30/01/2022
Ésta es una de las cosas que pasan cuando NO educamos a nuestros perros. Ellos no pueden asumir responsabilidades. Nosotros sí, y debemos hacerlo.
Uno de los aspectos más importantes de la Tenencia Responsable de Perros, es la RESPONSABILIDAD que cada cual tiene de EDUCAR a su perro. Con o sin ayuda profesional. Pero con eficacia. En mi opinión, el error más grave cometido aquí, no es la reacción del muchacho que descarga inútilmente su impotencia e indignación contra el perro, y que horroriza con su furia a más de uno. No justifico en absoluto esa reacción: TODOS LOS ANIMALES NO HUMANOS SON SIEMPRE INOCENTES, HAGAN LO QUE HAGAN. Y TODO LO QUE HACE CUALQUIER PERRO, ES RESPONSABILIDAD DE SUS "DUEÑOS", a los que prefiero llamar responsables. El peor error aquí, el error que fue la causa de una muerte, es un error demasiado común, un error que tal vez cometen muchos de los que ven este video: el error de creer que con solo cerrar la puerta, y vigilar que permanezca bien cerrada, el perro no se escapará, o que no intentará salir si nos ve parados en la puerta (como en este caso). Esa clase de precaución no es suficiente, tarde o temprano falla: en algún momento la puerta queda mal cerrada, o el perro aprende a abrirla, o aprovecha un segundo de descuido para escaparse a la calle, o se escabulle entre las piernas de quien entra o sale (como en este caso). No todos los perros que se escapan a la calle atacan: pero todos corren peligro. Muchos terminan perdidos, mientras los refugios caninos desbordan, los rescatistas agotan sus fuerzas, y las personas que perdieron a su perro desesperan. Algunos son atropellados por vehículos al cruzar alguna calle. Otros mueren intoxicados tras ingerir sustancias que encontraron en la vía pública. El error, en todos estos casos, es el mismo: no educarlo. No enseñarle, COMO PARTE de la educación, a esperar siempre un permiso para salir a la calle, aunque la puerta se encuentre abierta de par en par, y aunque por delante de la puerta pase un perro, un gato, o un millón de tentaciones. Es no crear cotidianamente, en el perro, hábitos de disciplina y respeto a la autoridad de sus responsables. Algunos por pereza, otros por subestimar los peligros. Es el error de no interiorizarse en el tema, para aprender qué es la educación canina, en qué consiste, y cómo se lleva a cabo. Es el error de la omnipotencia. Es el error de creer que se sabe, lo que ni siquiera se intuye. Cualquiera que siempre tuvo perros, cree por eso que sabe, que puede predecir sus comportamientos, entender su psicología, conocer sus procesos mentales, como si yo, que siempre tuve televisores, supiera cómo funcionan por dentro. Muchos opinan y pocos preguntan. El más ignorante suele ser el más soberbio. Éste es el pecado, que muchas veces, cuesta una vida inocente.
Alejandro Marinelli - Adiestrador e Instructor de Educación Canina. Investigador de la Conducta de los Perros.