10/10/2011
En primer lugar debemos saber lo siguiente: en la naturaleza del perro no está saber caminar amarrado a una correa, por contra un perro puede de manera instintiva cobrar objetos y traérnoslo sin entrenarlo. Así entonces, el primer paso para evitar problemas futuros es entrenar al perro para que se habitúe a llevar correa, para ésto debemos elegir una correa adecuada a su tamaño y peso, no es lo mismo: una correa para un cachorro de York Shire que para un “cachorrito” de Mastín. ¿Y cómo hacer una elección acertada? pues bien, las características de la correa para un cachorro a nuestro juicio deben ser las siguientes:
Ligereza: la correa no debe pesar mucho ya que es más cómodo para nosotros y lo es también para el perro cuando decidimos dejarlo libre pero con la correa enganchada al collar.
Resistencia: es importante que la correa sea resistente para evitar accidentes. Hay que prestarle especial atención y ver que los cierres son seguros y no van a darnos ninguna sorpresa desagradable.
Longitud adecuada: la correa debe proporcionarle al perro un espacio suficiente para investigar a su alrededor. Dependiendo del tamaño del perro recomendaríamos correas entre 1 y 3 metros. Si queremos llevarlos en corto por motivos de seguridad o para que no moleste, basta con recoger el sobrante de la correa.
Una vez que hemos elegido la correa nos preguntamos si usar arnés o collar fijo. En principio y, si se hace una correcta habituación, debería dar igual. Aún así, tenemos que saber que con el collar fijo tenemos posibilidad de un manejo más preciso sobre todo en los giros y corregir; con el arnés, retenemos mejor si el perro tira (lo que hay que evitar desde el principio) e impedimos que se ahogue.
El uso de collares de castigo para evitar que tire es inútil y solo provoca daños al perro, tanto físicos como emocionales por lo que debemos descartar siempre esta opción.
Un perro tira de la correa inicialmente porque quiere investigar su entorno, tira porque quiere llegar a oler a otros perros, jugar o intentar comer algo del suelo. Si en este momento, conseguimos enseñar al perro que puede llegar a conseguir lo que quiere: oler, jugar, orinar, etc pero que para ello no debe tirar y debe caminar tranquilo, el éxito está garantizado.