15/11/2023
"Cuando pienso en la vida de los perros, me doy cuenta de que hemos cambiado drásticamente su existencia natural. Antiguamente, un perro seguía su impulso de caza para satisfacer su instinto de supervivencia, pero en nuestro mundo moderno, les servimos la comida sin que necesiten esforzarse. Al hacer esto, ¿estaríamos suprimiendo su impulso de caza? Les proporcionamos todo lo necesario sin que tengan que activar esa parte fundamental de su ser.
Esta forma de cuidarlos, aunque cómoda y segura, podría estar debilitando ciertas capacidades y comportamientos naturales. Sin la necesidad de cazar o buscar su comida, los perros pueden volverse más pasivos, perdiendo ese vigor y astucia que es intrínseco a su especie. Esta falta de estimulación no solo afecta su bienestar físico, sino también su salud mental y emocional.
Además, este cambio en su estilo de vida me hace reflexionar sobre nuestra percepción de 'enseñarles' cosas. ¿Realmente estamos enseñando a nuestros perros a sentarse, acostarse o ladrar? Estos comportamientos son acciones que un perro sabe hacer naturalmente. Más bien, lo que hacemos es aprender a comunicarnos con ellos para pedirles que hagan estas cosas cuando nosotros queremos. No es tanto enseñar, sino sincronizar nuestros deseos con sus acciones naturales.
Por tanto, en lugar de presumir de enseñar a mi perro, prefiero pensar que estoy aprendiendo a entenderlo y comunicarme con él de manera que respete sus impulsos y capacidades naturales. Al final, mi perro ya sabe hacer todo; yo solo estoy aprendiendo la mejor manera de interactuar con él en su mundo, un mundo que hemos alterado significativamente."
Este enfoque recalca cómo la vida moderna ha modificado el comportamiento natural de los perros, especialmente en cuanto a su impulso de caza, y cómo esta realidad se conecta con la idea de que muchos comportamientos de los perros son innatos, no enseñados por los humanos.