14/08/2023
𝐋𝐞𝐢𝐬𝐡𝐦𝐚𝐧𝐢𝐨𝐬𝐢𝐬 𝐂𝐚𝐧𝐢𝐧𝐚
La leishmaniosis canina es una enfermedad causada por Leishmania infantum, un protozoario parasítico que se transmite con la mordida de la mosca de arena o flebótomo. Los organismos de la Leishmania son miembros de la familia tripanosoma (orden kinetoplastea). Los vectores de Leishmania canina son miembros del gen flebótomo en Europa y del gen Lutzomyia en el Nuevo Mundo.
🟦Las infecciones por leishmania presentan tres características patogénicas:
-El objetivo celular del parásito son los macrófagos, que están inhibidos en términos de actividades antimicrobianas y se convierten en el sitio ideal de reproducción del parásito
-El establecimiento de la infección y el progreso de la enfermedad dependen de la respuesta inmune del anfitrión
-Una vez establecida, la infección suele mantenerse en los tejidos.
🟥Signos clínicos
La leishmaniosis canina es una enfermedad sistémica o visceral, pudiendo afectar a numerosos sistemas u órganos. Puede afectar a perros de cualquier raza, se ha mostrado una predisposición en perros machos y en razas como el pastor alemán o e bóxer.
Los signos clínicos que se presentan en la leishmaniosis son producidos por dos principales mecanismos patogénicos.
Por un lado, una inflamación granulomatosa no supurativa en los lugares donde se multiplica el parásito y, por otro, el depósito de inmunocomplejos en distintas localizaciones anatómicas. Debido al primer mecanismo se han descrito manifestaciones clínicas en piel, hígado, intestino, ojos, riñón, hueso y mucosas. Debido al segundo mecanismo aparecen lesiones mayoritariamente renales, oculares y vasculares.
No se conocen aún con certeza los mecanismos patogénicos de la presentación de la anemia y de los trastornos de la hemostasis en la leishmaniosis. La mayoría de autores piensan que las principales causas de estas alteraciones son la presencia de los procesos inmunomediados junto con el hecho de que la leishmaniosis sea una enfermedad crónica. Se han descrito en algunos casos depósitos de amiloide en diferentes órganos, aunque su importancia clínica parece poco relevante.
🟥Signos clínicos de la leishmaniosis canina.
🔸Generales:
➡Estado nutritivo deficiente hasta la caquexia, atrofia muscular, letargia, mucosas pálidas, epistaxis, linfoadenomegalia, hepato-esplenomegalia, cojera o inflamación articular, fiebre.
➡Cutáneos o mucocutáneos: Los signos clínicos más frecuentes son los cutáneos, que se presentan, aproximadamente en el 80% de los perros enfermos. La linfoadenopatía, presente en un 70-80% de los pacientes, y los sígnos clínicos generales (fiebre, apatía, adelgazamiento y atrofia muscular) presentes en un 40-60%, son también muy frecuentes. Luego se abre un amplio abanico que incluye signos clínicos renales y/u oculares, esplenomegalia, hepatomegalia, dolor, cojeras, diarrea, epistaxis, onicogrifosis, onicorrexis, fiebre, ictericia, síncopes o tos; que aparecen de forma variable con tantos por cientos de aparición.
➡ Dermatosis exfoliativa (localizada o general), dermatitis ulcerativa (uniones mucocutáneas, cojinetes o callos de apoyo), dermatitis paular, dermatitis nodular, lesión en la trufa (similar a pénfigo-lupus), onicopatías, hiperqueratosis naso-digital.
🔸Lesiones cutáneas.
Pueden ser generalizadas o localizadas.
➡Formas localizadas: consiste en una lesión asimétrica, aprurítica, que aparece a los 20 días de la infección y que sufre una evolución con tres fases clínicas diferentes: lesión eritemo-escamosa, lesión ulcero-costrosa, de mayor tamaño que la fase anterior,y lesión precicatrizal.
La localización suele ser zonas desprovistas de pelo: trufa, pabellón auricular, labios, zona glabra del abdomen, etc.
La duración de la lesión es de seis meses, periodo durante el cual la mayor parte de los animales son seronegativos.
➡Formas generalizadas: Coinciden con la diseminación orgánica del parásito. Pueden presentarse diversas formas clínicas:
☑Forma queratoseborreica:
Caracterizada por la aparición de lesiones alopécicas y descamativas difusas, generalmente simétricas y apruríticas. Inicialmente se localizan en la cabeza y en las extremidades, extendiéndose progresivamente al resto del cuerpo.
☑Forma ulcerativa:
Caracterizada por la aparición de úlceras crónicas, especialmente en los puntos de presión borde de las orejas, uniones mucocutáneas, espacios interdigitales y almohadillas plantares.
☑Forma nodular:
Aparición de nódulos únicos o múltiples, ulcerados o no, apruríticos e indolorosos. Generalmente, de escaso tamaño, y localizados con mayor frecuencia en zonas de la piel exentas de pelo.
☑Forma pápulo-pustulosa:
Menos frecuente. Se trata de una erupción generalizada, no pruriginosa, cuyas lesiones asemejan una foliculitis bacteriana, con pústulas estériles.
🔸Otras formas cutáneas son:
➡Hiperqueratosis nasales y/o plantares.
➡Perionixis y la onicogriposis.
➡Ulceraciones en las uniones mucocutáneas (labio, pene, v***a).
🔸Oculares:
Lesiones palpebrales, lesiones conjuntivales difusas o nodulares, lesiones corneales (queratitis nodular, queratoconjuntivitis o queratitis seca), lesiones de la esclera (epiescleritis o escleritis difusa o nodular), uveítis anterior difusa o granulomatosa, uveítis posterior (corioretinitis, hemorragia o desprendimiento de retina), glaucoma, panoftalmia, lesiones de la órbita (granulomas o miositis).
🔸Otros:
➡Gastrointestinales o neurológicos.
Los signos clínicos digestivos clásicos son diarrea con o sin melena y los vómitos; ambos relacionados con colitis, duodenitis o secundaria a los problemas renales. La hepatitis crónica se observa de forma ocasional. La epistaxis, presente aproximadamente en un 10% de los casos, es uno de los signos clínicos más difíciles de explicar, ya que en su patogenia se barajan vasculitis, trombocitopenia, coagulopatías, hiperviscosidad e inflamación ulcerativa de la mucosa nasal.
Apoyo en los resultados obtenidos en el laboratorio
Las pruebas de laboratorio de base son: hemograma completo, bioquímica sérica, proteinograma y examen general de o***a. En la leishmaniosis canina, estas pruebas pueden permitir detectar una o más alteraciones asociadas a la enfermedad. Si se encuentran hallazgos relevantes en estas pruebas de base, se realizan pruebas más específicas.
Diagnóstico.
Como regla general la leishmaniosis canina puede corroborarse con rapidez y eficacia por medio de la citología, serología o PCR en perros que muestran signos clínicos evidentes y/o alteraciones graves de parámetros relevantes de laboratorio. En perros con una historia que haga pensar en la enfermedad y que presenten signos clínicos, los enfoques de primera línea para establecer diagnósticos deben incluir el análisis citológico de tejidos dañados y estudios específicos de serología.
Autores: DVM, PhD Xavier Roura, DVM PhD Lluis Ferrer.