07/08/2024
De caballos y otras yerbas
Desde hace algunos días estamos atentos a deportes a los que habitualmente no solemos prestar atención y nos llenamos de historias y realidades nuevas. Puntualmente estoy admirada con la presentación de Celine durante la apertura de los JJOO Paris 2024, ¡Qué mujer!
Pero volviendo al tema que me movilizó, que han sido comentarios en el chat durante la final individual se saltos hípicos, (no me voy a detener en el nivel de agresión y mala intención de muchos), sino en los colmados de ignorancia, como por ejemplo: “con el valor de ese caballo comerían dos familias durante dos años” Al leerlo me descubrí sonriendo al imaginarme cuántas familias y durante cuántos años comerían con los treinta equinos que se presentaron en la final. Sin dudas es un número despreciable comparado con todas las familias que durante sus vidas viven dignamente gracias a todo lo que sucede para que un sólo caballo esté en esa final olímpica. Empecemos con la industria, los productores agrícolas, de cueros, herraduras, productos farmacológicos, vehículos, indumentaria, aseguradoras, alojamientos, centros gastronómicos de la construcción, importación, exportación, combustibles; las instituciones: educativas y formadoras de oficios, centros de fecundación, clínicas médicas, entes reguladores y contralores estatales; Las personas: caballerizos, encargados, fisioterapeutas, veterinarios, herreros, cuidadores, transportistas, fleteros, tractoristas, stewards, jurados, armadores, administrativos, entre otros.
Es probable que en esta lista de alguien o de algo me esté olvidando, sin embargo entiendo que la idea de expresar que para los deportistas de la base de la base de la pirámide, que respiramos este deporte de comunión con la nobleza de un animal, además de todos los beneficios espirituales, personales, familiares y deportivos; es un importante engranaje para el trabajo digno y genuino de muchas personas, mucho más que dos familias y su comida durante dos años.
Silvia Galetti