23/09/2012
Conoces la Quinta "Ley" Espiritual para los G**s y las Lesbianas?
Así como hay verdades científicas que caracterizan al universo, también hay verdades espirituales que describen nuestra relación con Dios y que nos conducen a la libertad auténtica.
1. Primera Verdad: "Dios es Amor" (1 Juan 4:8, 16)
Dios, tu creador, te ama y te acepta tal como eres. Él tiene un plan magnífico para tu vida, que forma parte de su proyecto de liberación para todos los oprimidos. "Por que de tal manera amó Dios al mundo que ha dado a su hijo unigénito para que todo aquel que en Él crea, no se pierda, más tenga vida eterna" (Juan 3:16).
El Plan de Dios para tu vida personal.
Jesús afirma (Juan 10:10): "Yo he venido para que tenga vida eterna y para que la tengan en abundancia" ,una vida íntegra y con propósito.
Pero el Amor Universal de Dios, tal como lo manifestara el ministerio de Jesucristo, incluye una "opción preferencial por los pobres y oprimidos" (Juan Pablo II). Esto es así porque Dios, como Señor de la historia, está llevando a cabo, en la historia humana...
Un proyecto de Liberación Universal.
Jesús dijo: "El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar la Buena Nueva a los pobres; me ha enviado a pregonar la libertad a los cautivos, dar la vista a los ciegos y a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor" (Lucas 4:18-19). Afirma el Apóstol Pablo: "Por que también la Creación misma será liberada de la esclavitud de corrupción, a la Libertad Gloriosa de los hijos e hijas de Dios" (Romanos 8:21).
¿Por qué tantas personas no están experimentando esta vida plena, abundante y significativa, llena de sentido?. ¿Y por qué existe tanta opresión, odio y persecución contra los grupos minoritarios, débiles y marginados (los pobres, los indígenas, los negros, los judíos, las mujeres, los niños y los ancianos, las minorías sexuales, etc.)?
¿Por qué?
2. Segunda Verdad: Nos apartamos de Dios.
Los seres humanos –tanto los oprimidos como los opresores- nos falta el amor y nos inclinamos a ser egoístas e injustos, lo cual nos aleja de Dios. No hemos comprendido el propósito de Dios, ni hemos respondido a su amor en nuestra vida diaria. No reconocemos el plan de Dios para nuestra vida personal ni tampoco participamos plenamente en el proyecto de liberación que Dios tiene para su creación.
Todos somos frágiles y temerosos, pero sin embargo egoístas. Dada la oportunidad (el poder y la autoridad) buscamos dominar y oprimir a los más débiles. Como señala San Pablo: "Todos se han vuelto opresores egoístas y `por lo tanto están alejados de la presencia de Dios" (Romanos 3:23).
Las mujeres y los hombres (¡incluso las minorías sexuales!) hemos sido creados a la imagen de Dios (quien es amor), para vivir en comunión con Dios y en solidaridad con nuestros prójimos. Pero debido a nuestros temores y a nuestro egoísmo, escogimos nuestro propio camino, buscando dominar al prójimo y oprimirlo. Tal pecado hace imposible una relación íntima con un Dios Santo.
Nuestra voluntad egoísta se manifiesta en opresión activa o en indiferencia pasiva frente al sufrimiento de los demás (Mateo 25:31-46). Tal opresión y falta de solidaridad compasiva (juntas con la religión idolátrica que busca justificar tal comportamiento) es lo que la Biblia denomina "pecado". Puesto que el problema radica en el temor y egoísmo humano, la solución radical (que ataca la raíz del problema) no puede limitarse a un plano horizontal socio-económico-político.
Las soluciones humanas se apartan del proyecto divino de liberación universal y de amor solidario.
El Dios Libertador nos conduce a la Liberación,
comunidad auténtica (seres humanos unidos por el amor fraternal).
Los seres humanos egoístas se llevan a la opresión, marginación, alienación.
"Dios es Luz" (1 Juan 1:5). Es decir, su Amor es puro, veraz, justo, libertador, excelso.
Pero nosotros buscamos escondernos en tinieblas (Juan 3:19-21).
La humanidad injusta es tanto creadora como víctima de sistemas de información y propaganda masivos que distorsionan y enmascaran la realidad. Un abismo separa al Dios liberador de sus criaturas alienadas. A veces pensamos cruzar este abismo de alienación y recurrimos a:
la moral oficial
la filosofía elitista tradicional
"buenas obras" como caridad paternalista en lugar de justicia
la religión idolátrica (toda ideología o propaganda que oculte la realidad y justifique un status-quo injusto)
La tercera verdad nos revela la solución a este problema...
3. Tercera Verdad: Jesucristo nos salva y nos libera.
Jesucristo es el Redentor y Libertador que Dios envió para salvarnos y liberarnos, ya seamos opresores u oprimidos, heterosexuales u homosexuales. Sólo en Cristo podemos conocer la plenitud del Amor Divino y el propósito de Dios para nuestra vida personal. Sólo con Él podemos participar plenamente en su proyecto de liberación para todos los oprimidos.
Por eso se sacrificó por nosotros: "En esto consiste el Amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó a nosotros y envió a su hijo como sacrificio por nuestros pecados." (1 Juan 4:10)
"Por que Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos" (Romanos 5:6).
Durante toda su vida (en la lucha entre opresores y oprimidos) Jesús siempre se puso del lado de los débiles y marginados (pobres, enfermos, mujeres, prostitutas, niños, publicanos, etc.). Como consecuencia de su solidaridad con personas como nosotros, sufrió la opresión y persecución -y por fin, en la cruz, la violencia institucionalizada (como víctima de los líderes religiosos y políticos de su época).
¡Pero Dios lo resucitó! En toda la historia bíblica se ve como Dios procura liberar al oprimido, al pobre, y al marginado (partiendo del Éxodo de los israelitas, esclavos del imperio egipcio). Así también, en el caso de Jesús, Dios se opuso a la violencia humana y a todas las fuerzas de la muerte para resucitarlo.
"Cristo murió por nuestros pecados... fue sepultado y.. resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; apareció a Cefas y después a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos..." (1Corintios 15:3-6).
Él es el único camino. Jesús dijo: "Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre sino es por Mí" (Juan 14:6).
Dios ha cruzado el abismo que nos separa de Él, enviando a su hijo, Jesucristo, a morir en la cruz por nosotros, por todos los seres humanos (hombres y mujeres, niños y ancianos, g**s y lesbianas, heterosexuales, etc.).
Pero no es suficiente reconocer y aceptar nada más intelectualmente estas verdades...
4. Cuarta Verdad: Debemos recibir a Cristo.
El pecado de Sodoma (Génesis 18-19) no era la homosexualidad, sino la falta de hospitalidad que culminó con un atentado de violación sexual contra ángeles (Ezequiel 16:49-50). Uno podría decir que, según la Biblia, somos "salvos por la hospitalidad" (es decir por la fe).
Al recibir personalmente a Jesucristo como Señor y Salvador (Libertador):
Conocemos y experimentamos el Amor y el Plan de Dios para nuestra vida personal.
Y participamos en su proyecto de Justicia y Liberación auténtica.
"A los suyos vino y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que crean en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos e hijas de Dios." (Juan 1:11-12)
Recibimos a Cristo por fe: "Porque por Gracia ustedes son salvos por medio de la fe; y esto no es algo que ustedes mismos hayan conseguido, pues es Don de Dios; no por obras, para que nadie se jacte de nada." (Efesios 2:8-9)
Recibimos a Cristo a través de una invitación personal. Cristo dice: "Mira, yo estoy a la puerta y llamo; si alguien oye mi voz y abre la puerta, entraré a él..." (Apocalipsis 3:20).
Recibir a Jesucristo implica un cambio de rumbo y de actitud hacia Dios y en relación con el prójimo, lo que la Biblia llama arrepentimiento. Al arrepentirnos, pedimos que Dios perdone nuestro egoísmo y se convierta en el Señor de nuestra vida.
De esta manera orientamos nuestros intereses bajo el liderazgo de Jesús Libertador, lo cual da propósito y sentido a nuestra vida y nos lleva a ser ministros de reconciliación y "constructores de la paz" (Mateo 5:9).
De esta forma podemos buscar transformar a aquellas iglesias y otras instituciones que no practican la hospitalidad con las minorías sexuales. El promover la discriminación y la violencia contra las minorías –eso sí es ser culpable de "sodomía".
A continuación se explica cómo se puede recibir a Cristo (ser hospitalario).
¿Cómo recibir a Cristo?
Se puede hacerlo ahora mismo, mediante una breve oración. Dios nos conoce bien y no tiene tanto interés en nuestras palabras sino en la actitud de nuestro corazón. La siguiente oración se sugiere como guía:
"Señor Jesucristo, gracias porque me amas, por haberme creado y aceptado tal como soy (gay o lesbiana); ahora entiendo que te necesito en el centro de mi existencia. Te abro la puerta de mi vida y te recibo como mi Señor y Salvador. Ocupa Tú el lugar central de mi vida y dirígeme en todas mis decisiones. Hazme ser la persona que Tú quieres que yo sea. Gracias por perdonar mi egoísmo, mi orgullo y mi tendencia a oprimir a mi prójimo o a ser un cobarde colaborador de los opresores en lugar de ser solidario con los débiles y oprimidos.
Ahora quiero agradecerte por haber entrado en mi vida y escuchado mi oración según tu promesa, amén".
¿Expresa esta oración tu deseo sincero? Si lo expresa, dila ahora mismo y Cristo entrará en tu vida según su promesa.
¿Cómo estar seguro de que Cristo habita en tu vida?
¿Haz invitado a Cristo a entrar en tu vida? De acuerdo con su promesa en Apocalipsis 3:20, ¿dónde está Cristo? Cristo dijo que entraría en tu vida . ¿Te engañaría Él? ¿En que se basa la seguridad de que Dios contestó tu oración? ¡En la fidelidad de Dios mismo y en la veracidad de su palabra!"
La Biblia promete vida eterna a todos los que reciben a Cristo.
"Este testimonio es que Dios nos ha dado vida eterna y que esta vida está en su hijo. El que tiene al hijo de Dios, tiene también esta vida; pero él que no tiene al hijo de Dios, no la tiene. Les escribo esto a ustedes que creen en el hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna." (1 Juan 5:11-13)
Agradécele siempre por estar en tu vida y porque nunca te abandonará (Hebreos 13:5). Puedes estar seguro de que el Cristo resucitado habita en tí, de que tienes vida eterna desde el mismo momento en que lo invitaste a entrar confiando en su promesa. ¡Él no te engañará!
¿Y si no sientes nada?
No dependas de las emociones.
Nuestra seguridad está en la promesa de la Palabra de Dios y no en nuestras emociones. El cristiano vive por la fe (confianza) en la fidelidad de Dios mismo y la veracidad de Su Palabra.
¡Pero atención, que Cristo nunca te exigió que cambiaras tu orientación sexual, ni el color de tus ojos, ni prometió hacer de los zurdos, diestros! (Tiene cosas más importantes que hacer.)
5. Quinta Verdad: TU ORIENTACION SEXUAL ES UN DON DE DIOS.
Jesús nunca condenó la orientación homosexual ni el ejercicio responsable de la misma como pecado; y nunca tampoco se ofreció para "curar" a los homosexuales de su época como si se tratara de alguna enfermedad como la lepra. El Apóstol Pablo reconoció que en la esfera sexual "cada uno tiene un don particular: a unos de una clase y a otros de otra" (1 Corintios 7:7).
¿Te gustaría dar gracias en oración ahora mismo por haber sido creado a imagen y semejanza de Dios y por todo lo que Él ha hecho por ti? El acto mismo de dar gracias a Dios es una demostración de fe: "Tú fuiste quien formó todo mi cuerpo; Tú me formaste en el vientre de mi madre. Te alabo por que estoy maravillado y es maravilloso lo que has hecho." (Salmo 139:13-14)
La importancia y la problemática en la elección de una iglesia.
En los últimos 20 años los historiadores han comenzado a descubrir la enorme contribución que personas de orientación homosexual han hecho –y continúan haciendo- a la cultura humana y especialmente en la vida de la Iglesia cristiana. Aún varios de los autores bíblicos dan evidencia de una orientación homosexual. Pero en el siglo anterior a Santo Tomás de Aquino la Iglesia empezó a conformarse más con los prejuicios homofóbicos de la sociedad.
Sin embargo, el discípulo auténtico de Jesús no puede vivir aislado, sino en relación íntima con una comunidad cristiana, donde aprende a amar a los hermanos y hermanas (1 Juan 1:3-4). En Hebreos 10:25 se nos exhorta a "no dejar de reunirnos". Si permanecemos separados, como brasas aisladas, nos apagaremos. Si no te congregas con alguna iglesia, llama o visita a algún líder de una iglesia cercana, donde se exalte a Jesucristo como Libertador de los oprimidos y se predique fielmente Su Palabra como Verdad Libertadora (Juan 8:32 y 36). Comienza esta semana y haz planes para participar plenamente.
Importante: Jesús estableció su Iglesia para hacer primicias de su reino venidero, caracterizado por la libertad, la justicia, la verdad, el amor y la paz. Sin embargo, muchas iglesias -como tantas otras instituciones- no han superado los temores y prejuicios contra la gente gay y lesbiana (la homofobia). Ignoran los estudios científicos y modernos sobre las minorías sexuales y la pastoral apropiada para la gente gay y lesbiana.
Por tanto es recomendable y necesario que participes también en un grupo de cristianos de tu misma orientación sexual, o en una iglesia con un ministerio especial para las minorías sexuales. Así podrás tener acceso a la mejor literatura y podrás recibir consejos de hermanos y hermanas cristianos que comparten tu orientación sexual.
Cuídate de acercarte a ministerios cristianos oscurantistas, fraudulentos y homofóbicos que prometen "cambiar" tu orientación sexual, o te exigen apartarte de toda actividad sexual ("abstinencia": un don especial que muy pocos poseen; ver 1 Corintios 7:7 y Mateo 19:10-12; 23:1-3, 13-15).
Sugerencias para el crecimiento cristiano.
En el momento en el que tú, por un acto de fe, recibiste a Cristo, muchas cosas cambiaron. He aquí algunas de ellas:
1. Cristo entró en tu vida y jamás te dejará solo(a). (Apocalipsis 3:20 y Colosenses 1:27).
2. Todos tus pecados te fueron perdonados y has sido liberado(a) del dominio del mal (Colosenses 1:14).
3. Has llegado a ser hijo(a) de Dios (Juan 1:12).
4. Has comenzado a vivir la gran aventura para la cual Dios te creó (Juan 10:10b; 1 Tesalonicenses 5:18).
5. Estás capacitado por el Poder del Espíritu Santo para ser un "hacedor de la historia", lo que te llevará a la plena liberación (2 Corintios 5:17; Hechos 1:18).
¿Puedes imaginar que te haya ocurrido algo más extraordinario que recibir a Cristo? Con la ayuda de Dios, ahora puedes ayudar a otros individuos y a instituciones a liberarse de los prejuicios y la homofobia y servir a los marginados y necesitados.
El crecimiento cristiano es el resultado de amar a Jesucristo y de permanecer confiadamente en Él. "El justo por la fe vivirá" (Gálatas 3:11). Una vida de fe te capacitará para confiar en Dios cada vez más, en cada detalle de tu vida y para practicar lo siguiente:
1. Estudiar la Biblia(*) diariamente (Hechos 17:11), libro por libro, comenzando por el Evangelio de San Juan, escrito por el "discípulo amado" (2 Timoteo 3:14-17).
2. Conversar con Dios en oración continuamente (Juan 15:7; 1 Tesalonicenses 5:16-18).
3. Confiar a Dios cada aspecto de tu vida, especialmente tu vida sexual (1 Pedro 5:7; 1 Corintios 16:14; Romanos 13:8-14).
4. Ser lleno del Espíritu de Cristo y permitirle vivir su vida en tí (Hechos 1:18; Gálatas 5:16-22).
5. Compartir las Buenas Nuevas de Cristo a otros, verbalmente y con tu vida (Mateo 4:19; Juan 15:8).
6. Obedecer a Dios en todo momento, haciendo buenas obras a favor de los necesitados y promoviendo la justicia para los oprimidos (Juan 14:21; Mateo 5:16; Santiago 1:27; Tito 3:14).
* No incluimos aquí una discusión de los seis textos bíblicos que se citan con frecuencia para fomentar la homofobia, pero ver el artículo Homosexualidad: Ni pecado ni enfermedad (haz clic). Se ha demostrado que tal (ab)uso de la Biblia ignora sanas conclusiones científicas y se basa en traducciones e interpretaciones erróneas.
"Este es un bar para homosexuales, Jesús."
Una oración de Malcolm Boyd, sacerdote de la Iglesia Anglicana, de su libro ¿Vienes Conmigo Jesús? (Ed. La Aurora, Buenos Aires, 1968; usado con permiso).
Por fuera, parece un bar como cualquier otro, sólo que no lo es. En este bar los hombres están parados, apretujados en torno al mostrador –algunos simplemente sintiéndose como en casa en este ambiente- otros haciendo contactos en busca de nuevos compañeros sexuales.
Esto no se parece mucho a una iglesia, Señor, pero muchos miembros de iglesias están también aún en este bar. Unos cuantos de los hombres aquí pertenecen tanto a la iglesia como a este bar. Si supieran cómo hacerlo, muchos de ellos te pedirían que estuvieras con ellos en ambos lugares. Algunos de ellos no lo harían, pero, ¿no querías estar también con ellos, Jesús?
"Estoy Enter@."
(Canto de Marsha Stevens/Leroy Dysart 1976. Usado con permiso. Balm Publishing Co. PO Box 1981, Costa Mesa, CA 92628, USA)
Toda mi vida viví fragmentad@, sólo mostraba una parte de mí.
Compartía una parte con mis amigos y otra parte era la que vivía en mi hogar.
Una parte era la que mostraba en mi trabajo y otra la que compartía con la iglesia.
Y otra parte mía quedaba oculta en escondites de desesperanza.
Coro:
Pero desde que llegue a Ti, ante tu trono, estoy entero, tal cual me hiciste.
Cuando habitas en mi corazón, las partes concuerdan perfectamente.
Estuve roto en pedazos y el dolor me dejó su huella.
Pero en tus manos sanadoras ESTOY ENTER@.
Por tus manos sanadoras ESTOY ENTER@.
Ya sé vivir cada tono del espectro de esta luz que Tú me diste.
Aprendí a reír gozosamente vertiendo lagrimas limpiadoras.
Precisamente, las partes que escondía eran dones de Tu amor.
Cada fragmento astillado que te traje me fue devuelto completo y nuevo.