14/03/2022
Amigos todos, voy a pasar a ocupar este espacio para ir subiendo las noticias recientes de una de mis dos pasiones : ya saben que el arte, especialmente la textilerìa y en concreto el tapiz son un eje de mi vida.
El otro, no menos importante, no menos ocupante y no menos imprescindible son mis perros, mis lebreles (afghan, borzois y whippets) pero en este caso por ser reciente, me ocuparé de los afghans.
Ya les iré contando todo lo poquito que sé y aprendí a lo largo de más de cuarenta años compartiendo mi vida con ellos. Desde entonces, nunca amanecí un día sin un afghan.
Por qué ahora compartir tanto sobre ellos? Tengo dos camadas nacidas recientemente y me dí cuenta que se sabe poco de esta maravillosa raza, y me parece justo hacia ella, volcar algunas reflexiones.
Hace muchísimos años leí unas páginas que quedaron grabadas para mí, de Domingo Passarini, criador de ovejeros alemanes, pero cuyas reflexiones se adaptan a todas las razas.
"¿DESEA UD. COMPRAR UN PERRO?
Si ya ha tenido un perro anteriormente, y ese perro , cualquiera fuera su raza cumplió su ciclo dentro del núcleo familiar, no dude un solo instante en pasar por alto estas páginas. Lea nuestros consejos para la adquisición de un cachorro, corra a comprar el suyo... y disfrútelo.
Si nunca ha tenido perro, o lo tuvo pero lo vendío o lo regaló, le sugerimos posponer su decisión adquisitiva hasta haber meditado (y elaborado su propia tesis), respecto de los interrogantes que plantearemos a continuación:
1) ¿Esta "mentalmente preparado" para adquirir un cachorro?
2) ¿Es plenamente consciente de la responsabilidad que va a asumir?
Consideremos que el primer interrogante queda perfectamente resuelto al apreciar (y entendemos por apreciar "dar su justo valor"), la sideral diferencia que existe entre la adquisición de un objeto inanimado... y un ser vivo. Quien encara la compra de un cuadro y la de un cachorro con el mismo criterio, NO DEBE comprar.. Un cuadro se paga, se cuelga y se olvida. Un cachorro tambien se paga, pero no puede colgarse... y menos aun, olvidarse. Afirmará su presencia, su existencia, durante todas y cada una de las horas del día. Para el cinófilo esa afirmación de existencia es un placer, para quien no lo es implica una molestia.
El lego mira un cachorro y piensa: "un perro es un perro", la que nos parece una afirmación absolutamente correcta, pero tambien absolutamente inservible. La identidad es igual a cero.
El cinófilo mira un cachorro y piensa: "es un ser que la Naturaleza ha gestado combinándose de una manera que no volverá a repetirse, sólo por ésta vez así.. y nunca más. Es vivo, sensible, único".
Las diferencias de apreciación generan, obviamente, diferencias en la relación y en la noción de responsabilidad (segunda interrogante).
El lego apelará siempre al recurso fácil en vez de a la educación, y el "recurso fácil" es siempre la cadena o el encierro, y finalmente venderá o regalará su perro, un perro crecido, indócil y hambriento de afecto, a otra persona que, si no tiene mentalidad cinófila, se lo venderá o regalará a su vez a otra persona que...
¿Cómo o qué piensa un cinófilo?
"Un perro está siempre preparado para tener amo... pero el amo no lo está siempre para tener perro".
"El que decide la compra soy yo, por mi propia voluntad, y no el perro. Por lo tanto la responsabilidad de esa vida recae íntegramente sobre mí".
..."cada uno es responsable para siempre de aquello que ha domesticado". (Saint Exupery)
Mi condición de más inteligente me obliga a acortar las distancias para comprender, condicionar y educar a ese ser a fin de integrarlo adecuadamente al medio ambiente en el cual deberá convivir".
"Esta tarea que me impongo es un desafío a mí mismo y a mi condición, y sus resultados me darán la medida de mi capacidad, porque un perro es lo que su dueño quiere o deja que sea".
Es a partir de estos conceptos, de esta "preparación mental", que comenzará a elaborar una relación rica, perfecta y hermosa.
Ahora bien: ¿Se siente Ud. cinófilo? Si es así, corra a comprar un cachorro. Ese que elegirá entre tantos otros para convertirlo en "su perro", no lo defraudará jamás. Será un integrante más de la familia, compartirá los juegos de sus hijos, lo despedirá y recibirá con su inagotable caudal de alegría, lo acompañará en sus paseos, contribuirá a hacerlo olvidar sus problemas cotidianos, y defendiendo aun a costa de su vida a usted, a los suyos, o a su patrimonio, dictará una silenciosa e inolvidable cátedra sobre "la lealtad insobornable" y "la nobleza en su más oura expresión".