12/09/2020
Riesgo de infestación por garrapatas en perros
Las garrapatas son ácaros parásitos que suelen vivir en matorrales o en zonas de hierba a la espera de engancharse a un animal para alimentarse de su sangre. En caso de infestación intensa, el hospedador puede llegar a perder una gran cantidad de sangre y padecer anemia.
La picadura de la garrapata, además, es muy dolorosa, ya que el parásito se ancla a la piel mediante hileras de dientes en forma de arpón. También segrega una especie de pegamento que le sirve para adherirse al animal y que causa enfermedades cutáneas.
Esta saliva contiene un anticoagulante que permite a la garrapata succionar sangre durante varios días. Esta sustancia no solo causa un gran dolor y malestar, sino que también puede transmitir microorganismos que suponen una amenaza grave tanto para los animales como para las personas.
Qué enfermedades pueden transmitir las garrapatas
● Erliquiosis
La bacteria Ehrlichia canis ataca las células, los glóbulos blancos y las plaquetas, lo que afecta a los ganglios, pulmones, hígado y riñones del perro, entre otros órganos. Sin embargo, si se diagnostica de forma precoz, nuestra mascota podrá recuperarse totalmente.
Los síntomas más frecuentes de esta enfermedad canina son fiebre, pérdida de apetito y peso, problemas respiratorios y del sistema nervioso, problemas oculares, llegando incluso a la ceguera, y dolores articulares.
● Babesiosis
La babesiosis, que puede ser mortal en perros, se transmite a través de distintos tipos de garrapatas e incluso a través de mordeduras de perro. El parásito invade los glóbulos rojos del animal y ataca los tejidos de los pulmones y el hígado, causándole una anemia grave, fiebre, debilidad y pérdida de peso.
Los síntomas de la babesiosis canina pueden incluir debilidad, letargo, encías pálidas, o***a roja, piel amarilla y fiebre.
● Anaplasmosis
Esta enfermedad se produce a causa de parásitos intracelulares que afectan a las plaquetas de la sangre. Tiene una sintomatología inespecífica, que puede provocar fiebre, letargo y trastornos hemorrágicos