Ginkgo biloba, Gingko o árbol de los cuarenta escudos es un árbol único en el mundo, sin parientes vivos. Está muchas veces clasificado en su propia división, Ginkgophyta, siendo el único miembro de la clase Ginkgopsida. La especie Ginkgo biloba constituye uno de los mejores ejemplos de fósil viviente conocidos. El ginkgo, testigo del tiempo. Darwin llamó a este árbol, con toda propiedad, fósil vi
viente, pues está considerado como la especie superior viva más antigua del planeta. El arte de la jardinería en la milenaria China reside en su carácter mágico y sagrado, pues el jardín es una representación viva del cosmos, con sus elementos sombríos y luminosos, dinámicos y estáticos, que están en un continuo equilibrio entre fuerzas opuestas. El ginkgo representa la dualidad del mundo: el principio masculino y el femenino, el cielo y la tierra, lo visible y lo oculto, el Sol y la Luna, el ying y el yang. Un año después del estallido de la bomba de Hiroshima, en la primavera de 1946, a cerca de un kilómetro de distancia del epicentro de la explosión, un viejo Ginkgo destruido y seco empezó a brotar, mientras que un templo construido frente al mismo fue destruido por completo. Para Hiroshima se transformó en símbolo del renacimiento y objeto de veneración, por lo que se le llama "portador de esperanza". El árbol fue documentado y fotografiado como el ginkgo de la bomba atómica de Hosenbo en Hiroshima (foto del árbol). Después del desastre se despertó la curiosidad en la ciencia médica por estudiar las propiedades curativas del Ginkgo biloba.