03/12/2024
Ha sido una experiencia maravillosa hablar este fin de semana en el Colegio de Veterinarios de Bizkaia (gracias de nuevo por cuidarnos tanto) sobre las aplicaciones de la etología para el ejercicio de la clínica diaria y, en especial, poder compartirlo con unas compañeras de lujo, como Noemí Graña, Xiana Costas y Gloria Maldonado. Un experimento a 4 voces que ha dado como resultado una canción que ojalá pudiera cantarse a los cuatro vientos:
Que separar salud y comportamiento es un error, que las enfermedades se manifiestan a través de la conducta, y lo hacen en muchas más cosas que los comportamientos típicos (apatía, anorexia, cojera, etc). Y que atender al comportamiento es una forma inestimable de diagnosticar mejor, de detectar más, de procurar un mejor bienestar.
Y cómo iba a ser de otra forma si la enfermedad utiliza tantos mecanismos para cambiar la conducta: modifica el estado de ánimo (generando ansiedad, miedo y frustración), induce un sesgo cognitivo pesimista que nos hace evaluar el entorno del peor modo posible y reduce nuestras estrategias de afrontamiento, afecta (en ocasiones) a nuestra capacidad de formar y recuperar recuerdos, produce sustancias que modifican los neurotransmisores para hacernos más apáticos y más hipervigilantes, altera nuestro descanso modificando los patrones de sueño, desequilibra nuestro estado interno y cambia, para recuperarlo, nuestras prioridades, nos conmina a evitar el dolor y el malestar, generando, incluso, los miedos que haga falta (y los que no), y nos aísla del exterior cuando afecta a nuestros sentidos.
No lo dudéis, si analizamos el comportamiento, cuidaremos mejor la salud.