11/12/2024
De las primeras lecciones que enseña el cáncer es aprender a abrazar la incertidumbre. Si bien la enfermedad parecería seguir un orden de tratamiento, la verdad es que este es extremadamente variable. El cuerpo humano reacciona de distintas maneras en cada momento, por lo cual se puede planificar de una forma y luego salir todo lo contrario.
La mayoría de personas tienen una necesidad de tener el control absoluto sobre todo, quieren que sus rutinas no se alteren y todo salga cada instante al milímetro como lo planean, pero el cáncer hace que sea justamente al revés. La cotidianidad se altera constantemente con cada síntoma o en cada etapa, se pierde el control y se intenta vivir cada instante haciendo lo mejor posible para ayudar al resultado pero aceptando que todo será como deba ser.
Si bien la necesidad de controlar tiene una buena intención de querer asegurarse que todo salga bien, saber soltar también es igual de importante. Aceptar que la incertidumbre no es la sensación más agradable pero tampoco la peor, permitirá vivir el cáncer con sus continuos cambios no como un suplicio, sino como una situación que te hará aprender sobre flexibilidad mental.
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