16/04/2023
Mi Devocional de hoy, 16 de abril
MUCHO MAS QUE SERVIR
“Sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor” (Efesios 6:7-8)
PASAJES COMPLEMENTARIOS:
Juan 13:1-17
"Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que le entregase, sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.
Entonces vino a Simón Pedro; y Pedro le dijo: Señor, ¿tú me lavas los pies? Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después. Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. Le dijo Simón Pedro: Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que está lavado, no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No estáis limpios todos. Así que, después que les hubo lavado los pies, tomó su manto, volvió a la mesa, y les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? Vosotros me llamáis Maestro, y Señor; y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis.
Colosenses 3:23-24
Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la herencia, porque a Cristo el Señor servís."
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No existe nada que realice y dignifique tanto al ser humano como la hermosa experiencia del servicio. Es una manifestación del amor, que recibimos de nuestro Padre Dios, la cual nos permite tener siempre para dar a otros una sonrisa, una palabra de aliento, un abrazo reconfortante o una mano de apoyo en el momento de la necesidad.
Hay mucha gente que sirve por distintas razones y motivaciones. Muchos lo hacen por necesidad, como un trabajo, y, en este caso, una justa remuneración es el pago por su servicio. Pero hay promesa de Dios para aquellos que SIRVEN DE BUENA VOLUNTAD POR AMOR, porque experimentan que todo lo que Dios les ha dado, es para compartirlo con los demás. Estos sirven de corazón y con alegría. Lo hacen no como para el hombre, pues en ese caso esperarían recompensa. Lo hacen sin esperar recibir nada a cambio, y entonces, es cuando reciben la recompensa de parte de Dios.
¡Qué maravilloso es ser recompensado por Dios! ¿Imagina usted cómo son las recompensas que da el Todopoderoso, el Padre bueno, cuya medida para dar es siempre generosa, apretada y rebosante?
Nunca repare en la cantidad del servicio ni calcule su costo. Entre más pueda servir, mucho mejor. Recuerde que la promesa incluye que del bien que cada uno hiciere, así recibirá del Señor.
Esté dispuesto a servir antes que a ser servido, aunque esto implique en muchas ocasiones someter el ego, la comodidad y aún dejar a un lado sus necesidades para atender las de otros. Esto no es nada fácil, pero el que acepta y adopta el servicio como un modo de vida, descubre la vida con sentido y realización, felicidad y fruto. Descubre la vida de Cristo, quien fue exaltado hasta lo sumo por el Padre, luego de la más abnegada entrega y del más loable servicio: dar su vida por nosotros (Marcos 10:45)
Nunca te canses de servir, porque ya tienes tu recompensa!
HABLEMOS CON DIOS
“Padre bueno, hoy me sigues enseñando el camino de la felicidad y de la bendición. Que a la luz de tu Santo Espíritu pueda hoy ser sabio para entender ese maravilloso intercambio, benéfico y favorable: Que mientras yo me ocupo de servir a otros, tú te encargas de mis asuntos, de mi vida, de mis necesidades y de mis anhelos. Gracias por enseñarme a ser como Tú”.