14/05/2023
𝐋𝐀 𝐈𝐍𝐓𝐄𝐑𝐂𝐄𝐒𝐈𝐎𝐍 𝐃𝐄 𝐂𝐑𝐈𝐒𝐓𝐎
1 - 𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐨 𝐧𝐮𝐞𝐬𝐭𝐫𝐨 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫𝐜𝐞𝐬𝐨𝐫... 📖...
BAJO la antigua dispensación, el Sumo sacerdote, después de haber ofrecido sacrificios por el pecado en el atrio exterior, era instruido, en el dia de la expiación, a tomar la sangre de las víctimas y un incensario con incienso ardiendo, y a entrar
dentro del velo, y alli a presentar la sangre delante de Dios, rociándola sobre el propiciatorio.
De la misma manera, tal como nos enseña el Apóstol, Cristo, habiéndose ofrecido en la cruz como sacrificio por nuestros pecados, ha traspasado los cielos, para aparecer allá delante de Dios en favor nuestro. Por ello, de Él se dice que es ministro del verdadero tabernáculo, que el Señor levantó, y no el hombre.
Su oficio sacerdotal es ahora ejercitado en el cielo, donde vive para interceder siempre por nosotros.
Esta obra de Cristo está expresada en la Escritura:
1- Diciendo que Él aparece ahora delante de Dios por nosotros. Hebreos 9:24. La palabra empleada en griego antiguo es: "𝐞𝐦𝐩𝐡𝐚𝐧𝐢𝐬𝐭𝐡ë𝐧𝐚𝐢 = 𝐞𝐦𝐩𝐡𝐚𝐧𝐢𝐳𝐞𝐢𝐧 𝐡𝐞𝐚𝐮𝐭𝐨𝐧 𝐭𝐢𝐧𝐢".
Cristo se presenta delante de Dios como nuestro representante. Su humanidad perfecta, Su
carácter oficial, y Su obra consumada, interceden por nosotros delante del trono de Dios. Todo lo que el Hijo de Dios es como Encarnado, y todo lo que Él hizo en la tierra, lo es, y lo hizo por nosotros; de manera que Dios puede contemplarnos con todo el favor que le es debido a Él. Por ello, Su presencia es una intercesión perpetua y prevalente con Dios en favor de Su pueblo, y logra para ellos los beneficios de Su redención.
2 - Su intercesión es expresada diciendo que se presenta ante Dios en favor nuestro. La palabra empleada en griego antiguo es: "𝐞𝐧𝐭𝐮𝐧𝐜𝐡𝐚𝐧ö", encontrarse con, hablar con.Encontrarse con o acercarse a uno por [griego antiguo "𝐡𝐮𝐩𝐞𝐫"] otro, es interceder en favor de él [𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 8:34; 𝐇𝐞𝐛𝐫𝐞𝐨𝐬 7:25].
Encontrarse con alguien en contra de [griego antiguo "𝐤𝐚𝐭𝐚"] otro es interceder en contra de él [𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 11 ;2]. Según las Escrituras, y hablando a la manera de los hombres, Cristo habla con Dios en favor de nosotros; o, como se expresa en 𝐉𝐮𝐚𝐧 17:9, ÉI ora por nosotros.
3 - Cristo es llamado nuestro Paracleto,[ 𝐩𝐚𝐫𝐚𝐤𝐥ë𝐭𝐨𝐬]. Esta palabra se traduce abogado en 1 𝐉𝐮𝐚𝐧 2:1, y consolador en 𝐉𝐮𝐚𝐧 14:16; 15:26; 16:7. Ninguna traducción expresa su pleno significado. Significa invocado, llamado para ayudar. Asi, el Paracleto es, en el sentido pleno de la palabra, un ayudador, sea cual sea la naturaleza específica de la ayuda prestada.
Sin embargo, por cuanto los culpables, y los desamparados, cuando son hechos comparecer delante de un tribunal lo que necesitan por encima de todo es un abogado; uno que asuma la defensa de su caso; que presente un alegato en favor de ellos y que emplee toda su influencia para conseguir su absolución, es en este sentido de manera especial que Cristo es expuesto como nuestro paraklëtos. Él es nuestro abogado.
Él aparece ante el tribunal de Dios por nosotros. Él defiende nuestra causa. Él presenta Su obra de
obediencia y sufrimiento como la base de nuestra justificación. Él ejerce Su influencia, la influencia de Su carácter como el Hijo de Dios, en quien el Padre está siempre complacido, y a quien Él siempre escucha, asi como la influencia que le es
debida en virtud del pacto de la redención, y el perfecto cumplimiento de sus condiciones, para asegurar para Su pueblo todo el bien que necesitan.
Por ello, es especialmente en pasajes que hablan de justificación, y de proceso judicial, que se
expone la intercesión de Cristo. [Véase.. 𝐑𝐨𝐦𝐚𝐧𝐨𝐬 8:34; 1 𝐉𝐮𝐚𝐧 2:1.]
2 - 𝐒𝐮 𝐧𝐚𝐭𝐮𝐫𝐚𝐥𝐞𝐳𝐚..
En cuanto, a la naturaleza de la intercesión de Cristo, es poco lo que se puede decir. Los teólogos Reformados consideran suficiente decir que la intercesión de Cristo incluye:
[1] - Su comparecencia ante Dios en nuestro favor, como el sacrificio por nuestros pecados, como nuestro Sumo Sacerdote, sobre la base de
cuya obra recibimos la remisión de nuestros pecados, el don del Espiritu Santo, y todo bien necesario.
[2] - Defensa en contra de la sentencia de la ley y de las acusaciones de Satanás, que es el gran acusador.
[3] - El ofrecimiento de Si mismo como nuestra garantia, no sólo de que se probará que las demandas de la justicia han quedado satisfechas, sino de que Su pueblo será obediente y fiel.
[4] - La presentación como sacrificio de las personas de los redimidos, santificando sus
oraciones, y todos sus servicios, haciéndolos aceptos delante de Dios, por medio del grato aroma de Sus propios méritos.
3 - 𝐒𝐮𝐬 𝐨𝐛𝐣𝐞𝐭𝐨𝐬 ...
En cuanto a los objetos de la intercesión de Cristo, hasta allí donde la intercesión de Cristo constituye parte de Su obra oficial como Sumo Sacerdote de nuestra profesión, Él intercede sólo por aquellos que le aceptan como su sacerdote, y a los que representa en el pacto de la redención.
Esto viene de la naturaleza de su oficio como Sacerdote, por su propia y expresa declaración, y
por el hecho que su intercesión es ciertamente eficaz. A Él el Padre siempre le oye. Si el intercediera por todos, ciertamente que todos se salvarían.
4 - 𝐋𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫𝐜𝐞𝐬𝐢𝐨𝐧 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐬𝐚𝐧𝐭𝐨𝐬...
Hay sólo un Mediador entre Dios y los hombres, y sólo un sumo Sacerdote por medio de quien nos allegamos a Dios. Y como la intercesión es una función sacerdotal, de ello sigue que Cristo es nuestro único intercesor.
Pero hay un sentido en el que todos los creyentes son reyes y sacerdotes para Dios, que es consecuente con el que Cristo sea nuestro único rey y sacerdote; asi que hay un sentido en el que un creyente puede interceder por otro, que no es inconsistente con que Cristo sea nuestro único intercesor.
Por intercesión en el caso de los creyentes sólo se significa que un hijo de Dios puede orar por otro, o por todos los hombres. Interceder, en este sentido,. es meramente orar por alguien. Pero en el caso de Cristo expresa un acto oficial, que nadie puede llevar a cabo que no posea Su oficio.
Asi como bajo la antigua economia un israelita podia orar por sus hermanos, pero sólo el Sumo Sacerdote podia entrar dentro del velo e interponerse oficialmente en favor del pueblo, asi ahora, aunque nosotros podemos orar unos
por otros, Cristo sólo puede aparecer como sacerdote delante de Dios en nuestro favor y alegar Sus méritos como la base sobre las que debieran ser contestadas Sus oraciones por Su pueblo.
Los Protestantes como somos llamados por parte del Catolicismo, objetamos, a la intercesión de los santos tal como se enseña y practica totalmente antibiblica de la Iglesia de Roma.
1. Por cuanto supone una clase de seres que no existen; esto es, de espiritus difuntos canonizados. Son sólo los que, con los ángeles, han sido oficialmente declarados por la Iglesia [de Roma], en base de sus méritos, como morando ahora en el cielo, los que son considerados como intercesores.
Esto, sin embargo, es una suposición carente de autoridad por parte de esta Iglesia. No tiene prerrogativa alguna que la capacite para decidir tal cosa, y apuntar a los que quiera entre los espiritus glorificados. A menudo los que así han sido honrados han sido verdaderos enemigos de Dios, y perseguidores de Su pueblo.
2. Conduce a la idolatria práctica. La idolatria es la adscripción de atributos divinos a una criatura. En la mente popular, los santos, y especialmente la Virgen Maria, son considerados como omnipresentes; capaces de oir, en todo tiempo y
lugar, las oraciones que les son dirigadas, y de suplir las necesidades de sus devotos.
3. Constituye un menosprecio de Cristo. Por cuanto Él es el único y suficiente mediador entre Dios y el hombre, y por cuanto está siempre dispuesto a oír y dar respuesta a las oraciones de su pueblo, supone alguna deficiencia en Él, si
necesitamos otros mediadores para que se acerquen a Dios en nuestro favor.
4. Además, es contraria a las Escrituras, por cuanto se supone que los santos prevalecen ante Dios en base de sus méritos personales. Y ningún ser humano no tiene tal mérito delante de Dios. Nadie tiene ningún mérito que presentar por su
propia salvación, y mucho menos por la salvación de otros.
5. Esta práctica es supersticiosa y degradante. La superstición es fe sin evidencia. La práctica de la invocación de los santos está fundamentada en una creencia que carece de apoyo en las Escrituras. Es invocar a ayudadores imaginarios. Degrada a los hombres al apartarlos de Dios y hacerlos volver a las criaturas, conduciéndolos a poner su confianza en un brazo de carne, en lugar de en el poder de Cristo. Por ello, aparta los corazones y la confianza de la gente de Él,
dirigiéndolos a aquellos que ni pueden oír ni salvar.