13/05/2024
Algunas amenazas están relacionadas con la sobreexplotación de los recursos marinos, cambio climático, contaminación, acidificación de los océanos, daño al hábitat y la falla en la gestión. Para mitigar estas importantes amenazas, es fundamental mantener el equilibrio entre la explotación de los recursos marinos y la resiliencia del ecosistema a dicha explotación. Este equilibrio debe ser evidente para todos, así como coordinarse e integrarse en las políticas públicas, gobierno, finanzas y gestión de las cadenas de suministro globales donde los recursos oceánicos desempeñan un papel. Las preocupaciones ambientales y económicas han impulsado cada vez más el uso de alternativas ecológicas para explotar los recursos naturales marinos. En la era de la sostenibilidad, donde los modelos de desarrollo están cambiando hacia la circularidad y el desperdicio cero, los sectores de la pesca y acuicultura, junto con muchos de los otros sectores interconectados (industrias de transformación del pescado y productos del mar), son actores clave en el suministro de nuevas tecnologías. coproductos que funcionan como materia prima para otras industrias. Alguna vez consideradas “corrientes de desechos” de capturas incidentales de peces, caparazones y partes no comestibles de mariscos y crustáceos, y especies invasoras como cangrejos y estrellas de mar, sirven como materia prima para diferentes productos con base biológica. Muchas industrias, incluidas la farmacéutica, veterinaria, nutracéutica, cosmética, biomateriales y otras, se benefician del desarrollo de productos y/o procesos que utilizan estos recursos marinos. Dichos productos pueden tomar la forma de medicamentos, fórmulas de alimento para ganado, productos alimenticios para animales de compañía, alimentos especiales y suplementos nutricionales para diversas condiciones humanas, biocomponentes médicos, suplementos de belleza, textiles funcionales o fibras nuevas, biomateriales utilizados en la construcción o soluciones de construcción con base en la naturaleza. y aditivos o enzimas utilizados en procesos industriales y de fabricación, solo por nombrar algunos, para mejorar la productividad con menores impactos ambientales. Estos enfoques promueven el desarrollo de productos sostenibles, modelos de (bio)economía circular, estrategias de cero residuos y reducen la contaminación ambiental.