26/01/2013
El perro de trineo de Alaska
Hay quienes se plantean si el perro de trineo no será víctima del maltrato y la explotación del hombre. Debido a los abusos que se cometen con los animales, la preocupación no es irrazonable.
Parece que los perros de trineo realizan su labor con entusiasmo, pues la línea de salida es un cúmulo de ladridos en el que cada uno expresa su deseo de marchar por la senda. Algunos están muy ansiosos de correr, como los diez de un equipo que al tirar de sus arreos con tanta fuerza arrastraron la camioneta a la que estaban atados, y eso que tenía puesta una velocidad y el freno de mano.
Los conductores se preocupan mucho por el bienestar de sus animales. En las paradas, se dedica buena parte del tiempo a prepararles la comida y la cama de paja que los aísla de la nieve, así como a cambiarles los botines que protegen sus patas y a curárselas si tienen alguna herida. El descanso de los participantes en la Iditarod consiste en ratos aislados de una o dos horas, aunque hay una parada obligatoria de veinticuatro horas en la que puede descansar seis o siete. Afortunadamente, los perros descansan más que sus amos.
La regla general del conductor es que el perro no debe arrastrar más que su propio peso. El trineo habitual de la Iditarod pesa, incluido el conductor, entre 140 y 230 kilos. Si un corredor tiene un equipo de quince perros, cada uno tira de 15 kilos o menos, un promedio muy por debajo de su peso medio: 25 kilos. Además, durante gran parte del recorrido, el conductor no se m***a en el trineo, sino que corre detrás empujando, ayudando a subir las cuestas o a cruzar el terreno accidentado.
Pese al cuidado que reciben los perros, hay quien opina que las carreras lastiman a algunos de ellos. Según una carta dirigida al periódico The New York Times, la Sociedad Humanitaria de Estados Unidos afirma que algunos perros no pueden acabar el recorrido y hasta mueren extenuados. Se dijo que en buen grado la presión se debe a la gran cantidad de dinero que otorgan las corporaciones patrocinadoras como premio.
Cuatro clases de perros
¿Qué clase de perro puede mantener el paso y al parecer disfrutar haciéndolo? Todo perro puede tirar de un trineo si se le adiestra. Pero el que se emplea en Alaska suele pertenecer a uno de los siguientes cuatro tipos principales: el malamut de Alaska, el husky de Siberia, el husky de Alaska y el perro de aldea o indio, según explica la escritora Lorna Coppinger en su libro The World of Sled Dogs (El mundo de los perros de trineo).
1) El malamut de Alaska es una raza oriunda del ártico. Los exploradores rusos hallaron el malamut en la tribu inuit de Kotzebue Sound, un colectivo que se llamaba los mahlemut o malemiut. Este perro es corpulento y fuerte. Fue idóneo para el acarreo de cargas pesadas durante la fiebre del oro. Es más lento que otras razas, pero este inconveniente se ve compensado por su tremenda fuerza y aguante.
2) El husky de Siberia, de imponente mirada azul, también se considera una raza. Es pequeño, inteligente y rápido, y ostenta manchas características. Fue introducido en Alaska en 1909 por un comerciante de pieles que participó con su equipo de diez siberianos en la segunda competición All-Alaska Sweepstakes.
3) El husky de Alaska no se considera una raza, aunque tiene varias características distintivas. Es una mezcla de perros del norte, y su nombre se deriva de una palabra nativa para esquimal, husky o huski, que significa “devorador de carne cruda”. No es una designación inadecuada, pues los conductores septentrionales del pasado dependían principalmente del pescado seco para alimentar a sus equipos.
4) El perro indio o de aldea es el más habitual de los perros de trineo de la actualidad, aunque no suele tener rasgos distintivos. Es el producto de años de crianza selectiva del patrimonio genético disponible en la zona donde se cría. Puede recorrer un kilómetro en dos minutos y completar una carrera de 30 kilómetros a más de 27 kilómetros por hora, y todavía conservar energías para aguardar con ansia la carrera del día siguiente. Aunque a algunas personas les es indiferente, a los ojos del corredor es hermoso, siempre y cuando sepa andar bien.
La meta
La llegada del triunfador no pone fin a la Iditarod. Quizás pasen entre ocho y diez días más hasta que concluya oficialmente con la entrega del ‘Premio Linterna Roja’ al último corredor que cruce la meta. La linterna roja alude al furgón de cola del ferrocarril, que llevaba una linterna roja.
Cuando reflexionamos en lo que ocurre en la Iditarod, quedamos impresionados por la labor de equipo que realizan hombre y perro, labor que les permite recorrer más de 1.800 kilómetros en un terreno sumamente difícil y con un clima inhóspito. Pese a ello, algunos equipos logran realizar el recorrido en unos diez días y medio. También nos impresionan las maravillosas capacidades físicas y mentales con las que el Creador ha dotado a hombre y bestia, que permiten realizar esta hazaña.