31/10/2020
Caminaba por las oscuras calles asustada.
Ni si quiera recordaba como había llegado hasta allí, solo que, en un momento, salió despavorida por aquel ruido ensordecedor que no sabía de donde provenía,
Su estómago rugía del hambre.
Si estuviera con sus amigos, podría ir con ellos a comer, como cada noche hacía.
Se aventuró a salir de su escondite en busca de algo para paliar al menos el dolor de estomago que le provocaba el hambre, pero de repente, unos pasos, unas carcajadas.
“Mirad, ahí, vamos a por ella”, oyó y sus pupilas se dilataron del miedo, vio como aceleraban el paso cada vez más y empezaron a correr hacia ella, de nuevo corrió despavorida sin mirar atrás, consiguió perderles de vista y encontró un nuevo escondite.
Todo su cuerpo temblaba de miedo, el hambre le estaba dejando ya apenas sin fuerzas y tenía que exponerse de nuevo para buscar algo que echarse a la boca.
Su corazón latía a mil por hora con cada paso que daba exponiéndola de nuevo.
Ya era tarde y empezaba a hacer mucho frío, pero por suerte, el peligro de que alguien la pillara caminando sola había disminuido considerablemente.
Caminó por las calles en busca de algo para comer, su cuerpo temblaba con cada ruido extraño pero el hambre, podía más que el miedo.
Encontró un grupo de gatos que, igual que ella estaban hambrientos y escondidos, empezaba a llover y corrieron todos bajo los coches, le preguntó a uno de ellos.
“¿Por qué estáis aquí, en lugar de buscar comida?, aquí no hay nada”
“Ella viene cada noche” le contestó uno.
“Estamos esperándola”, exclamó otro que corría a refugiarse bajo el coche de al lado.
De repente, unos pasos, ella se estremeció de nuevo pensando que volverían a correr tras de ella.
Pero los demás, salieron de sus escondites y corrieron tras esos pasos, felices de su llegada.
Se quedó observando como todos la saludaban con sus rabos levantados, y ella, les dedicaba unas palabras amables mientras caminaban a su lado.
Les puso comida uno a uno y de repente, miró fijamente hacia donde estaba ella.
“¿y tú? ¿quién eres?”
Se acercó lentamente hacia el coche donde se escondía, pero el pánico, el cansancio y el hambre, no le dejaban salir corriendo de nuevo.
“¿Tienes hambre, pequeña?”
Ella le contestó con un pequeño maullido y ella, metió la mano en su bolso y le ofreció un poco de comida que en ese momento le olió a gloria.
Tal era el hambre, que poco a poco salió de ese escondite hasta llegar a la comida. No se fiaba mucho de aquella humana, no la conocía, pero por primera vez, alguien le hablaba con amabilidad.
Se quedó a su lado mientras se comía todo, y entre bocado y bocado, le agradecía ese gesto de amor, con cabezazos en su mano, y unos tímidos ronroneos.
“Bienvenida a la colonia, pequeña. Te llamaré Bella”
Ella la miró, le dedicó una caída de parpados y un maullido tímido.
La humana amable, se levantó mientras le decía. “Durante el día, escóndete bien, No te dejes coger, ni atropellar, ni envenenar, yo volveré cada noche, espero verte mañana”.
Ella siguió comiendo, con la esperanza de que mañana vuelvan a dedicarle unas dulces palabras de amor, el único gesto amable que había recibido en su corta vida.
NO HAY HISTORIA MÁS TERROFICA QUE LA QUE VIVEN LOS ANIMALES EN LAS CALLES.
“Feliz” Halloween.
- Encontrado en la red