19/11/2022
La tragedia de las fábricas de perros
Una de las más trágicas consecuencias de nuestra reacción ante el encanto de los cachorros es el apoyo inadvertido que con ello se presta a las granjas de perros. Las granjas de perros son fábricas de perros, líneas de montaje de cachorros donde se crían machos y hembras en condiciones repugnantes.
Las granjas de perros están en todas partes. Son uno de los secretos mejor guardados en la sociedad americana y provocan un enorme sufrimiento a innumerables animales. En la última que visité, las camadas se criaban en pequeñas jaulas colgantes. Se supone que la o***a y las heces caen al suelo, excepto la mayor parte de los desperdicios que quedan en la jaula y sirven de entretenimiento a los cachorros ante la falta de otra cosa con la cual jugar. (Que tengan suerte los que deban ocuparse de adiestrar a esos cachorros para que hagan sus necesidades fuera de la casa). Las perras que habían parido permanecían encerradas junto con sus crías durante las primeras siete semanas de desarrollo de los animales, hasta que los cachorros eran enviados a las tiendas de mascotas.
Mantener a un perro encerrado en una jaula diminuta durante siete semanas es abusivo, pero no permitir que una perra que ha parido se separe de sus cachorros ni siquiera unos minutos es una absoluta crueldad. La granja de perros que visité tenía más de trescientos perros adultos y un solo cuidador. No existía el más mínimo intento de trabajar con algún perro en particular y por lo tanto resultaba prácticamente imposible evaluar el temperamento de los perros que criaban.
El dueño de la granja me dijo que «por supuesto, todos los perros son mansos hasta el punto de que los hijos del cuidador pueden entrar a las perreras».
Pero no es posible predecir el comportamiento de un perro criado en una de estas granjas una vez que pase a formar parte de una familia típica.
Cuando visité la granja observé una gran diversidad de temperamentos, desde perros tímidos y asustadizos hasta exigentes y agresivos. Un grupo de perros atacaba continuamente a otro perro dentro de la misma jaula cada vez que nos acercábamos. El perro estaba atrapado dentro de una jaula junto con una pandilla que lo atacaba diariamente sólo por el gusto de hacerlo. Muchos de los perros tenían graves deformidades físicas, como por ejemplo la mandíbula superior más corta o más larga que la inferior. Esos problemas pueden ser serios y se transmiten genéticamente, por lo que ningún criador responsable debería tener este tipo de animales. En esta granja, decenas de perros estaban cubiertos por una maraña de pelo, que crecía prácticamente en cada centímetro de su piel. Lo más deprimente para mí es que esta granja de perros (que, por cierto, sigue siendo un negocio sólido) no es la peor de todas. Recorrí otra en la cual las jaulas permanentes se hallaban apiladas en tres alturas, de modo que los perros que estaban en la parte superior o***aban y defecaban sobre los de abajo. Los perros del nivel inferior vivían sobre un amasijo de o***a y heces comprimidas y tenían llagas. Los repugnantes platos con agua estaban igualmente llenos de desperdicios, con el toque de color verde que aportaba la espuma sucia de las algas[25].
Ocultos a la vista, estos campos de concentración para perros suministran millones de cachorros a las tiendas de mascotas y a los «agentes[26]», donde los amantes de los perros, ignorantes de la procedencia de los animales, eligen de un vistazo a la primorosa bolita peluda acurrucada en un rincón y se la llevan a su casa. Incluso la gente que conoce estos hechos no puede resistirse a rescatar al pobre cachorrito: después de todo, ¿qué será de ese pobre animalito si alguien no se lo lleva a su casa? Una vez que el animal deja de ser cachorro pierde gran parte de su valor[27]. Las tiendas no pueden apilar a los perros en un estante trasero hasta que lleguen las rebajas. Y esto no es sólo un problema para la tienda; es una crisis potencial para el cachorro. La permanencia en la tienda durante más de una semana puede incidir negativamente en el desarrollo de un cachorro. Los «cachorros» de las tiendas de mascotas (léase «adolescentes») aprenden a hacer sus necesidades en el lugar en que duermen y a menudo no es posible adiestrarlos para que se conviertan en perros domésticos. Otros están tan dañados socialmente que son infelices en el mejor de los casos y peligrosos en la hipótesis más pesimista. Al comprar ese adorable cachorrito está apoyando a las granjas de perros permitiéndoles que continúen criando animales poco saludables, hijos de padres infelices y esclavizados.
Extraído del libro "al otro extremo de la correa" Esto que parecería una noticia de ayer lleva décadas existiendo.
CUIDADO NO QUIERO DECIR QUE NO HAYA CRIADORES RESPONSABLES, QUE LOS HAY.
Pero ante la más mínima duda "ADOPTA" Seguramente no te engañaran y salvarás una vida.
DiverCan