01/08/2024
MATERIA DE PESADILLA
1. LA ACABADORA
Dos versiones. La primera más acorde con Bonaria Urrai, la acabadora de Soreni, un pequeño pueblo de Cerdeña, que junto a María, su 𝘧𝘪𝘭𝘭’𝘦 𝘥𝘦 𝘢𝘯𝘪𝘮𝘢, protagonizan la novela de Micaela Murgia 𝘈𝘤𝘤𝘢𝘣𝘢𝘥𝘰𝘳𝘢. Parece ser que el comienzo de esta profesión es imposible de datar. Ha existido siempre (supón). La acabadora es una señora temida y aceptada por la colectividad cuya función social (no crematística) consiste en ayudar a zanjar el sufrimiento gratuito. Siempre mediante petición directa del desahuciado. La otra cara de la matrona, mujeres que asisten los dos momentos más importantes de toda vida. La que te ayuda a nacer y la que te ayuda a morir. Como le dice Bonaria a María cuando esta descubre el papelón de su nueva madre:
¿Acaso naciste por ti sola, María? ¿Saliste del vientre de tu madre empleando tus propias fuerzas? ¿O naciste con la ayuda de alguien, COMO TODOS LOS VIVOS?
Bonaria es un personaje que admiro porque es una señora con mucho más arrojo y piedad que el cura que no se atreve a criticarla (se lo comen vivo como ose) pero a la que tampoco aprueba (le importa exactamente a nadie) aunque se ocupe (sin dar la turra y haciendo algo más que rezar) del dolor, la enfermedad y la muerte. Ojo, la señora es creyente y tiene la casa llena de imágenes cruentas de santos martirizados y hojas de palma bendecidas, pero pasa por encima de sus dogmas de fe haciéndose cargo de una porción del sufrimiento ajeno.
La segunda es la versión 𝘴𝘭𝘢𝘴𝘩𝘦𝘳. Prefiero los utensilios ensangrentados a la almohada amarillenta. Me gusta más como materia de pesadilla. En verano todo es rojo. Esta sería la acabadora mal, la que no necesita peticiones para decidir unilateralmente cualquier cosa. También me mola porque en este plano (de creatividad caprichosa, ya sabes, soy la tarada que hace muñecos con retales y mensajito) el terror me parece el idioma adecuado para procesar lo indigerible de una conversación sobre el suicidio asistido.
Buenas noches y felices pesadillas.