16/06/2023
Parto y distocias
La etapa más importante de una vaca de leche, desde el punto de vista productivo, es la fase de lactación, pero para que una lactación sea eficiente debemos garantizar un periodo seco y un parto sin incidentes. En el caso del vacuno de carne, el ternero es la unidad productiva, así que es esencial que el parto sea exitoso.
¿Cómo es un parto de una vaca normal?
Tras aproximadamente 9 meses de gestación (283 días de media), ocurre por fin el parto de una vaca. Los primeros signos que observamos en la vaca son inquietud, acentuada si se encuentra en un lugar o unas condiciones estresantes, edema o hinchazón de la v***a, relajación de los músculos pélvicos, descenso del feto en el abdomen que da a la vaca “forma de pera”, y dilatación de la cisterna del p***n.
En cuanto a los cambios hormonales, se produce una verdadera revolución: desciende la progesterona (que es la hormona responsable del mantenimiento de la gestación), aumentan los estrógenos, lo cual promueve un aumento de corticoesteroides y prolactina (responsable de la síntesis de leche), y estas a su vez inducen la producción de oxitocina (que provoca las contracciones y el descenso de la leche) y relaxina (que, como su nombre indica, ayuda a relajar las estructuras del canal del parto de una vaca). Todas ellas actúan sobre el comportamiento de la vaca, el estado de sus tejidos, la relajación muscular, la dilatación del canal del parto con la separación de los huesos de la pelvis, la bajada de la leche, etc.
Preparto o fase de preparación: ocurren los cambios hormonales y la vaca comienza a mostrar síntomas de inquietud, incomodidad, edema v***ar, pezones dilatados... Dura entre 2 y 8 horas, unas 24 horas antes de la expulsión el feto.
Dilatación: comienzan las contracciones y el feto gira, se estira y se dispone con la cabeza y las extremidades anteriores por delante de la cabeza haciendo “efecto cuña”. Dura entre 2 y 6 horas.
En esta posición se debe colocar el feto en un parto normal, con las extremidades anteriores por delante de la cabeza estimulando la apertura del canal del parto. Si el feto está del revés, de lado, con alguna extremidad mal colocada o con la cabeza torcida, se producirá una distocia.
Expulsión fetal: el feto termina de rotar y se introduce en el canal del parto, lo que estimula aún más las contracciones. Normalmente las bolsas fetales asoman antes y se rompen por presión de la v***a. A continuación, salen las extremidades delanteras, la cabeza con el hocico primero (“efecto cuña”), y el resto del cuerpo. La vaca en un parto normal se encontrará tumbada hacia un lado de forma que su columna vertebral y la del feto queden alineadas. La cadera de la vaca en esta fase es muy inestable, hay que tener cuidado con cualquier intervención para no causar desplazamientos anormales. En circunstancias normales esta fase dura entre media hora y 2 horas.
Expulsión de la placenta: hasta que no se expulsa no podemos perder de vista a la vaca, ya que puede haber retenciones de este órgano. El tiempo normal de expulsión es hasta 12 horas tras la salida del ternero.
Puerperio: tras el parto los tejidos van menguando y volviendo a su posición normal; en menos de 24 horas el cuello del útero está casi cerrado y el útero se reduce a la mitad en 4 o 5 días. Puede haber expulsión de líquidos y restos de membranas durante las primeras horas y hasta los 10 días posteriores.
Durante el parto de una vaca, el animal es muy sensible al estrés, por lo que es mejor observar desde cierta distancia y no manipularlas innecesariamente. Además, cuanto más familiar sea el espacio, mejor, y debemos asegurarnos previamente de que la zona de partos está limpia.
Parto distócico, ¿qué debe llamarnos la atención?
Si la vaca no se tumba, aun estando en una situación de confort, limpia, etc., o se tumba y se levanta repetidamente, o las fases previas a la expulsión se alargan (30-40 minutos sin observar avance alguno), podemos sospechar que está incómoda porque el feto está mal posicionado, es desproporcionadamente grande o hay anomalías en el canal del parto. Si se confirma la desproporción fetal, se considera, actualmente, que la cesárea es menos traumática para la madre y para el feto que la extracción forzada. Los fetos a los que se aplican presiones fuertes en el tórax en el canal del parto padecen sufrimiento fetal y suelen morir en el posparto.
En vacas primerizas la duración de todas las fases es mayor, no conviene precipitarse ya que un manejo erróneo repercutirá en sus futuras gestaciones. En muchas ocasiones se requiere una pequeña ayuda para atravesar el anillo de la v***a.
La presentación posterior o parto “de nalgas” se considera una distocia, así como otras alteraciones de la posición y las torsiones uterinas. Todas ellas pueden resolverse mediante cesárea o, más habitualmente, mediante extracción forzada con cuerdas, lubricante, etc. Requiere pericia, experiencia y fuerza por parte de quien asista el parto.
Otros factores que influyen en el desarrollo del parto de una vaca son problemas derivados de la madre o de su manejo: estrés y enfermedades. Entre ellas cabe destacar la hipocalcemia (el calcio se dirige en masa al calostro y descienden los niveles en sangre), que provoca debilidad muscular y contracciones débiles o incluso ausentes, por lo que la vaca no tiene fuerza para expulsar el ternero. Además, los problemas de cojeras repercuten en el confort de la vaca en el mejor de los casos, y en el peor son un factor de riesgo de torsión uterina, al no poder el animal levantarse y tumbarse con normalidad. Los trastornos metabólicos, el exceso o escasez de condición corporal, las mastitis u otras patologías influyen en el desarrollo normal del parto y en la aparición de retenciones, metritis (infección del útero), etc.