11/02/2023
Mi hija mayor saca nueves y dieces en matemáticas, en un colegio muy exigente y sin matarse a estudiar. El año pasado, a sus 10 años, me dijo que las matemáticas se le daban fatal. Yo no entendía nada, pedí una tutoría. Su profesora me contestó: “Ay, hija mía, el patriarcado”.
El patriarcado. ¿Qué nos pasa con el patriarcado? Muchísimas cosas, entre otras, hace creer a las niñas que no son buenas en ciencias. ¿Por qué? Son muchos los factores y no siempre son fáciles de identificar, pero uno muy potente es la falta de referentes femeninos en la ciencia. ¿Nos hablan los libros de texto de Jane Goodall o de Rachel Carson? ¿Nos hablan de Ada Lovelace o de Hedy Lamarr? ¿Nos hablan de Margarita Salas o de Joselyn Bell? “Pues mi prima es científica y no tuvo ningún problema”.
Genial, enhorabuena por tu prima. Pero no todas las científicas tienen por qué ser luchadoras, rebeldes y valientes para poder llegar a algún sitio. Queremos poder ser científicas sin que sea necesario tener un tipo de carácter específico para ello. Al igual que nuestros compañeros los hombres.
Y es que, justo esto le pasó a Jane Goodall, quien se convirtió en una leyenda de la ciencia con solo 27 años, gracias a su estudio de los chimpancés y la relación que conservan con nosotros, los humanos. Como dicen en National Geographic, “una mujer sin credenciales había redefinido el significado de ser un hombre”.
Por esto, en el Día de La Niña en La Ciencia, nos acordamos de todas esas mujeres que vinieron antes que nosotras, que nos abrieron camino y cuyo reconocimiento es muy necesario, para que sea un mundo más justo y mejor.