28/08/2023
«Pausado, discreto, paciente y refinado».
Ahora que estamos debatiendo acaloradamente sobre liderazgo, sobre el comportamiento y el saber estar de las personas que tienen mando (y nos representan ante el mundo), me gustaría citar a un gran conocedor de la materia.
En este libro, «El arte de mandar bien», un amigo a quien admiro comparte el resultado de décadas de experiencia. Francisco Gan Pampols, teniente general en la reserva, que ha dirigido misiones en Kosovo y Afganistán es, además, un gran deportista: el primer español y la quinta persona del mundo en alcanzar los tres polos de la Tierra (la cima del Everest, el Polo Norte y el Polo Sur).
📚 «Mandar bien significa combinar con equilibrio la oportunidad de la decisión, su contenido —refinado, inteligible y actuable— y lo que los subordinados a quienes afecta esa decisión hacen».
📚 «El ejemplo no requiere palabras ni gestos altisonantes; es pausado, discreto y paciente, y vive en nosotros como un hábito. Si hay un rasgo del ejemplo que no se puede escaquear es la autenticidad: el ejemplo lo es siempre, bajo cualquier circunstancia y condición. Si la ejemplaridad quiebra, también lo hace la confianza que han depositado en nosotros, y con ella la autoridad».
📚 «Liderar es servir, no servirse.
Mandar bien significa tener espíritu de servicio. Es la capacidad de influir positivamente, de orientar, de impulsar y de resolver incertidumbres, todo eso es lo que distingue al líder del agitador. Las finalidades espurias, el engaño, la manipulación o el enfoque egoísta no caben en nuestro modelo. Por eso no tiene sentido hablar de líderes tóxicos. Sin ética de la convicción y de la responsabilidad y sin proporcionalidad en los actos no hay liderazgo. Serán tóxicos, pero no son líderes».
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