11/01/2025
Ens permeten compartir aquesta reflexió, molt necessària, potser incómode, però valenta. No és nostra
Gràcies a l'autor
Nuestros perros no son libres.
No me refiero solo a horarios de paseo, comida o amistades.
Me refiero a algo más profundo: no son libres en la relación que tienen con nosotros.
Los míos no me eligieron.
No pueden irse si algo no les gusta ni buscar una vida mejor.
Su falta de libertad es el precio que pagan por vivir conmigo, y eso pesa.
¿Estoy haciendo que valga la pena?
Hubo un tiempo en que creía que los había ‘salvado’ al adoptarlos, pero entendí que esa narrativa no basta.
Ellos no tuvieron opción.
Entonces, ¿qué significa construir una relación justa con seres que no pueden elegir?
Para mí, ha significado repensarlo todo, incluso mis expectativas: que encajen en mi vida, que su presencia me aporte bienestar, que sean felices... y no hablemos de quererlos obedientes y "educados," algo que hace tiempo dejó de intoxicar nuestra relación.
Y esas expectativas, aunque no sean malas, también son un peso.
Cuidar de seres que dependen completamente de mí implica cuestionarme. Pero me ha llevado a mirar al otro desde lo que necesita, no desde lo que yo quiero.
La empatía no como algo genérico, sino como una habilidad: interpretar quiénes son, entender lo que necesitan y ofrecerles lo mejor.
No son extensiones de lo que soy. Son mucho más.
Su forma de ser me desafía a ser más consciente de cómo uso el poder que tengo sobre sus vidas.
Imagina que no permitieras a un familiar humano ser quien es ni tener la libertad de marcharse, ¿podrías llamar a eso relación?
Con mis perros, tengo la responsabilidad de hacer las cosas de otra manera.
No son libres como yo, pero vivir con ellos me ha mostrado mi oportunidad de ser libre. Libre de expectativas, de controlar lo innecesario, de narrativas cómodas.
Me han enseñado que lo importante no es lo que espero de ellos, sino lo que podemos construir juntos.
Creo que en algún momento hay que mirar a nuestros perros y preguntarnos: ¿qué puedo hacer para que esta relación sea más justa, más libre, más verdadera?
Porque aunque ellos no puedan elegir, nosotros sí podemos hacerlo mejor.
Puede que al leerlo aquí suene sencillo, casi obvio. Pero a mí me llevó tiempo, dudas y muchas preguntas darme cuenta.
Y aún sigo aprendiendo.
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