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09/01/2024
Diarrea en gatos.
La diarrea se caracteriza por un aumento de la frecuencia de evacuación, humedad y volumen de la materia f***l. El propietario no siempre identificará la diarrea en un principio si el gato defeca en el exterior.
Según el tipo de alimentación, las heces normales de los gatos contienen entre un 55% y un 70% de agua (datos internos del Centro de Investigación Royal Canin). Estos porcentajes pueden disminuir hasta el 40% en el caso de estreñimiento y aumentar hasta el 90% en caso de diarrea.
La diarrea está causada principalmente por enfermedades intestinales, aunque también puede estar causada por otras enfermedades sistémicas que pueden inducir hipersecreción o malabsorción. Puede deberse a enfermedades del intestino delgado o grueso o ambas.
Los casos de diarrea aguda pueden estar provocados por una indigestión o por infecciones víricas, bacterianas o por parásitos enteropatógenos. En los casos crónicos, el problema subyacente es con frecuencia una enfermedad inflamatoria intestinal (EII) linfoplasmocitaria o eosinofílica, desequilibrio de la flora bacteriana, alergia o intolerancia alimentaria. En el gato se ha descrito la insuficiencia pancreática exocrina, que está realmente infradiagnosticada en esta especie (Williams, 2005). La intolerancia a fármacos así como las enfermedades sistémicas agudas o crónicas pueden inducir también diarrea. Además, los tumores digestivos son una causa común de diarrea crónica en los gatos de edad avanzada.
Causas de diarrea crónica en gatos.
- Gastroenteritis infecciosa
- Diarrea de gatitos
- Intolerancia alimentaria
- Enfermedad inflamatoria intestinal crónica (EII)
- Enfermedad del colon
- Neoplasia digestiva.
> Origen digestivo
En los gatos existen muchos menos criterios clínicos que permitan distinguir entre la diarrea de intestino delgado y la de intestino grueso, en comparación con los perros. Esto se debe al hecho de que en los gatos los trastornos de las paredes digestivas son típicamente difusos.
En la Tabla 4 se exponen los criterios para distinguir entre la diarrea de intestino delgado y la de intestino grueso en los carnívoros domésticos.
> Recordatorio fisiopatológico
Son varios los mecanismos implicados en el aumento de la humedad en las heces. Cuando el intestino delgado está dañado, tres tipos de trastornos fisiológicos pueden aparecer por separado o interactuar entre sí para provocar la expresión clínica de la diarrea:
- Mayor secreción de agua y electrólitos
- Disminución de la absorción de nutrientes (principalmente hidratos de carbono y lípidos)
- Disminución de la absorción de agua y electrólitos.
Cuando el origen está en la mucosa del colon, se observa un fallo en la función de reabsorción del colon y una actividad secretora excesiva de las glándulas mucosas parietales.
> Coherencia del diagnóstico
Importancia de la anamnesis y de la exploración clínica
Existe un gran número de enfermedades que pueden ser causa de una diarrea crónica. No existe un procedimiento diagnóstico general que pueda aplicarse a todos los casos, de modo que es esencial disponer de la historia clínica del gato y realizar una exploración física minuciosa.
Al final de estas dos etapas el clínico debe intentar responder a dos cuestiones que son fundamentales para la elección del tratamiento:
- ¿La diarrea es de origen estrictamente digestivo o puede tener una causa metabólica?
- ¿Es una diarrea de intestino delgado o de intestino grueso?.
Secuencia de las pruebas complementarias y de diagnósticos diferenciales
Cada caso clínico, en su contexto específico, sugiere la secuencia lógica de las pruebas complementarias que deben realizarse. Pueden utilizarse diversas pruebas:
- Análisis hematobioquímicos, serologías
- Examen coprológico o bacteriológico de las heces
- Exploración bioquímica de los defectos de asimilación (folato y vitamina B12)
- Diagnóstico por la imagen del tubo digestivo: radiografía, ecografía, endoscopia digestiva.
Tratamiento dietético
En muchos casos de enfermedades crónicas del intestino delgado el tratamiento dietético debe considerarse un tratamiento adyuvante. Puesto que los componentes del alimento que no se digieren son fermentados por la microflora del colon y pueden ejercer efectos negativos (gases, flatulencias y diarrea), la dieta debe ser altamente digestible.
• Dietas de elevada digestibilidad
En presencia de un posible desequilibrio o de una proliferación anómala de la flora intestinal, ya sea en la parte proximal o distal del tubo digestivo, deben buscarse ingredientes de muy alta calidad. La digestibilidad de las proteínas y de los hidratos de carbono debe ser máxima para facilitar la absorción de los nutrientes en el intestino delgado. Un alimento no debe calificarse como altamente digestible si sus valores de digestibilidad de la materia seca son inferiores al 85-88%. Además, la digestibilidad de las proteínas debe de ser superior al 92%.
Este nivel de digestibilidad reduce al mínimo la necesidad de secreciones gástricas, pancreáticas, biliares e intestinales durante la digestión. Si la digestión y la absorción de los nutrientes son casi completas en el intestino delgado proximal, pocos residuos llegan al intestino grueso. Una cantidad mínima de residuos limita la aparición de productos secundarios de las fermentaciones bacterianas que pueden contribuir a la inflamación y a la diarrea osmótica.
Una absorción máxima de los nutrientes tiene también otro efecto positivo: se reduce la carga potencial de material antigénico. Siempre que no pueda descartarse la intolerancia o alergia alimentaria, está indicado administrar una dieta hipoalergénica. Estas dietas contienen fuentes de proteínas de alta digestibilidad (hidrolizados de proteínas, pollo bajo en minerales, pescado) u otras carnes que no se emplean en las dietas comerciales habituales del gato (ej: venado, pato, conejo, etc.).
• Hidratos de carbono
La atrofia de la mucosa intestinal normalmente conlleva la disminución de la disponibilidad de disacaridasas y malabsorción de hidratos de carbono. La proliferación bacteriana y la disminución del transporte de los monosacáridos por parte de los enterocitos defectuosos pueden contribuir también a la malabsorción de hidratos de carbono que, a su vez, contribuye a la diarrea osmótica. Por lo tanto, las dietas formuladas para gatos con enfermedad gastrointestinal deben contener cantidades reducidas de almidón y éste debe ser muy digestible. El arroz se ha considerado durante mucho tiempo el carbohidrato ideal para las enfermedades gastrointestinales.
Es un cereal de alta digestibilidad porque contiene poco almidón ramificado (amilopectina) y un contenido muy bajo en fibra.
La proteína del arroz no presenta antigenicidad cruzada con el gluten de trigo y rara vez se ha implicado en alergias o intolerancias alimentarias.
Además, el arroz mejora la digestibilidad global de los alimentos secos y contiene factores que pueden inhibir la diarrea secretora.
• Contenido de fibra alimentaria
Algunos pacientes pueden beneficiarse de un aumento de la concentración o de la modificación del tipo de fibra alimentaria, pese a que a menudo se recomienda utilizar alimentos con poco contenido en fibra (< 10% de fibra alimentaria total). Si el resultado clínico lo permite, puede ser útil aumentar la concentración de fibra añadiendo pequeñas cantidades de fuentes de fibras solubles o insolubles.
- En contacto con el agua, las fibras solubles, como la pectina, forman geles o soluciones más o menos viscosas. Gracias a esta viscosidad, estas fibras tienden a ralentizar el tránsito gastrointestinal simplemente aumentando la resistencia al flujo. Las fuentes de fibras solubles desempeñan también un papel importante frente a la flora intestinal debido a su elevada fermentabilidad.
- Las fibras insolubles, como la celulosa, aumentan el volumen de las heces y la humedad f***l, absorben las toxinas y normalizan las contracciones segmentarias y propulsivas
del intestino.
Tanto las fibras solubles como insolubles son interesantes, en el tratamiento sintomático de ciertas diarreas del intestino grueso. La dosis que se recomienda para añadir a una ración alimentaria es de 1/2 cucharada de café de:
- Celulosa o salvado de trigo si se desean fibras insolubles
- Plantago o psyllium si se necesitan fibras solubles. Las dietas comerciales diseñadas para gatos con trastornos intestinales contienen ya diversas fuentes de fibras fermentables (por ejemplo pulpa de remolacha, fructo-oligosacáridos [FOS], manano-oligosacáridos [MOS]).
• Densidad energética
A menudo se considera crítica la presencia de grasa en los alimentos destinados a gatos con enfermedad del intestino delgado. Esta creencia se basa en que, cuando la digestión de grasas está alterada, la hidroxilación de ácidos grasos no absorbidos y la desconjugación de los ácidos biliares por parte de la flora pueden aumentar la secreción de líquido intestinal y agravar los síntomas clínicos de la diarrea.
Sin embargo, este riesgo es relativo frente a la pérdida de peso y la mala calidad del pelaje y de la piel en los gatos con trastornos del intestino delgado. Puesto que las dietas ricas en grasa ayudan a suministrar energía y vitaminas liposolubles a los gatos debilitados, se aboga por la prescripción de dietas ricas en grasa. La digestibilidad de las grasas es, en general, extremadamente alta (hasta el 99%). Además, una dieta que contenga por lo menos un 20% de materia grasa con respecto a la materia seca permite reducir el volumen de la ración, así como la carga intestinal.
Por tanto, en los casos de problemas intestinales, debe adaptarse el contenido de materia grasa alimentaria a cada caso concreto. Está justificado aumentar el contenido de materia grasa cuando la pérdida de peso es importante y no hay esteatorrea.
• Probióticos y prebióticos
Los probióticos y prebióticos se han sugerido como opciones terapéuticas para pacientes con problemas intestinales.
Los datos sobre la eficacia y el supuesto efecto “estabilizador” de los probióticos en las enfermedades digestivas son escasos. Es frecuente que no se haya evaluado de manera específica la eficacia de estos productos en el gato o que no estén adaptados a ciertas afecciones digestivas específicas. Sin embargo e ha demostrado que L. acidophilus (cepa DSM 13241), utilizado como probiótico, aumenta el recuento de lactobacilos en las heces y reduce el número de especies de Clostridium y de Enterococcus faecalis.
Los prebióticos son hidratos de carbono no digestibles que son fermentados por las bacterias del intestino delgado y grueso. La idea básica es ofrecer un sustrato a los miembros “beneficiosos” de la flora intestinal y provocar un desplazamiento en la composición de las bacterias intestinales hacia la flora “sana”, como lactobacilos y bifidobacterias. Mediante un proceso de inhibición competitiva estas bacterias impiden la proliferación de bacterias potencialmente patógenas (Clostridium perfringens, por ejemplo). Estas bacterias producen los ácidos grasos de cadena corta (AGCC) butirato, acetato y propionato, que suministran energía a los colonocitos. Los AGCC potencian la absorción de sodio y de agua, incrementan el flujo sanguíneo de la mucosa y aumentan la liberación local de hormonas gastrointestinales.
Estos mecanismos contribuyen al efecto trófico que ejercen los AGCC sobre la mucosa intestinal, estimulando la proliferación de los enterocitos y colonocitos.
Las fibras fermentables utilizadas como prebióticos son principalmente la inulina y diversos oligosacá-ridos (fructo-oligosacáridos, galacto-oligosacáridos, manano-oligosacáridos). Entre los efectos gastrointestinales esperados se cuentan el control de los gérmenes patógenos y la reducción de las reacciones de putrefacción. Todavía hay que estudiar con más detenimiento la eficacia de estos aditivos en los gatos con problemas digestivos para evaluar su interés concreto en afecciones específicas.
Enciclopedia de la nutrición felina. Royal Canin.
Autor: Jürgen ZENTEK DVM, Prof, Dipl. ECVCN, Valérie FREICHE, DVM