06/11/2022
LA OTITIS EN LOS CACHORROS
La otitis puede tener muchas causas distintas. Entre los factores predisponentes (es decir, aquellos que vuelven al perro más propenso a la otitis) están la conformación del aparato auditivo –por ejemplo, las orejas colgantes– y la estrechez de los conductos auditivos.
El oído del perro se compone de oído externo, medio e interno.
El oído externo está formado por el pabellón auricular y el conducto auditivo. La longitud del conducto auditivo varía, según la raza, entre 3 y 10 cm.
La parte superior del conducto auditivo es vertical, pero, superado un determinado ángulo, llega a una sección horizontal que desemboca en el tímpano. Dicho conducto está cubierto por una piel similar a la de la superficie del cuerpo.
El oído contiene distintos tipos de glándulas que producen cera en mayor o menor medida, dependiendo de la raza y el ejemplar en cuestión. Las células del conducto auditivo hacen ascender la cera y otros residuos como un mecanismo interno de limpieza.
Detrás del tímpano se halla el oído medio, formado por una cavidad llena de aire. En el oído medio encontramos tres osículos o diminutos huesos: el ma****lo, el yunque y el estribo. Por detrás del oído medio se ubica el oído interno, que contiene los órganos de la audición y el equilibrio.
CAUSAS DE LA OTITIS EN PERROS
Existen determinadas patologías que pueden provocar otitis: parásitos como los ácaros, distintos tipos de alergias, cuerpos extraños en el oído o trastornos hormonales. También puede estar originada por problemas en la producción habitual de queratina o por la presencia de pólipos o tumores en el conducto auditivo del perro.
Otros factores que contribuyen a que un perro desarrolle otitis son una alta producción de cerumen o la abundancia de pelo en el conducto auditivo, así como una excesiva limpieza o el uso de bastoncillos de algodón. Además, los perros que se mojan las orejas con frecuencia corren un mayor riesgo.
Al dañarse el conducto auditivo pueden proliferar bacterias y/o hongos y deteriorar este aún más.
SÍNTOMAS :
Es posible que el perro sacuda la cabeza o se rasque las orejas. La otitis también puede resultar dolorosa.
En ocasiones el pabellón auricular se enrojece, inflama y produce una mayor secreción, cuyo aspecto varía dependiendo del tipo de infección del que se trate, pudiendo ir desde el marrón oscuro o amarillo purulento al verduzco. Los oídos también pueden emitir un intenso mal olor.
DIAGNÓSTICO :
El veterinario examinará el pabellón auricular y el exterior del conducto auditivo. Las partes más profundas del oído se exploran con un otoscopio. Este incorpora tanto luz como un cristal de aumento, lo que permite al veterinario la detallada inspección del conducto auditivo y del tímpano.
Con ayuda de un bastoncillo de algodón se recoge secreción y se despliega sobre un portaobjetos. A continuación, la secreción del oído se estudia en un microscopio para verificar la posible presencia de parásitos, lo que se conoce como examen citológico. La muestra se analizará de nuevo en el microscopio, ahora con un mayor aumento, a fin de determinar el tipo de bacterias y/u hongos.
En algunos casos se llevará a cabo un cultivo bacteriano.
TRATAMIENTO :
En caso de otitis, deberán limpiarse los oídos con un disolvente de cerumen. El producto escogido dependerá del tipo de infección y del aspecto de la secreción auditiva. El objetivo de la higienización es eliminar la cera y reducir la cantidad de bacterias y/u hongos.
El perro suele ser tratado también con gotas para los oídos sujetas a receta médica