Cada año son más de 100.000 el número de perros y gatos abandonados en España y las cifras mundiales aumentan a millones. En muchas perreras el cupo de animales ya ha sido alcanzado y en ocasiones sobrepasado. Todas ellas se llenan de ojos tristes, con la esperanza de que algún día, esos seres peludos tengan ese hogar que un día les arrebataron. Muchos de los perros o gatos que allí se encuentran
han sido criados y crecidos en la propia perrera. “Por lo menos desconocen otra forma de vivir, pero hay otros que ya han tenido un hogar, por eso no aceptan estar en un sitio como este”, cuenta una voluntaria de una perrera de Madrid. ¿Las excusas de abandono? “No tengo sitio en mi nueva casa”, “Me causa demasiados gastos” o simplemente, “No tengo tiempo para domesticarlo y me destroza la casa”. Hay que tener en cuenta que un animal de compañía es una gran responsabilidad a largo plazo. En el caso de los perros o gatos, los animales más solicitados por las personas y familias, pueden vivir una media de entre 12 y 15 años. “Muchas personas compran un perro o un gato por compañía, o para que sus hijos tengan un compañero de juegos, pero muchos no cuentan con las obligaciones y deberes que deben asumir a la hora de tenerlos”, alega María, estudiante de veterinaria en la Universidad Complutense de Madrid. “La mayoría de la gente no es consciente de lo que supone abandonar a un animal. No sólo se trata de un problema ético, sino también social”, añade. En primer lugar se plantea un trauma físico y psicológico en cada uno de los perros o gatos abandonados, pero detrás se encuentran muchas personas y colectivos que dedican mucho tiempo, dinero y esfuerzo a tratar con este problema. Pero esta no es la única complicación, ya que el abandono de animales implica un riesgo muy elevado en lo referido a los accidentes de tráfico.