02/12/2014
DEJANDO HUELLA…
Muchas personas se sorprenden ante las emociones que afloran tras la muerte de su compañero fiel. En estos momentos vale la pena recordar que nuestra mascota era parte de nuestra vida, de nuestra rutina y de nuestro hogar. Además del amor que llegamos a sentir por él, era familia, amigo y compañero.
Los más pequeños de la casa y las personas mayores que viven con la única compañía de su animal, son las personas más afectadas por esta pérdida.
Es normal sentirse apático ante su marcha, sin ganas de ver a gente, sin ánimos de nada, incluso sin ganas de comer…
Pero nunca debes culparte porque se haya ido, es algo frecuente, sobre todo, ante situaciones de pérdidas traumáticas y repentinas como las sucedidas a consecuencia de un accidente o de una enfermedad aguda.
Que afloren estos sentimientos es algo normal, puesto que nos sentimos responsables del bienestar de nuestro animal y no entendemos cómo ha podido suceder. En cualquiera de los casos, nuestro amigo se ha ido para siempre y no tiene sentido buscar culpables.
Si tienes más de una mascota, no te olvides de darles cariño y atenderlas, ya que ellas también sienten la pérdida de su otro compañero.
Pero debemos tener en mente que él es insustituible y nunca debes adoptar una mascota para reemplazar al desaparecido. Las comparaciones son odiosas y es difícil apreciar al nuevo animal tal y como es, cuando nos dedicamos a intentar reconocer en él al que ya no está. Aun así no debemos negarnos a poder ayudar a otros animales que están deseando encontrar un hogar y familia como la tuya para seguir dándote ese amor incondicional, DEJANDO HUELLA.