27/03/2024
LOS VETERINARIOS DEDICADOS A PEQUEÑOS ANIMALES SUFREN MAYORES PROBLEMAS DE SALUD PSÍQUICA.
La revista IM VETERINARIA, para profesionales del gremio, ha publicado recientemente la presentación en Madrid del mayor estudio científico realizado en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) con el apoyo de la compañía farmacéutica Boehringer Ingelheim, centrado en la salud mental de los profesionales dedicados a la veterinaria.
Los principales factores estresantes que afectan a la profesión veterinaria han sido analizados en este estudio científico realizado sobre esta problemática que afecta, según sus conclusiones, “principalmente, a mujeres, jóvenes y autónomos veterinarios”.
“Los veterinarios que se ocupan de atender a pequeños animales tienden a sufrir mayor estrés y más problemas de salud psíquica, incluso, física, según los resultados de este estudio”.
Del estudio se desprende, además, que "la situación de las mujeres veterinarias, que representan el mayor porcentaje de profesionales en esta categoría sanitaria, es significativamente peor que la de los hombres”. Y es que, por ejemplo, como recoge el estudio, “trabajar de manera autónoma genera una carga de estrés importante, algo que sucede en el caso de muchos profesionales, sobre todo, mujeres".
Los veterinarios estamos muy implicados en nuestro trabajo, realizamos formación y actualización continua de nuestros conocimientos y equipos tecnológicos lo que nos lleva a establecer unas exigencias a nuestra ejecución que nos anima a buscar un perfeccionismo exacerbado, muchas veces empujado por la preocupación de los tutores de las mascotas, que necesitan respuestas inmediatas a las dolencias de sus peludos, algo que no siempre es posible, ni siquiera en la medicina humana. La gestión de la empresa, además del propio desempeño de la profesión de veterinaria, supone una sobrecarga física y emocional importante.
“La gran carga emocional que supone el trato con el animal enfermo y particularmente la exposición a la mortalidad de los animales y la aplicación de la eutanasia en aquellos casos en los que el sufrimiento de la mascota no puede abordarse y presenta una calidad de vida muy limitada, suponen aspectos destacados en el estrés en el que vivimos los veterinarios”.
Y la eutanasia supone además un choque emocional importante en quien ha decidido dedicar su vida, estudios y esfuerzos a curar a los animales, una intervención que los profesionales nunca acabamos de aprender a gestionar del todo bien para nuestra propia salud mental.
Aún así amo mi profesión y no la cambiaría por nada, a pesar de los mordiscos y arañazos, la satisfacción de poder ayudar a una mascota y a su familia humana a seguir disfrutando de la vida y compañía mutua supone el mejor de los bálsamos. Esta es mi misión.