21/03/2024
ᴘᴏᴅᴏᴅᴇʀᴍᴀᴛɪᴛɪꜱ ꜰᴇʟɪɴᴀ
𝐆𝐫𝐚𝐧𝐮𝐥𝐨𝐦𝐚 𝐞𝐨𝐬𝐢𝐧𝐨𝐟í𝐥𝐢𝐜𝐨
𝘌𝘵𝘪𝘰𝘭𝘰𝘨í𝘢 𝘺 𝘴𝘪𝘨𝘯𝘰𝘴 𝘤𝘭í𝘯𝘪𝘤𝘰𝘴
El granuloma eosinofílico felino (GE) que afecta a la parte distal de las extremidades es una de las tres presentaciones del complejo granuloma eosinofílico felino (CGEF) . El granuloma eosinofílico consiste en un patrón de reacción cutánea y, en raras ocasiones, es un diagnóstico final. Aunque la etiopatogenia exacta del CGEF no está clara, la mayoría de las evidencias indican una posible hipersensibilidad subyacente, ya sea frente a insectos (principalmente pulgas) o a alérgenos ambientales o alimentarios. Algunos casos son idiopáticos, pero también se puede considerar un origen genético.
No existe predisposición por edad, s**o o raza, exceptuando las formas hereditarias del GE, cuya manifestación es más temprana. La presentación clínica puede variar en gran medida, puesto que las lesiones se pueden localizar en cualquier parte del cuerpo, incluyendo la cavidad oral. Normalmente, las lesiones no son pruriginosas, están bien delimitadas, consisten en elevaciones o nódulos de color eritematoso a naranja-amarillento y, a veces, con ulceraciones. Las lesiones de las almohadillas suelen presentar costras y úlceras. Puede observarse eosinofilia, aunque este no es un hallazgo diagnóstico. En un estudio reciente se ha descrito la presentación de lesiones de GE atípicas en múltiples extremidades en dos camadas.
𝘋𝘪𝘢𝘨𝘯ó𝘴𝘵𝘪𝘤𝘰
Si un gato presenta lesiones podales costrosas y/o ulcerativas, se debe realizar una exploración dermatológica completa, incluyendo la cavidad oral, para descartar la presencia de lesiones en otras localizaciones. La presencia de lesiones características en otras localizaciones debe levantar la sospecha de GE. Los gatos afectados también pueden presentar simultáneamente otras lesiones eosinofílicas y/o dermatitis miliar, lo que afianza la sospecha de una patología eosinofílica. La citología por impronta de lesiones ulcerativas o situadas bajo las costras o mediante PAAF de lesiones nodulares contribuirá al diagnóstico; las muestras generalmente revelan una reacción inflamatoria mixta con un infiltrado predominantemente eosinofílico. La eosinofilia tisular, aunque sirve de apoyo, no es diagnóstica de GE, siendo necesaria la evaluación histopatológica para establecer un diagnóstico.
El diagnóstico diferencial del GE con lesiones en las almohadillas incluye neoplasias (carcinoma de células escamosas y mastocitoma), granuloma infeccioso (foliculitis bacteriana y forunculosis, micobacterias, dermatofitos o infecciones fúngicas profundas), abscesos, virus de la viruela, reacción a cuerpos extraños y enfermedad granulomatosa estéril.
El diagnóstico definitivo se obtiene mediante el estudio histológico, el cual siempre debe realizarse cuando se observen lesiones nodulares solitarias, para descartar neoplasias o cuerpos extraños. Las características histopatológicas consisten en una dermatitis granulomatosa difusa o nodular con un importante infiltrado eosinofílico y áreas multifocales de colágeno rodeado de eosinófilos degranulados, conocidos como “figuras en llama”. Una vez confirmado el diagnóstico de GE, se debe hacer todo lo posible para identificar la etiología subyacente.
🔸𝘛𝘳𝘢𝘵𝘢𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘰
El pronóstico del GE, al igual que el de la P*P, es variable y puede llegar a resolverse espontáneamente. Si la causa subyacente (hipersensibilidad a la pulga o a los alimentos) se identifica y se trata satisfactoriamente el pronóstico es muy bueno, siempre y cuando se evite la exposición a los agentes desencadenantes. Los casos idiopáticos o los relacionados con la atopia requieren un tratamiento de por vida.
El tratamiento consiste en la administración de inmunosupresores, específicamente de prednisolona oral, 1-2 mg/kg al día, para después pasar, siempre que sea posible, a una pauta de días alternos. A veces se pueden necesitar dosis más altas (de hasta 4 mg/kg) y algunos casos responden mejor a la dexametasona, 0,1-0,2 mg/kg (reduciendo la dosis hasta la de mantenimiento con 0,05-0,1 mg/kg cada 72 horas) o a la triamcinolona 0,2-0,3 mg/kg al día.
El objetivo siempre debe ser mantener al gato con la mínima dosis posible y, lo más importante, con la menor frecuencia con la que se mantenga su bienestar. Se debe hacer todo lo posible para evitar las inyecciones de acetato de metilprednisolona debido al mayor riesgo de efectos secundarios, a la imposibilidad de interrumpir el tratamiento en caso de que aparezcan y al hecho de que se pueden necesitar dosis más altas si la respuesta es insuficiente. Los efectos secundarios del tratamiento con glucocorticoides, aunque son menos frecuentes que en el perro, incluyen polidipsia, polifagia, aumento de peso, diabetes mellitus, infección del tracto urinario, hiperadrenocorticismo yatrogénico y síndrome de fragilidad cutánea felina, enfermedad cardiaca congestiva, demodicosis y dermatofitosis.
La ciclospo***a a dosis de 7-7,5 mg/kg cada 24 h también ha demostrado ser eficaz para el tratamiento del GE. Debido al efecto retardado de unas 2-3 semanas, el tratamiento con ciclospo***a se debe continuar durante al menos 4 semanas, reduciendo posteriormente la frecuencia a días alternos siempre que sea posible, habiendo casos en los que se ha podido administrar satisfactoriamente cada 72 h. Los efectos secundarios son poco frecuentes, aunque un 25% de los gatos puede padecer signos gastrointestinales transitorios, incluyendo vómitos y diarrea. Según la experiencia de la autora, el riesgo de vómitos se puede reducir con la administración conjunta de maropitant (2 mg/kg) durante las primeras 2-3 semanas y/o aumentando progresivamente la dosis diaria de ciclospo***a. Otros efectos adversos que también se han descrito incluyen pérdida de peso, y (en raras ocasiones) hiperplasia gingival, hipersalivación, anorexia y lipidosis hepática. Los gatos en tratamiento con ciclospo***a deben ser FIV y FeLV negativos y no deberían tener acceso a cazar ni consumir carne cruda, debido al riesgo de desarrollar una toxoplasmosis potencialmente mortal.
Autora: DVM Ronnie Kaufmann
Royal Canin. Vet Focus.