12/06/2021
Perdóname papá, ha sido todo un error.
Estuve allí, donde me dejaste, dos días enteros. Dormí justo al lado de la carretera. Me daba mucho miedo el ruido de los coches al pasar, pero no me moví ni un poco.
Anoche uno de esos coches paró y se bajó ella. Me invitó a comer y le dije que no. Me invitó a dormir en su casa, y le dije también que no. Traté de explicarle que te estaba esperando pero se puso muy pesada. Sacó una correa y me dijo que no podía quedarme allí más tiempo. Me arrepiento mucho, pero le mordí. Lo hice muchas veces. Mordí la correa y me orine. Grité, gruñí y ladré. Entiéndelo, ¡me iba a separar de ti!
Al final, contra mi voluntad, me llevó.
Al llegar a su casa grité todo lo que pude por si podías oírme, pero no viniste. Vomité de los nervios. Le dije una y otra vez que tenía que volver, que me dejara ir, y le volvi a morder otra vez. Estaba desesperado. ¿Qué ibas a pensar al llegar y ver que no estaba allí? ¡Creerías que te había abandonado! Yo, que te quiero con toda mi alma, que no dejo de llorar por ti desde que nos separamos. ¿Cómo iba yo a hacer algo así?
No sé dónde estás ni por qué ese día paraste el coche y te fuiste corriendo, seguro que tenías algo muy importante que hacer. ¿Puedes venir ya a buscarme?
Hoy he comido porque las tripas me hacían daño pero he dormido en el suelo, temblando, no quería ninguna de esas camas, son más blanditas pero no son la mía.
Ay, no me lo puedo callar. Le he movido el rabito a esta humana, ha sido sin querer, perdóname. Es que me ha dicho cosas bonitas y me ha dado un beso. Me llama Milo, pero yo ya tengo nombre. Cuando vengas a recogerme díselo, que es más bonito porque me lo pusiste tú.
Sigue diciendo que con ayuda de otros humanos van a encontrar una familia estupenda para mí. Ya verás la sorpresa que se lleva cuando vengas y le expliques que ha sido todo una equivocación.
Porque papá, vas a venir. ¿Verdad?