20/01/2022
¿PERROS, SERES SOCIABLES O SOCIALES?
Hay quienes aseguran que los perros no son seres sociales, puesto que el término sociedad es exclusivo de los seres humanos. Estas personas, muchas veces dedicadas al adiestramiento canino, afirman que los perros sólo son sociables.
Las opiniones anteriores son equivocadas. La identidad del perro como animal social se sostiene en su realidad evolutiva, que se basa en el postulado de Coppinger (1996): “la familia canina es exitosa debido no a sus condiciones físicas, sino a la asociación de por vida que se forma entre individuos emparentados”. Dicho de otra forma: lobos, zorros, chacales y perros (cánidos) han logrado su supervivencia gracias a la cooperación colectiva que se da entre sujetos de un mismo linaje.
A partir de este punto, es necesario preguntarnos: ¿Los grupos cooperativos formados por los canes son equiparables a alguna forma de organización social? Para responder a esta pregunta, es necesario contestar a otra que subyace de manera anterior: ¿Qué es una sociedad?
De forma práctica podemos definir una sociedad, según Clutton-Brock (1989) como: “un conjunto de individuos que se congregan y forman asociaciones de cooperación, bajo un sistema de comunicación y jerarquía; este sistema garantiza su continuidad por medio de la reproducción, legando en cada generación conocimientos y aprendizajes (expresados como comportamientos)”.
Llegados a este punto, apegándonos a la exposición de Bakker (1993) podemos afirmar que los canes:
(1) Son entes gregarios, buscan al grupo y se desenvuelven a través del grupo. Es decir, se congregan.
(2) De forma natural, las manadas, son entidades numerosas, en donde cada individuo participa activamente. Esto es, los canes cooperan entre sí para el beneficio de la manada.
(3) Los miembros de un grupo mantienen vínculos afectivos que se hacen evidentes a través de la manifestación de comportamientos muy variados (vocalizaciones, contacto físico, expresiones faciales y corporales, marcaje, alimentación conjunta, etc.) que son comunes y entendibles para todo el grupo. Los cánidos se comunican.
(4) Las estructuras y organizaciones dentro de una manada están dadas por medio de un sistema de relaciones basado en el parentesco, a partir del cual ciertos individuos se someten a otros, estableciéndose rangos que inciden en la actividad alimenticia, recreativa, de cuidado y reproductiva. Evidentemente, entre los perros la jerarquía es un rasgo evolutivo.
(5) Por medio de la reproducción, pero mas importante aún, a través de la replicación generacional de comportamientos y conductas, los conocimientos (lugares y técnicas de caza, por ejemplo) se legan de padres a hijos y perduran como un acervo.
Si bien es cierto, hasta ahora hemos hablado de la familia canina en general y no específicamente del perro doméstico, es importante entender que una especie, su comportamiento, esta invariablemente determinado por un contexto evolutivo. El perro doméstico, en esencia, es una suma de sus ancestros, su comportamiento natural no es lo que el ser humano pretenda, sino lo que su biología evolutiva ha determinado.
Así, resulta importante hacernos una pregunta más: ¿Si, como se ha evidenciado, los cánidos son seres sociales, por qué el perro doméstico no habría de serlo también? La pregunta anterior la dejamos sin contestar para la reflexión del lector, agregando una más: ¿No será que la estrecha relación, también evolutiva, entre humanos y perros, hace que estos últimos estén inmersos en sociedades aún más complejas y variadas que sus primos en estado salvaje?
Fuentes consultadas
Clutton-Brock, T. H. (1989): «Mammalian mating systems». Proc. Roy. Soc. Land. B., pp. 339-372.
Bakker, R. T. (1993): «The deer flees, the wolf pursues: incongruencies in predatorprey coevolution». En: Coevolution (D. J. Futuyma y M. Slatkin, eds.), pp. 350-382. Sinauer, Sunderland, Mass.
Coppinger, R.; Lorenz, J.; Glendinning, J., y Pinardi, P. (1996): «Atterntiveness of guarding dogs for reducing predation on domestic sheep». Journal of Range Management, pp. 275-279.