27/02/2021
MOLDEAR EL CARÁCTER CANINO:
Vamos a tratar de explicar, a través de ejemplos prácticos, cómo repercute el carácter de cada perro nace en el adiestramiento y de qué forma podemos moldearlo -que no cambiarlo- para convertir ese carácter en un aliado y no en un enemigo.
Muy dominante
Son perros difíciles de llevar, de adiestrar e incluso de convivir con ellos. Les cuesta mucho hacer equipo con el hombre. La convivencia con otros machos o hembras, según sea su s**o, es decir, la convivencia con ejemplares de su mismo s**o, será muy complicada. Si es macho la cosa se complicará aún más y no aceptará fácilmente un compañero canino . Será difícil verlos patronear a otros perros, no aguantarán la muestra porque somos sus competidores . Las presiones las llevarán bien porque son perros de sensibilidad física muy baja, bajísima; el dolor les hace crecerse y el instinto de evitación, que en otros perros lleva a la huida o al bloqueo, en estos ejemplares puede llevar a la agresión. Y es que para ellos la presión es una forma de retarlos y no dudarán en aceptar lo que entienden como forma de plasmar su estatus jerárquico, peleando por mantenerlo. Como ya comenté, es muy raro encontrar un ejemplar así perteneciente a alguna de las razas de muestra, y ello gracias a la buena labor de los criadores, que han seleccionado perros y no cocodrilos.
Dominante
Muy parecido al caso anterior, pero con una diferencia primordial: se dejan dominar siempre que sepamos hacerlo. Suelen ser perros de un solo dueño, es decir, si viven en ambiente familiar siempre querrán demostrar que son el ejemplar beta, el que va después del alfa, que seríamos nosotros. Son perros que, incluso bien adiestrados, sólo obedecerán al dueño único. De sensibilidad física, visual y auditiva también baja, soportarán bien las presiones y es muy difícil que se vengan abajo, es decir, que aparezca el bloqueo o el instinto de evitación. Son perros ideales para adiestrar cuando empezamos, ya que es muy difícil estropearlos por pasarnos con la presión. Aceptan todo, cualquier método de adiestramiento, y por rudo o arcaico que parezca dará sus frutos.
Por otro lado, al soportar bien las presiones, éstas deberán subir de intensidad en ciertos momentos. “Este perro está sordo” o “mira que es terco” son frases típicas al referirse a estos ejemplares. Es muy importante mantener unas pautas de obediencia con estos canes para que recuerden en todo momento quién manda. Los gestos jerárquicos son también imprescindibles, porque aunque el dominante sea dominado, no por eso deja de tener pretensiones de mandar. Siempre tenderán a querer jugárnosla ante cada nuevo reto, ante cada nueva experiencia, y ante las ya conocidas no será ni la primera ni la última vez que intenten resolver la situación sin contar con nosotros. La adaptabilidad a nuevos entornos y piezas suele ser característica común en estos ejemplares.
Con tendencias dominantes y sumisas
Hago una unión de ambas tipologías porque a la hora de adiestrar viene a ser parecido; es lo que llamaríamos un ejemplar equilibrado, ni dominante ni sumiso, aunque puede tener más tendencia hacia un lado que hacia otro. Son perros de sensibilidades medias. No soportan todo pero tampoco se vienen abajo por un tirón de correa, no se asustan de los ruidos fuertes pero tampoco los ignoran, y ante visiones de objetos desconocidos no les da por huir pero tampoco los ignoran, como haría un dominante puro. Su reacción suele ser la prudencia pero no el miedo. También podría definirse esta tipología como un dominante de sensibilidades medias o altas o como un sumiso de sensibilidades medias o bajas.
Para mí son los mejores a la hora de adiestrar, ya que las correcciones serán las mínimas. Si el instinto de evitación aparece me podré aprovechar de él para que siga aprendiendo, nunca dejándole caer en el bloqueo. Utilizando métodos basados en reforzamientos positivos aprenderán fácilmente y obedecerán con alegría, y si tenemos que aplicar reforzamientos negativos, no necesitaremos que su intensidad sea alta, pues con pocas correcciones asociarán rápido. Sus ganas de agradar y de evitar la presión se convertirán en nuestras mejores aliadas.
A la hora del adiestramiento, mientras que un dominante intentará jugárnosla y necesitaremos reforzar las enseñanzas, con un ejemplar equilibrado no será apenas necesario corregir.
Muy sumiso y sumiso
Si además de su estatus de sumiso le sumamos unas sensibilidades altas, es decir, soporta mal las presiones, el instinto de evitación aparece rápido, el bloqueo es su aliado, los ruidos le asustan, los objetos nuevos le hacen retroceder o incluso huir..., mal asunto a la hora de ponernos a trabajar con este tipo de ejemplar. Son perros a los que continuamente habrá que buscar una forma de motivar. Las motivaciones son la gasolina de cualquier perro, pero mientras que unos ejemplares necesitan simplemente salir al campo o ver un pájaro volar para transformarse, otros necesitarán más, mucho más, para dar de sí lo que llevan dentro.
Son ejemplares muy fáciles de estropear.
Y si la sumisión llega a un alto grado, donde llamaríamos muy sumiso al ejemplar, entonces apaga y vámonos. El perro estará totalmente incapacitado para ser adiestrado. Al igual que ocurría con el otro extremo, con los muy dominantes, es difícil encontrar un ejemplar de estas características. Un perro sumiso e incluso uno equilibrado puede ver moldeado su carácter y parecer un muy sumiso por culpa de la falta de conocimiento y tacto de su dueño. Cuántos perros potencialmente bien capacitados han sido desechados por su inutilidad, aunque ésta fuera la de su dueño. Con esto creo que queda claro la importancia del carácter y de conocer la forma de trabajar con cada ejemplar.
Falsos dominantes y falsos sumisos
Ésta es una denominación, a mi entender, poco científica o demostrada; es una forma que yo tengo de circunscribir a algunos ejemplares a una tipología de carácter poco definida o difícil de definir. Si recordáis el artículo que trataba sobre el bloqueo lo entenderéis mejor. Son ejemplares que hacen de una actitud instintiva una actitud aprendida como forma de librarse de la presión. Normalmente suele ser culpa nuestra por no poner remedio a tiempo, por aplicar mal el timing en el adiestramiento o por finalizar las sesiones de adiestramiento de forma negativa. También son actitudes aprendidas de cachorros. Ya puse el ejemplo de ese cachorro que al mamar hace daño a su madre y ésta le recrimina; el cachorro chilla porque sufre dolor y la madre de forma instintiva cesa el castigo, dejando de morder al cachorro. Ese cachorro puede coger la actitud de chillar a la menor presión, aunque no sienta dolor, como una forma de liberarse de esa presión a la que es sometido o simplemente cuando es acosado por otro perro. Esos perros a la hora de adiestrar, de dar un tironcillo con la correa, se pondrán a chillar como si les hiciéramos un daño horrible. Es curioso ver cómo si esa presión de la correa no cesa, ellos dejan de chillar y suelen acudir al bloqueo, llegando un momento en que si no remitimos la presión, el perro sale del bloqueo de forma alegre. Ése es un falso sumiso o un perro que nos engaña haciéndonos pensar que es muy sensible, cuando realmente no lo es. No quiere decir que sea dominante y es una forma de definir a este tipo de ejemplares.
El falso dominante, por otra parte, es aquél que muestra tendencias dominantes y al menor signo de autoridad por parte de otro perro humilla rápidamente. En cuanto a las presiones ejercidas por nosotros, lo que a priori nos parece un perro fuerte (de sensibilidad baja), realmente no lo es y pasa de soportar una presión media perfectamente a venirse completamente abajo si nos pasamos un poquito en esa presión.
Todos y cada uno de los ejemplos que hemos visto, de las diferentes tipologías, se pueden moldear, quiero que quede claro, pero nunca cambiar. Sobre todo porque las sensibilidades varían dependiendo de las motivaciones, pero sin motivaciones vuelven a ser como antes.