06/11/2020
Cumplo mi promesa de contarles la historia de mi hermano Rudy, el que llenó mi corazón y me ayudó a cambiar parte del temor a los humanos, en amor por la vida.
Rudy es un mestizo tan guapo y de buen porte como yo, sin falsas modestias… estoy muy orgulloso de mi hermano.
De padre border collie y madre rottweiler, sacó la ternura del padre y la fiereza de la madre. Muy inteligente desde su nacimiento, dulce y alegre fue el primero de sus 5 hermanos en ser llevado por una familia.
Juguetón, y muy tierno, nunca dejaba la sonrisa que siempre lo caracterizó, por lo que el hijo menor de su familia humana lo amaba y lo consideraba su mejor amigo y el compañero perfecto de juegos.
Al cumplir 6 meses, el padre humano que era policía o militar (no estoy muy seguro) fue destinado a otro sitio, lejos de Cochabamba. La mudanza era complicada, más aún con su esposa nuevamente embarazada y dos niños, por lo que decidieron dejar a Rudy en Cochabamba.
En el primer intento, lo llevó a una plazuela y mientras él jugaba su familia humana se fue de ahí, pero Rudy rastreó su olor y regresó a la casa en la que vivían; en el segundo intento, lo trató de dejar en una zona más alejada, desde donde creyó que no lograría rastrearlos, pero Rudy, que ya estaba alerta corrió y entró a la camioneta antes que la familia humana, por lo que no pudieron dejarlo.
Finalmente, llegó el día del viaje… llevaron a Rudy a una plazuela y lo lanzaron desde la camioneta en movimiento… el cachorro, creyendo que él se había caído, corrió detrás, ladraba, aullaba… lloraba… y los veía alejarse cada vez más. Cuando quedó sin aliento, debajo del paso a desnivel, se echó llorando…
Un vecino de la zona, que había visto la escena y que además reconoció a su padre humano, trató de llevarlo con él y sus perritos, pero Rudy volvió a correr por la ruta por la que se había ido la camioneta.
Mientras tanto el vecino llamó a su padre humano y se enteró de la triste noticia de su abandono.
Por la noche Rudy regresó al punto de la plazuela en que había sido lanzado… tenía sus patitas sangrando de tanto caminar, estaba deshidratado y su mirada que siempre había sido alegre y vivarracha, se veía nublada por la tristeza y desconsuelo.
Pero Rudy no perdía la esperanza de encontrar a su familia; cada día salía a buscarlos; recorría muchos kilómetros hacia todos los puntos cardinales, pero nada… infinidad de veces llegó hasta la casa en la que vivía con su familia y comprobaba con gran tristeza, que la casa estaba con nuevos ocupantes.
En sus recorridos diarios hizo muchos amigos; su carácter alegre y dulce le ganaba la simpatía de canes y también de humanos. Muchos perritos callejeros, sobreviven encontrando alimento en los basurales, pero Rudy conseguía que algunos humanos compartan con él, lo mejor de su merienda.
Algunos amigos humanos de Rudy querían llevarlo a sus casas y adoptarlo, pero él seguía buscando de manera persistente a “su familia”, no podía creer que lo hubieran dejado.
Vagó por un año y medio, pero siempre regresaba a la casa en que vivió con su familia y a la plazuela en que lo abandonaron, ya que guardaba la esperanza de que vuelvan a buscarlo… soñaba con el reencuentro, necesitaba demasiado el abrazo de los humanos que lo habían hecho sentir parte de su vida y, a quienes él realmente hizo su manada.
Un día, una de mis familias humanas estaba paseando con mi hermano Toby, el bondadoso y leal Toby… Rudy corrió con el deseo de jugar con ellos, pero mi mamá, creyendo que estaba buscando pelear, lo botó y le dijo que vaya a su casa. Unos pasos retrasado, venía Pablo y él defendió a Rudy y mostró a nuestra madre que era un perrito callejero porque estaba sucio, flaquito y parecía tener hambre.
Rudy vio con ternura y agradecimiento a Pablo y en señal de amistad, apoyó su cabeza en la pierna de este humano que le había parecido tan bondadoso y agradable… desde ese día, Rudy empezó a seguir a Pablo, a observar los horarios en que pasaba por la plazuela, los lugares a los que iba… y muchas veces lo esperaba en el camino y lo acompañaba hasta su casa.
La madre de Pablo, (una de mis madres humanas, que me ama y cuida mucho, no es muy amante de otros animalitos… o no lo era en ese momento) le pidió que no le de nada a Rudy, ni agua ni comida, para que no se acostumbre a ir a la casa. Pablo, con mucha pena, cumplió ese pedido, pero no pudo evitar que Rudy lo siga buscando.
Cada día que pasaba, el amor entre Pablo y Rudy era mayor… crecía también la pena que sentía Pablo cada vez que se despedía de Rudy y aumentaba la preocupación de que viviera en la calle, de que pasara la noche a la intemperie. Pablo pasaba noches en vela, sobretodo cuando llovía o hacia frio.
Una noche llegaron los padres de Pablo y encontraron a Rudy en la puerta de su casa, estaba echado en el suelo y miraba por debajo de la reja; la madre de Pablo se acercó pensando en decirle que se vaya… pero su sorpresa fue grande al ver que, de los ojitos de Rudy caían lágrimas… no le dijo nada y entró a la casa… tras el portón de madera, estaba Pablo sumido en una profunda tristeza.
Esa noche, la que no pudo dormir fue la madre de Pablo… pensaba qué podría hacer para conseguir un hogar a ese pobre animalito… lo vio como un ser dulce e indefenso, golpeado por la vida y por la crueldad de los humanos… aunque no conocía todavía su historia, presentía que Rudy había sufrido demasiado en las calles, la atormentaba pensar en él vagando por las calles, pasando hambre, frio… tal vez maltrato.
Por supuesto, pensó en mi bondadoso padre José… en él piensan todos los vecinos cuando encuentran algún animalito en apuros. Al día siguiente le sugirió a Pablo que hable con él, para ver que se podía hacer. Cuando Pablo habló con él, le dijo que lo conocía y que ya había estado tratando de meterlo a su casa, por lo que quedaron en que Pablo lo lleve la próxima vez que lo vea.
El momento llegó… Rudy regresó con Pablo y entró a su casa, pero al llegar José, Rudy no se quiso ir con él… y es muy raro, ya que todos los perritos siempre amamos a José desde que lo vemos. Pablo le puso un collar con su número de celular y cuando lo estaba llevando a la casa de José, Rudy escapó.
Durante un mes estuvieron llamando a Pablo de diferentes lugares de la ciudad. Estaba por el parque Tunari y, hasta que Pablo logre llegar para recogerlo, ya llamaban de la Oquendo, de la Blanco Galindo, de alguna oficina por el centro, de la zona universitaria o de la Suecia (para quienes no conocen Cochabamba, mi hermano recorría la ciudad entera, de norte a sud, de este a oeste); no por nada había buscado a su antigua familia durante un año y medio, de manera incansable. Aparentemente, Rudy tenía cierta predilección por el parque Fidel Anze, ya que llamaron varias veces de ese lugar.
Finalmente, llamó la mamá de una perrita en celo, desde la plazuela Sucre… como mi hermano estaba de galán, Pablo logró llegar antes de que él cambie de ubicación. Recogió a Rudy lo llevo a casa, inicialmente como hogar temporal ya que la familia humana temía que Rudy no sea muy delicado con las abuelitas y que pudiera lastimarlas, pero pronto lo llevarían con José.
Apenas expresaron sus temores, Rudy se las ingenió para demostrar desde el primer momento, que era todo un caballero y que sería el perrito más delicado y dulce con las abuelitas si lo dejaban quedar.
Se hizo bañar, cepillar y cortar el pelo, lo vacunaron, desparasitaron… en fin Rudy aguantó con toda valentía cada requisito que la familia ponía para que pudiera quedarse con Pablo, a quien ya consideraba su nuevo padre y a quien amaba más que a nadie.
Finalmente logró quedarse y conquistar el corazón de cada miembro de la familia… las primeras las abuelas. Una de ellas compró los materiales para su casa y Pablo junto con su padre construyeron la vivienda de mi hermano.
Como les había contado en mi historia anterior, conocernos no fue fácil, pero con todas las dificultades y desavenencias iniciales, nos hicimos los mejores amigos del mundo.
https://www.facebook.com/watch/?v=694149354769246
Observando y compartiendo con mi hermano, aprendí a recibir plenamente el amor de mis padres humanos… antes, era leal a ellos, los amaba y “los dejaba que me acaricien” en agradecimiento por todas sus atenciones conmigo, pero me costaba creer que su amor hacia mi era real e incondicional… todavía temía entregar mi amor y mi confianza de manera plena… los más cercanos y a los que dejé entrar en mi corazón eran José y Gabriel… pero… cuando me estaba encariñando mucho, me enojaba de algo para tomarme un tiempo y no permitirles entrar más a mi corazón.
Con Rudy era diferente, primero amé a mi hermano, compartí con él, fuimos juntos a desafiar a la manada de perros callejeros, fuimos juntos a conquistar chicas lindas… aaaaah que chicas las que nos tocaron!!!
Negrita es una belleza fina y sofisticada (es mi dama… toda una princesa) aunque su padre (una buena persona, el suegro) teme que ella esté enamorada de un golfo como yo y, aunque sabe lo guapo y de buen ver que soy, la trata de convencer de que no soy lindo.
Jaky, pequeña y encantadora, me siguió muchas cuadras y creo que se perdió… mientras me perseguía encontró un buen hogar, donde la cuidan y aman mucho tiene un hermano que ya es abuelito, pero la defiende de todo, Ella es la madre de mis pequeños hijos, lindos como su madre, fuertes y galanes como.
Morena la futura chica de Rudy, una bella rottweiler, cachorra todavía… y mi hermano en espera de su primer celo, pero se perfila muy bien.
Nina… el amor de Rudy… la vio y quedó prendado con ella desde la primera mirada… cada vez que se encontraban en la plazuela yo tenía que esperar en otro jardín; era cuando mi hermano perdía la noción de todo alrededor, podía estar horas contemplándola o jugando con ella. Es una hermosa rottweiler… no debo decir que mi hermano parece tener predilección por las chicas de esa raza, pero Nina es especial para él… va más allá del instinto, es fascinación.
Bueno hay algunas otras más, pero les conté de las que nos interesan más y de verdad.
Volviendo a la historia de mi hermano Rudy, todo era amor y felicidad hasta el día de nuestra ultima travesura juntos… escapamos para jugar… ya lo habíamos hecho en anteriores ocasiones, pero siempre regresábamos juntos a nuestro hogar, donde sabíamos que nos aguardaban con amor.
Ese día salimos e hicimos la ruta habitual, la que solíamos hacer con nuestra familia humana… pero las veces que salíamos solos, corríamos más y eso nos causaba un placer especial; los humanos no logran seguirnos el paso.
Estábamos en la calle, nos echamos para descansar y mi hermano estaba con pechera, pero sin collar porque justamente lo habían bañado; luego seguimos a una perrita en celo y yo me distraje… me parece que fue cuando atraparon a mi hermano, posiblemente para buscar a los dueños pero se quedaron con él.
Lo busqué por muchos días, no me importaba comer o dormir, me sentía muy triste al igual que la familia humana. Lo he buscado por todas partes, lo extraño y todos estamos preocupados por él… las abuelitas lloran cada día y yo no sé que hacer.
La familia humana pegó letreros con su foto por varios lugares, pero no aparece. Como les había contado, mi hermano conoce toda la ciudad y sabría regresar a casa, pero debe estar encerrado o peor aún encadenado; les suplico que si saben de algún vecino o amigo que tenga un perrito en su casa, desde hace 3 semanas, nos hagan saber.
Extraño a mi hermano Rudy y él ya sufrió demasiado en las calles, hay muchos perritos que necesitan hogar… por favor no retengan a Rudy, él ya tiene una familia que lo ama de verdad; hago un pedido desesperado a quien lo tenga, por favor déjelo en libertad para volver a casa. Rudy es el peludito del video y yo el de pelo corto. https://www.facebook.com/watch/?v=694149354769246
Agradeceré que me ayuden a compartir.
Negrito.