01/06/2021
Las redes sociales son herramientas muy útiles, que facilitan la cercanía con nuestros familiares y amigos, sobre todo en tiempos de pandemia y distanciamiento social. No obstante, pueden transformase en un arma de doble filo, al ser utilizadas para realizar funas, que lamentablemente afectan cada vez más a las y los médicos veterinarios que ejercen en Clínica Menor, principalmente.
Independientemente si se trata de grupos animalistas que critican el ejercicio de la Medicina Veterinaria o clientes insatisfechos con un determinado procedimiento o por sus tarifas asociadas; ese descontento injustificado se vuelca de forma virulenta en redes sociales como Facebook, Instagram o Twitter, perjudicando seriamente la reputación profesional y la salud mental de las personas afectadas.
Ese fue el caso del Dr. Franco Delucchi, Presidente del Consejo Regional Tarapacá del Colegio Médico Veterinario, quien desde hace ocho años, aproximadamente, comenzó a ser víctima de las desagradables funas que afectaban, principalmente, a la clínica veterinaria que tiene desde hace casi dos décadas en la ciudad de Iquique. “Esto comenzó hace 8 años y principalmente las funas perjudicaban a la clínica como institución y las consecuencias en un principio no eran tan visibles, por lo tanto no las detectamos a tiempo, principalmente hubo dos colegas que, con diferencia de unos años, dejaron de trabajar conmigo porque quedaron muy afectadas psicológicamente, lo que encendió las alertas del problema”, describe.
El Dr. Delucchi recuerda una situación particularmente incómoda: “hubo una clienta a la que no le cobramos por su perrito que falleció por parvovirus, algo que es altamente probable que ocurra si el paciente no ha sido vacunado. La clienta tenía una actitud agresiva y la enfermera, para demostrarle que hicimos todo lo posible para salvar a su perrito, dejó puestas unas cánulas. Producto de la ignorancia, la clienta pensó que habíamos torturado a su mascota, difundió las fotos en redes sociales y se armó una verdadera batahola”. Esto determinó que repensara la atención veterinaria que brinda en su clínica: “comencé a rechazar cierto tipo de pacientes, por ejemplo, perros con parvovirus o distemper que no han sido vacunados, debido a que un alto porcentaje de ellos muere y es muy difícil que los tutores de mascotas lo entiendan, aunque previamente hayan firmado un documento por escrito. Después, si el perrito se muere, igual te hacen pedazos en las redes sociales”, agrega.
Estas funas se realizaban en el grupo de Facebook de una agrupación animalista de Iquique que cuenta con más de 42.000 seguidores. “Incluso, durante el estallido social leí amenazas de que iban a venir a prenderle fuego a mi clínica, lo que me provocó una profunda sensación de angustia. Con el inicio de la pandemia las funas se hicieron cada vez más frecuentes, quizás porque gente estaba más estresada. Al principio, solo comprometían el nombre de la clínica, pero posteriormente comenzaron a agredir a un colega de la clínica, con nombre y apellido, y posteriormente empezaron a atacarme a mí. Ahí decidí tomar acciones legales. Cabe destacar que el colega afectado en ese momento, aún trabaja con nosotros y se proyecta en nuestra clínica”.
En marzo de 2021, el Dr. Delucchi presentó una querella en contra de las tres personas que figuran como administradoras del grupo de Facebook y ya comienzan a verse los frutos de esta acción legal: “Una de las tres administradoras del grupo debió ofrecer disculpas públicas en la audiencia, frente al Magistrado, y también a través del Grupo de Facebook. La querella sigue su curso y hay una nueva audiencia agendada para el 24 de junio, para ver qué ocurre con los otros dos administradores”, señala el Dr. Delucchi.
Esta experiencia transforma al Dr. Delucchi en voz autorizada para aconsejar a sus colegas sobre cómo proceder frente a este desagradable fenómeno: “lo primero, recomiendo establecer protocolos respecto de la forma de trabajar, qué es lo que vas a hacer, hasta dónde vas a llegar y entregarle la información de forma trasparente y por escrito a los clientes. Que firmen autorizaciones para la realización de cualquier tratamiento delicado y dedicar más tiempo para explicar a los clientes el procedimiento que se va a realizar y los potenciales riesgos asociados”, describe.
Si bien, probablemente la resolución judicial que obliga a ofrecer disculpas públicas al afectado no constituye una reparación proporcional al daño provocado, al menos consiguió detener su ocurrencia. Por esta razón, el Dr. Delucchi finaliza de esta manera: “a mis colegas les digo que no tengan miedo de presentar acciones legales, porque una querella es una manera de velar por tu negocio, por los colegas que trabajan contigo y finalmente, salvaguardar el prestigio profesional y la tranquilidad personal. Obviamente, la asesoría legal tiene un costo, que no es tan alto como el asociado a la pérdida de reputación producto de las funas. En los últimos 5 años junto con especializarnos en diversas áreas de clínica menor, también hemos formado a muchos colegas, lo que ha dado como resultado derivaciones desde otros centros veterinarios, lo que ha ayudado a que la comunidad reconozca nuevamente que nuestra clínica ha buscado siempre el bienestar nuestros pacientes”, concluye.