club amigos de los patios de Ceuta

club amigos de los patios de Ceuta Si quieres saber sobre los patios de Ceuta, dirigete a esta pag. Mas de 180 patios censados de los cuales apenas existen media docena.

Estos estudios que se estan llevando a cabo, son por y para la ciudad de Ceuta, pretendiendo con esto no caigan en el olvido ese más de un centenar de patios que existieron y que no se tenía más que un vago recuerdo de ellos

29/10/2024

Mi libro “LOS PATIOS DE CEUTA Y SUS VECINOS”, que durante algún tiempo ha estado en estado de letargo. Hoy puedo decir orgullosamente que esos mas de 10 años de trabajo, saldrán a la luz, hecho este que anunciaré en facebook. La editorial es “Punto Rojo” sólo tienes que solicitarlo en tu librería habitual y en un corto tiempo lo recibirás.
Esto ha sido posible por vuestra buena acogida y colaboración.
José Javier Rivera, autor

19/10/2024

La editorial CIRCULO ROJO, ha sido elegida para editar y distribuir mi proximo libro LOS PATIOS DE CEUTA Y SUS VECINOS,ya ha entrado en maquetación, ahora solo esperar su cauce normal para que este salga a la luz.

30/09/2024

LOS PATIOS DE CEUTA Y SUS VECINOS, durante las dos proximas semanas se llevará a cabo una corrección ortotipográfica, paso imprescindible para la buena edición del citado libro; esto es: acentuar las palabras, los puntos apartes, los espacios, etc. La máquina ya esta en marcha, paciencia.

22/09/2024

El fallecimiento de "Rorri" Rafael Orozco, me ha cogido por sorpresa: Pensabe hacerle una visita en mi proximo viaje a Ceuta como ya era haabitual ultimamente.
Al conocer la existencia de mi trabajo sobre los Patios, me pidió que queria leerlo, a lo cual accedí sabiendo lo bien informado que estaba, ademas recordaba nombre y apellidos de muchos de sus alumnos.
Dios le acoja en su seno. Descansa en Paz, amigo Rafael.

21/09/2024

El proximo libro de LOS PATIOS DE CEUTA Y SU VECINOS, llevará unas 100 fotografias, si bien al ser de poca resolución se vean obligado a rehusar alguna de ellas.

Despues de la llegada del libro en la calle, pueden solicitar alguna foto de mi colección de decenas de fotos que obran en mi poder.

19/09/2024

Estos dias son de mucho trabajo de ordenador, cumplimentando las acciones para llevar a cabo la edicion del libro LOS PATIOS DE CEUTA Y SUS VECINOS.
Hoy he tenido un primer contactompara hacer la presentacion en Ceuta. A su debido tiempo anunciaré fecha y lugar, aun es prematuro.Tendre que realizar varios viajes a mi querida Ceuta, que hace tiempo no hacia.
Saludo a mis amaigos y caballas.

15/09/2024

NOTICIA DE ULTIMA HORA
Axcabo de firma rcontrato con una importante editorial, para la edición de mi lbro "LOS PATIOS DE CUETA Y SUS VECINOS".
Es posible que paera las proximas Navidades esté a lav enta.
Solicitalo en tu libreria habitual. GRACIAS por vuestra colaboracion.

19/06/2024

Quiero agradecer a todos aquellos que me han felicitado por mi 79º aniversario.aquellos que de su quehacer diario, han dedicado unos minutos para hacerlo. A todos ellos mi agradeccimieto de hacerlo de forma conjunta, ya que seria muy engorroso hacerlo individualmente.

16/07/2023

Felicidades a todas las Carmenes por su onomastica

22/12/2022

2º PARTE
Siguiendo con esta anecdota, por otro lado veridica y contada por uno de los componentes de ese grupo, el encuentro fue de lo mas alegre y festivo, donde no faltaron los gestos de buena armonia y sobre todo el anís que no falto en toda la velada a lo quellos le dieron por llamar "Agua tonta".

Es una prueba mas del caracter de la gente sencilla de estos patios de vecino, que acostumbrado a compartir, no dudaron en hacerlo con desconocidos incluso de idiomas completamente diferente.

CON ESTO QUIERO FELICITAR A AMIGOS, COLABORADORES Y SIMPATIZANTES DE LOS PATIOS DE CEUTA. FELIZ NAVIDAD Y AÑO NUEVO

22/12/2022

No por repetitivo es menos simpatica esta anecdota ocurrida a mediados del pasado siglo, que reseño a continuacion:
Ocurrió que por aquel entonces arribó al puerto de Ceuta un mercante, parece ser que de origen chino; su tripulación disponía de un par de dias libres, debido a que coincidió con el 24 de Dic., nochebuena para nosotros con tanta tradición.
Un grupito de 3 o 4 marineros paseaban por las calles solitarias, cuando se toparon con unos vecinos de un patio muy popular, vecinos que habian empezado su particular juerga. Los chinos a base de ademanes que cualquier viviente puede comprender, querian saber donde podrian comer algo. Por todos es sabido la ausencia de restaurantes abierto en estas fechas, siendo costumbre cenar en familia. Como no habia entendimiento entre ellos pero si mucho alegria y empatia, decidieron que les acompañaran a su casa donde compartirian lo poco o mucho que hubiera en la mesa.

20/12/2021

FELIZ NAVIDAD A TODOS LOS SIMPATIZANTES DEL CLUB AMIGOS PATIOS DE CEUTA

Una muestra de cómo eran los vecinos del patio Centenero, la tenemos en la siguiente anécdota relatada por María Teresa,...
23/12/2020

Una muestra de cómo eran los vecinos del patio Centenero, la tenemos en la siguiente anécdota relatada por María Teresa, pariente de la familia de Eduardo, conocida por “los negritos” que vivió en este patio. Cuenta como en unas navidades desembarcaron en Ceuta unos chinos o japoneses (curiosamente, ellos sí saben distinguirse), y que se encontraron por la Plaza de los Reyes, mientras iban muy alegres, cantando villancicos. Uno de ellos consiguió hacerse entender y preguntó dónde podrían cenar esa noche. Ni corto ni perezoso, les invitó a su casa. Se lo pasaron de fábula; comieron, rieron, cantaron, se emborracharon, etc. al tinto le decían “agua tonta”. Al día siguiente salió en el “Faro de Ceuta” la divertida noticia. Esta es la hospitalidad y la idiosincrasia de los caballas en general y de esta familia en particular.

21/04/2020

LA VIDA COTIDIANA EN CEUTA por Artiel.

La calle, mis amigos y mis primeras experiencias náuticas: En aquellos años, en Ceuta nos conocíamos todos, lo sabíamos todo de todos. Siempre hablo de la población civil y estable, ya que los militares eran harina de otro costal. Estos llegaban allí a hacer dinero y a marcharse después de unos años con la bolsa repleta. No, yo me refiero a los ceutíes, La mayor parte de estos que yo llamo ceutíes, ceutíes, vivíamos en la zona comprendida en Ceuta entre la Plaza de África y la Plaza de Azcarate. Y allí, en esa estrecha franja de terreno nos acomodábamos por barrios. Muy normal era la circunstancia de que en un mismo barrio habitasen la mayor parte de familias integrantes de un clan, más de veinte familias Ramos o Artiel vivíamos en un radio de trescientos metros. Cada barrio como es lógico estaba formado por una serie de calles, y callejones, algunos enorme-mente sinuosos y estrechos cuyos edificios a ambos lados, apuntalados con sendos tablones de concrete, amenazaban ruina desde el tiempo de los portugueses, diría yo.

Los barrios de Ceuta eran también gremiales. Había barrio de pescadores, barrio de militares, y por supuesto, reminiscencia de los tiempos coloniales, barrio moro, ya que en aquel entonces vivíamos juntos pero no revueltos, eso sí, este ultimo barrio fuera del perímetro que al principio señalé. Un último detalle acerca de los barrios ceutíes era la existencia de unas concentraciones residenciales que llamábamos “patios”. Los patios eran la trastienda de los edificios que flanqueaban las calles principales y donde, sin que uno lo sospechase en un primer vistazo, un pasadizo daba acceso a una maraña de pasillos en los que se ubicaban una serie de minúsculas viviendas, de 40 o 50 m2, de una sola planta, y, en las que vivían tres generaciones de una misma familia, en muchos casos en penosas condiciones. No he estudiado a fondo el asunto, pero lo cierto es que en Ceuta, el problema de la vivienda es algo congénito. Hoy, en el 2010, 60 años después, más de media Ceuta sigue esperando una casa (¿?) Estos patios, junto con los numerosos espacios que ocupaban los cuarteles militares, han dado lugar a una nueva Ceuta, con calles que me son desconocidas, flanqueadas por mastodónticos edificios que impiden otear el horizonte como antaño lo hacíamos desde cualquier punto de la ciudad, y que transmiten una fuerte sensación de agobio. En todos los barrios de Ceuta existían dos espacios comunes donde se desarrollaban gran parte de las actividades sociales de aquellos tiempos: La tienda del barrio y la calle donde jugábamos los niños.

La tienda cumplía varias funciones: En primer lugar, ejercía la función de las actuales grandes superficies, no por su dimensión pero si por sus existencias, en ese sentido eran los “chinos” de los tiempos actuales, había de to-do, desde una lata de atún hasta unos cordones para los zapatos, pasando por la brillantina para el pelo de nuestros padres y que nos vendían de peseta en peseta. Un segundo cometido era el financiero. En las tiendas de barrio “daban fiao”, “se apunta-ba en la libreta”, y esto era muy importante en aquellos tiempos, sobre todo para los tenderos que hicieron grandes fortunas aplicando los precios que la extrema necesidad de sus clientes les permitía. Por último, en la tienda se hablaba.

Nuestras madres, sin televisión, y haciendo la cola, hablaban y hablaban, y no precisamente de la Pasarela Cibeles, sino de cosas mucho más cercanas, tan cercanas como de la vecina que llevaba varios días sin aparecer y que el tendero, muy socarronamente sabia que la causa de la ausencia era precisamente que el riesgo financiero había llegado al límite máximo. Pero no solo eran nuestras madres las que hablaban en la tienda del barrio, sino que casi todas estas contaban con un pequeño espacio que intentaba parecer una barra de un bar y donde nuestros padres se tomaban un chato de vino con sus amigos antes de tirar para casa después del trabajo. Algunas contaban hasta con alguna mesa donde los parroquianos echaban su partida de cartas o de dominó hasta que sus hijos iban a avisarles “de parte de mamá que la cena ya está puesta”. Y para casa, que a falta de tele oíamos el parte de las 10 y después “Yo amo a un canalla” de Guillermo Sautier Casaseca o “Tres hombres buenos” de no sé quién. Ni mi madre era muy habladora en la tienda, dado su carácter introvertido y por su-puesto acrecentado con una fuerte dosis de desconfianza, ni mi padre, sobre todo en aquellos años de mi infancia era muy dado a barras de bar. En el caso de mi padre la razón era clara: No tenía tiempo para ello.

El segundo espacio que citaba anteriormente era la calle. En todos los barrios existía una calle que por diversas razones era la predilecta de los niños del barrio para sus juegos. Por supuesto que esa predilección producía el consiguiente cabreo de las vecinas ya que aparte del continuo griterío de los chavales con sus juegos, los cristales de las ventanas de los pisos bajos corrían serio peligro ante cualquier pelotazo o pedrada. El football era el juego más perseguido por la Policía Municipal. Al grito de “agua” había que poner los pies en polvorosa. ¿Quién se lo iba a decir al football? A lo que ha llegado. La calle de los niños de mi barrio era precisamente mi calle, la Teniente Pacheco, quizás porque su trazado, recto y completamente horizontal, en una ciudad que todo es cuesta, nos permitía una serie de juegos que su transversal, La Legión dada su pro-nunciada pendiente, hacia imposibles. Allí, en la encrucijada que formaban ambas calles estaba el punto de encuentro, reunión y toma de decisiones de toda la grey del barrio.

Allí decidíamos a que íbamos a jugar esa tarde, se firmaban los acuerdos de paz con los otros barrios o por el contrario se les declaraba la guerra y consecuentemente se formaban las expediciones dirigidas contra el territorio hostil. La guerrilla, como le llamábamos, era el juego de barrio por antonomasia y que encontraba su punto de sublimación cuando entraban en función las armas cortas, es decir, las lastiqueras, fabricadas con una “Y” de algún tronco de árbol, sendas tiras de goma procedentes de alguna cámara de neumático que nos proporcionábamos en el taller de Curro o en el de Paco Tuesta y un porta proyectiles de algún trapo o cuero resistente. Este violento juego de la guerrilla siempre acababa mal para todos, ya que algún contendiente o vecino, en el peor de los casos, recibía una pedrada lanzada por una lastiquera y entonces se liaba la de Dios, ya que entraban en liza nuestros padres y recibíamos todos, no había vencedores ni vencidos, sino castigados a no pisar la calle durante algún tiempo. No es mio, pero me ha parecido oportuno que lo leas por haber compartido esa calle.

20/04/2020

PATIO particular en el número 4, pasando la casa donde se aprecia la placa con el nombre “Calle Pedro de Meneses”, también conocido como callejón del Obispo, junto a famosa “Burraquia” donde se vendía ropa usada a buen precio, que después paso a ser “Almacenes San Francisco” había un patio que había que atravesar para acceder a la casa de Raimundo Rubio Andujar, de Ceuta, militar, casado con Antonia Cuadra Lladó, de Andujar (Jaén) y sus hijos María Josefa y Roberto Rubio Cuadra, primo de Antonio, “Tito” Cuadra, que vivía en el primer piso, junto a su hermana María, ambos nacidos en Ubeda (Jaén). La primera planta estaba toda acristalada. Había un gran macetón en el centro y una fuente. En los años 40/50 hubo un estudio fotográfico de Antonio Alcázar. Toda esta manzana era propiedad de Juan García Matres. Muy cerca estaba el “Bar La Cordobesa”, casi haciendo esquina con calle Pedro de Meneses. Este local lo tomó Constantino Romero, yerno de Doña, Pepita, dueña del mismo. También estaba la tienda de comestibles de Paco y la peluquería de Gerrú.

Allí vivía D. Juan García, padre de Juanito García Barba, un hombre corpulento con un gran bigote y con un perro fox-terrier, que solía llevar gorro de “boyscouts” (parecidos a los de la Policia Montada del Canada). También una familia, cuyo hijo trabajaba de camarero en el Casino Militar. Es probable que este patio sea particular. Algo mas arriba había unas hermanas que eran albinas y se fueron a vivir al patio de Doña Rosario. Rafael Picaso, empleado de la casa “Ford”

19/04/2020

PATIO DE MAESO, en calle Falange Española, 64, bonito patio privado. Vivía un sombrerero, que tenía una hija llamada Isabelita, que trabajaba en una tienda de repuestos de automóviles llamada Ayuso, (anteriormente era de material eléctrico). Entrando por la izquierda, estaba Galindo, el zapatero, parece ser era de Ronda que tenía dos hijas (una falleció joven).

A través de una especie de túnel, se accedía aun gran patio con jardines, donde había un pozo que daba agua a muchos vecinos, además de surtir a la Tintorería “La Catalana”; su dueña, Clara Maeso, viuda, que vivía con su hijo Joaquín, quien trabajó durante muchos años en el Banco Popular, oficina en el edificio Trujillo. La cocina de la casa de los Maeso, daba a la calle Machado. Clara Maeso tenía dos hermanos, Alvaro y Conrado.

CALLE MARTIRES Otro patio andaluz propiedad de Jesús Zapico Baizan, natural de Cabaña Quinta (Consejo de Ayer) Asturias, casado con María Teresa Lis Vazquez, de Zaragoza (de gran belleza pues fue “Mis Ceuta” en 1933). El negocio lo tenían justo a lado, era de suministros a buques. Según datos, a este patio se accedía a través de una robusta puerta y entre ésta y la cancela, el techo estaba pintado, se traspasaba la bonita cancela de hierro y se entraba al patio con cuatro columnas de mármol, y dos fuentes, también de mármol de Carrara, con cenefas de azulejos sevillanos, entre las columnas, unos arcos apoyados sobres estas. Una escalera de mármol, daba acceso a la parte alta, donde todo eran ventanales acristalados. Un gran cuadro de la Sagrada Familia, presidía el primer tramo de escalera, así como un “ojo de buey”. Una de las fuentes de mármol, está en la casa en que vivió Javier Arroyo (Arquitecto).

Se trataba de un antiguo Convento de las Adoratrices pues esta casa contaba con unas 10 habitaciones, con anterioridad vivió Américo Ulecia, Antonio Sancho, quien tenía la Farmacía en la misma calle y también Doña Elisa Cribel, que al enviudar, se casó con su cochero, en secreto, para que éste heredara su fortuna. Tenía una gran biblioteca que fue pasto de las llamas, posiblemente por ignorancia del cochero. Da la circunstancia de que Maria Teresa Lis Vazquez heredó el Patio del callejón de Martín Cebollino que vendió a la familia Moguel.

PATIO BODEGA FORTES, sito en el número 62 de esta extensa calle a modo de columna vertical, y donde estaba ubicada la conocida “Bodega Fortes”, propiedad de Angel Fortes Toret, de Benamargosa (Málaga), industrial, casado con Francisca Alcántara Fortes y sus dos hijos Jose y María, quienes vivían en este patio, de estilo sevillano y que parece ser era particular. Tenía comunicación con la “Funeraria Curado”. Había un puesto de frutas, donde también se vendía leche y flores, de Paca Santos, parte de la mercancía se la traía “Tobalo” que la transportaba en su burra.

Vivió en este pequeño patio Angel, que trabajaba en la “Imprenta Olimpia”, así como un hijo llamado también Ángel. Pepe Blanco, “el chato” disponía de un pequeño cuarto donde empezó a trabajar de joyero. La confitería “La Africana” disponía al mismo tiempo de otro almacén, este más bien ubicado entre la primera y la segunda planta. Estas viviendas y habitaciones, las alquilaba Ángel Fortes. En un cuarto de la parte inferior, al fondo a la izquierda, vivían dos hermanos de Ángel, Pepe, que era disminuido y Sebastian. Un hijo de Fortes, se había comprado una moto sin saberlo su padre. Un día mientras éste se echaba una siesta, el hijo fue a visitar a la novia, con tan mala fortuna que tuvo un accidente contra un camión cargado de cemento y falleció a consecuencia del choque.

PATIO particular, ubicado en el numero 34 de la calle Jáudenes, propiedad de Amalia Barrientos Diaz, viuda de Francisco Diaz Pequero, de Huelva, pensionista, que perdió a dos hijos en la guerra. Persona que sólo salía de su casa para dirigirse a la iglesia, siempre vestido de negro. Era poseedora de una gran fortuna, que al fallecer, dejó testado que era todo para la Iglesia de África, haciéndose cargo de ello el Padre Perpén.

Su patio, privado, era de estilo sevillano, con una puerta de madera embellecida con clavos que daba al exterior, tras el zaguázn, una reja sevillana seguida de un pequeño patio de mármol blanco y rodeado de columnas con una bella fuente en el centro, del mismo material, todo esto protegido por una claraboya de cristal de colores, de la lluvia y vientos.

PATIOS PARTICULARESCALLEJON MARTIN CEBOLLINO, Patio en el nº 4 de este popular callejón. Era la vivienda particular de  ...
18/04/2020

PATIOS PARTICULARES

CALLEJON MARTIN CEBOLLINO, Patio en el nº 4 de este popular callejón. Era la vivienda particular de Enrique Moguel Rivas y su esposa África Mir Pérez. Este de profesión practicante, además de guardia de asalto. De estilo andaluz, patio revestido de azulejos sevillanos, tenía un pozo, gran variedad de plantas, macetas en las paredes y adornos varios. Así mismo tenía dos murales en cerámica que se intentó recuperar antes del derribo, La Virgen de África y la del Rocío, siendo esto del todo imposible . Ganaba todos los concursos de las Cruces de Mayo.

Este patio era propiedad de la familia de Teresa Lis, quienes tuvieron otro bonito patio en calle Mártires, donde residían. Lo adquirió Eduardo Mir Flores en 1968. Todo parece indicar que fue construido por Juan Gonzalez, mas conocido por “el tuerto” (en la cancela de la entrada, aparecen las iniciales J.G.). Fue habitado por la familia de José Saura, hijo del fundador de “El Faro de Ceuta”, pasando posteriormente a Francisco Vallecillo, gran aficionado al flamenco que fuera Presidente de la “Tertulia Flamenca” peña situada en la Plaza Ruiz. Solía llevarse a su casa a los artistas, que cantaban hasta altas horas de la madrugada.

PATIO DE MAESO, en calle Falange Española, 64, bonito patio privado. Vivía un sombrerero, que tenía una hija llamada Isabelita, que trabajaba en una tienda de repuestos de automóviles llamada Ayuso, (anteriormente era de material eléctrico). Entrando por la izquierda, estaba Galindo, el zapatero, parece ser era de Ronda que tenía dos hijas (una falleció joven).

A través de una especie de túnel, se accedía aun gran patio con jardines, donde había un pozo que daba agua a muchos vecinos, además de surtir a la Tintorería “La Catalana”; su dueña, Clara Maeso, viuda, que vivía con su hijo Joaquín, quien trabajó durante muchos años en el Banco Popular, oficina en el edificio Trujillo. La cocina de la casa de los Maeso, daba a la calle Machado. Clara Maeso tenía dos hermanos, Alvaro y Conrado.

17/04/2020

Mi patio de verdes higueras y de frondosos parrales,
que derramaban sus sombras para remedios de males.
Detrás del “baño de zinc” del diario lavado de ropa,
recuerdo a mi madre, capitana alerta de tropa;
dulzura en la mirada, desprendida, menos en besos,
que por dar, daba el corazón, su sangre y sus huesos.
Era enjuta por estirpe, no en bondad y si por carencias.
Nunca un lamento, ni un mal gesto a pesar de sus dolencias.

Extraído de “Tarde de Agosto” de Cayetano Cuesta Lopez

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