la emoción a lo que haces, es necesario de vez en cuando un empujón, una sacudida, un shot de emoción y de satisfacción.
Un día llegó a nuestras vidas Keleb un perro con una sabiduría vieja, ancestral, capaz de comunicar la sensibilidad de su alma y de regalarnos una seguridad infinita, no era perfecto por supuesto que no, a veces sentía miedo, no le gustaban las imposiciones físicas, ni tener que hacer algo obligado y como a la mayoría de perros los veterinarios.
Este ser te podía traspasar con la mirada, con gestos pequeños a distancias críticas te hacía entender que había venido a cambiarnos el semblante y la vida. Después de conocerlo ya no existía la posibilidad de no querer tener otro perro, hizo fácil lo difícil, fue profesor para perros y humanos , protector de corazones y sobretodo atemporal, no es finito, cambió de estado porque la misión continua en otro plano y la fuerza gravitatoria de la luz, es poderosa y los seres más iluminados la buscan.
Yo por mi parte me dió por bien servido en esta experiencia, tuve un maestro de alma antigua como los más antiguos, trascendental y definitivo, que venía acompañado de amigos que hoy quiero mucho, de una galletita de cookies and cream y de un cachorro infinito, que crearon la historia perfecta, para enseñarme que el trabajo para el que nacimos si lo hacemos con el alma no termina con una repetición o en el dinero, que no termina ni con la amiga muerte.
Hoy le hago una despedida a un profesor excelente y la excelencia sin turbulencias, a la serenidad y la paciencia, a la ternura y la presencia, que la cordura nos abrace el alma y que nos de fuerza, para hacerle homenaje a su existencia, chao ¡amigo gigante!.
Elkin Carmona