03/09/2023
"Para amar a una rescatadora debes amarla toda. Debes amar las cicatrices que cubren su cuerpo de animales heridos y asustados que ella estaba tratando de ayudar. Debes amar su corazón fracturado, que ha sido roto tantas veces que ya ni siquiera se toma el tiempo de reparar los pedazos.
Para amar a un rescatador, debes abrazar su agallas y determinación, y saber que aunque lucha una guerra que nunca podrá ganar, puede y de hecho ganar algunas batallas. Debes amar las lágrimas que ella derramará por aquellos que perdió. Debes darle consuelo que ella se niega a aceptar, ya que se culpa a sí misma por cosas que nunca podría haber previsto.
Para amar a un rescatador debes reconocer la rabia que siente hacia el mundo a veces, y saber que la ira es impulsada por un amor a la vida que pocos tienen. Debes darle espacio y espacio para llorar y llorar por las pérdidas que otros han causado por descuido o crueldad.
Para amar a un rescatador debes entender que su pasión por sanar y salvar es un llamado, no una elección. Debes aceptar que salvar animales es parte de su alma y sin eso ella nunca podría ser feliz.
Para amar a un rescatador debes ser paciente. Debes aceptar que su trabajo es lo primero. Ella renunciará al sueño, renunciará a la comida, renunciará su vida por los animales necesitados. Ella trabajará incansablemente hasta que su cuerpo y mente le fallen por completo y no pueda seguir adelante.
Para amar a un rescatador, debes ser fuerte. No debes sentirte amenazado por su concentración y amor por los animales. Debes aceptar que las cosas que amas de ella, la fuerza, las convicciones y la lealtad son también lo que impulsa su sentido del deber hacia los animales necesitados; no puedes tener uno sin el otro.
Para amar a un rescatador nunca debes pedirle que elija, porque ella lo hará, y no serás tú. “
Autor desconocido