La ‘lobicracia’
La realidad que retrata el documental ya se ha llevado por delante a dos eurodiputados que aparecen en las imágenes. Uno de ellos es la socialista española Clara Aguilera, quien fuera consejera de Agricultura y de Gobernación de la Junta de Andalucía y, hasta hace poco, miembro titular de las comisiones de Agricultura (AGRI) y de Pesca (PECH) de la Eurocámara. Desde allí, supuestamente defendía un sector primario «sostenible» y se declaraba en contra de las macrogranjas. No obstante, en un arrebato de sinceridad, Aguilera dejó clara su postura: «A mí me da igual la felicidad del conejo, del pollo o del gato: yo me los como».
Sus palabras llevaron a la Fundación Franz Weber a exigir al PSOE que la excluyera de las listas, algo que finalmente sucedió el pasado 19 de abril. El otro político salpicado por el escándalo es el exministro italiano Paolo de Castro, también socialista, quien llega a reconocer un intercambio económico como contraprestación por asumir como propias las iniciativas de los lobis cárnico, agrario o pesquero.
«Poder mostrar Food For Profit en plena campaña de elecciones europeas me da esperanzas de que lo que denunciamos llegue a los oídos adecuados y de que el documental contribuya al cambio necesario», declara Giulia Innocenzi. «No podemos seguir destinando miles de millones de euros a la ganadería intensiva sólo porque la industria cárnica y el lobby ganadero campen a sus anchas por los pasillos del poder. Vivimos cada vez más en una lobicracia que amenaza nuestra democracia».
https://climatica.coop/food-for-profit-documental-ganaderia-politica/
Pero... ¿pueden resistir? Resistencias animales, relaciones de poder y dominación.
Imanol López Barrios
En este artículo pretendo delinear un concepto de resistencia(s) animal(es) como una alternativa teórica al sensocentrismo de la “ética animal”. La resistencia puede ser pensada de manera inmanente y corporal, sin apelación a la intencionalidad o a la consciencia, sin que dependa de su éxito para movilizar las relaciones de poder. Para llevar esto a cabo, en primer momento será necesario exponer brevemente el marco teórico del sensocentrismo para analizar sus limitantes. En segundo momento, realizaré una revisión de los principales aportes dentro de los Estudios Críticos Animales, en torno a las resistencias animales. Por último, propondré utilizar las herramientas teóricas delineadas por Foucault, para enriquecer el concepto de resistencias animales.
Palabras clave: resistencia animal, poder, dominación, sensocentrismo.
Revista Latinoamericana de Estudios Críticos Animales
https://revistaleca.org
Millones de animalistas en el mundo no se han enterado de que los animales están como están porque su mentalidad es tan discriminadora e injusta hacia los animales como la del resto de la humanidad. Bajo el argumento de «eliminar o reducir el sufrimiento» podemos agrandar, perpetuar y cometer el mayor de los crímenes sin cuestionar la falta de legitimidad de nuestras acciones hacia los animales.
Los animalistas viven en un presente perpetuo —como se ha aducido históricamente al estado mental de los animales— y desconocen que aquello que promueven se remonta más de 200 años en el tiempo, y que sólo ha servido para maquillar la imagen de la explotación animal, hacerla más rentable y lograr nuevos métodos publicitarios con que tranquilizar la mentalidad colectiva.
En el activismo animalista —inclusive en el activismo vegano— se observa una falta flagrante de formación necesaria para poder hacer un activismo activismo correcto y coherente. Como hemos visto, podemos toparnos con activistas que, ni cortos ni perezosos, llegan a afirmar que ellos son bienestaristas porque «les preocupa el bienestar de los animales».
Gran parte del éxito social del bienestarismo radica en que los animalistas quieren cambios inminentes y que les vendan victorias para darles un significado a sus acciones diarias, mal dirigidas y mal planeadas.
Este tipo de gente, lejos de recibir un señalamiento oportuno sobre la estupidez que afirman, suelen recibir multitud de apoyos en forma de likes. Como ocurre en política, las masas están formadas por idiotas que siguen a idiotas. Y algo que tienen en común los idiotas es su tendencia a sostener por la fuerza aquello que no logran argumentar con palabras.
Al fin y al cabo, reincidiendo una vez más, puesto que el grueso de los animalistas son bienestaristas y el bienestarismo procede del utilitarismo moral, todo se resume en la necesidad de los animalistas por sentirse mejor consigo mismos al verse como héroes de los animale
¿Desaparecerá la 'raza de lidia' cuando desaparezcan las corridas de toros?
¿Desaparecerá la raza de lidia cuando desaparezcan las corridas de toros? He aquí una pregunta que nos hacemos con frecuencia los animalistas y que, con sesgo acusatorio, nos hacen los taurómacos como parte de la argumentación al uso para defender su indefendible afición. Para darnos y poder dar una respuesta razonada, lo primero es sentar la premisa de si en verdad existe el llamado "toro de lidia" como raza animal, puesto que si la respuesta fuera negativa, la disyuntiva "sin corridas no hay toros" carece de sentido, ya que no puede desaparecer lo que no existe. Pero no adelantemos conceptos, pues de lo contrario, en breve, nos veríamos envueltos en una maraña de vocablos tales como "especie", "raza", "variedad", "encaste", etc., sin saber bien de lo que estamos hablando, que es lo que les suele ocurrir a ellos, los taurinos.
UNOS CONCEPTOS BÁSICOS DE TAXONOMÍA
El "nombre y apellido" de cualquier animal viene definido en zoología por su género y especie [1]. Todos los animales que pertenecen a un mismo género tienen en común una serie de caracteres similares (caracteres genéricos). Así, todos los animales pertenecientes al género Canis, como el perro y el lobo, tienen caracteres comunes suficientemente obvios (es este caso) pero también caracteres diferenciadores [2]. Por ello, el primero pertenece a la especie familiaris (Canis familiaris) y el segundo a la especie lupus (Canis lupus) [3]. Con los bóvidos sucede igual: la vaca y el cebú pertenecen al género Bos, pero la primera es de la especie taurus (Bos taurus) y el segundo de la especie indicus (Bos indicus). Podríamos por tanto decir, en términos generales, que los animales de una misma especie, además de tener los caracteres genéricos propios, se asemejan entre sí tanto como a sus padres, se distinguen de las demás especies del mismo género, y se reproducen entre sí dando descendiente
De acuerdo con Diana Merino Lima, académica de la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán, la ciencia ha detectado que los animales pueden presentar emociones básicas como miedo, alegría, angustia, enojo e incluso desagrado. Aunque no pueden expresar lo que sienten, es posible identificar qué les pasa a través de su lenguaje corporal, es decir, de las posiciones del cuerpo.
https://unamglobal.unam.mx/global_revista/los-animales-tienen-sentimientos/#:~:text=De%20acuerdo%20con%20Diana%20Merino,angustia%2C%20enojo%20e%20incluso%20desagrado.
Comprender los sentimientos y la sintiencia de los animales
Los animales son seres sintientes capaces de experimentar sentimientos y sensaciones. Los tigres, cerdos, delfines, aves, vacas y elefantes, todos experimentan placer y dolor. Todos los animales pueden sentirse felices y alegres o heridos y angustiados. Y cuando se trata de trabajar y encontrarse con estos animales, los humanos deben hacer todo lo que esté en sus manos para reducir su sufrimiento.
Desafortunadamente, muchas de las “experiencias con vida silvestre” a las cuales tienen acceso hoy en día los turistas fallan en ese aspecto. Alrededor del mundo, vemos situaciones donde los animales silvestres se mantienen en condiciones que les causa daño físico, mental y emocional.
https://www.worldanimalprotection.cr/noticias-y-blogs/blogs/datos-sorprendentes-que-quiza-desconozcas-sobre-los-sentimientos-de-los-animales-silvestres/
El bienestarismo incurre en barbaries contra los animales
Si vinculamos el triple eje conformado por animalistas engañados que miran por su propio sufrimiento, organizaciones deseosas de lucro y gobiernos sin escrúpulos, llegamos a ejemplos aún más terribles que los cotidianos.
¿Sabías que los gobiernos utilizan sus propias políticas de «bienestar animal» para asesinar sistemáticamente a aquellos animales que les molestan bajo el argumento de que los matan por su bien? Y todo ello, por supuesto, con el aval de las principales organizaciones animalistas de cada país.
En este punto incluimos palomas, conejos, caballos y algunos animales que simplemente son cazados por estricto decreto del Estado porque su mera presencia o acciones contravienen intereses ganaderos o comerciales de algún tipo.
Un caso sangrante lo presenciamos hace años en Australia, un país que cometió la tremenda perversidad de organizar una campaña publicitaria para convencer a los animalistas de que debían asesinar a 15.000 caballos salvajes porque estarían mejor muertos que vivos. En la entrada anterior traté dicho caso tan esperpéntico.
Como no cabe mayor sorpresa, fueron también muchos los animalistas en España que, ante cualquier sencilla manipulación, comulgaron con el Estado y apoyaron a Australia por matar animales inocentes. El animalismo, por definición, es capaz de todo.
https://derechosanimalesya.org/que-es-el-bienestarismo-6-razones-para-dejar-de-ser-bienestaristas/
El bienestarismo deriva en ideas aún más perversas.
La fijación psicológica de los bienestaristas por el sufrimiento animal deriva, con relativa frecuencia, en manifestaciones extremas del bienestarismo. Una de ellas se denomina «sensocentrismo» y lleva parejo el problema de que muchos de sus defensores se hacen llamar, falsamente, veganos.
Tal como ahondo en mi artículo referido a esta corriente, el sensocentrismo se basa en la aplicación estricta del bienestarismo hasta sus últimas consecuencias. De manera que si el bienestarismo típico se limita a exigir un buen trato hacia los animales durante su explotación, los sensocentristas buscan eliminar el sufrimiento de todos los animales en el mundo.
Ello los lleva a defender el cese de actividades como la ganadería industrial, la caza, la pesca y un largo etcétera. Sin embargo, no lo hacen porque consideren a los animales como sujetos que merecen protección; sino como objetos cuyo sufrimiento debemos evitar. Esta diferencia, aparentemente sutil, se convierte en todo un paradigma perverso en la práctica.
El sufrimiento no es, científica ni moralmente, algo malo o perjudicial. Sufrir y padecer dolor es evolutivamente ventajoso para que un animal sepa cuándo corre peligro, decida huir y no exponga su vida ante riesgos.
Dado que los sensocentristas sólo se preocupan por el sufrimiento y no perciben a los animales como sujetos, no tienen ningún reparo en participar o promover la captura, encierro, manipulación y asesinato de aquellos animales que, según ellos, estarían mejor confinados o muertos, que vivos y libres.
Los sensocentristas se distinguen por su obsesión por el sufrimiento de los animales en la naturaleza y la creencia de que todos los animales del mundo deberían vivir en una especie de zoológico gigante, donde, como si el mundo fuera una gran arca de Noé, el ser humano cuidase a todos los animales del planeta. Muestran una adhesión sectaria y, cuando uno debate con ellos, todos sigue