26/04/2023
SOMOS ELLOS, SON NOSOTROS
Lo confieso, siempre me ha tocado la moral, y alguna otra parte de la anatomía, constatar que una gallina recién salida de la jaula de una “explotación avícola” –dicho sea en el peor de los sentidos- sea más receptiva a nuestra información que otra que ya haya disfrutado del mayor grado de libertad de un corral. Quizás por eso, me reconforta saber que, respetando las necesidades sociales en lugar de estabularlos en boxes, los caballos afinan sus habilidades de comunicación y logran relacionarse con mayor armonía también con nuestra especie.
No deja de ser un torpedo a la línea de flotación de las propuestas “exprés” de entrenamientos y pseudoterapias basadas en el uso de trasportines también con nuestros perros. Iniciativas que llevadas al extremo se antojan más dirigidas a abonar un síndrome de Estocolmo en nuestros compañeros de vida, que al ofrecimiento de un menú decente de opciones por su cantidad y calidad. En el fondo, les debemos el restaurar en lo posible la riqueza de la Naturaleza. ¿Cabe algo más injusto que paliar nuestros déficits biofílicos a través del contacto con animales domésticos y, al mismo tiempo, mostrarnos insensibles a sus necesidades más íntimas y profundas?
La domesticación aumenta la permeabilidad de la barrera que separa a dos especies y facilita, así, la transferencia de habilidades sociales entre la de pertenencia y los nuevos partenaires sociales. Creo que, ante todo, dicha transferencia exhibe un carácter bidireccional. Así, en un sentido, un caballo (o un perro) se relaciona de forma más armoniosa con humanos cuando tiene la oportunidad de florecer socialmente en el ámbito intraespecífico, como prueba la investigación de referencia. Ahora bien, en sentido inverso, si cultivamos relaciones cabales y sanas con los animales que cuidamos, fomentaremos en ellos un crecimiento susceptible de mejorar notablemente su forma de corresponder con sus coespecíficos.
Cerrar esta circunferencia calienta el corazón, y un pintor ruso decía que son mucho más armoniosas cuando se trazan utilizando las dos manos. Por ello, empecemos también a hablar, de una suerte de “terapia asistida con humanos” (TAH) a favor del polo no humano de la relación, siquiera para compensar a nuestros compañeros de cuatro patas de todo lo aportado en el ámbito de las TAA. A la postre ambos son procesos psicodinámicos cuya clave estriba en las emociones. Entonces, ¿por qué buscar respuestas donde no se hallan en lugar de centrarnos en el afecto? Porque somos ellos y ellos son nosotros, busquemos las respuestas a través de Neurociencia Afectiva: ¿Una revolución para la educación canina?
Para más información sobre el curso, escríbenos a [email protected]
https://www.facebook.com/events/738964147943657
https://phys.org/news/2023-04-horses-groups-human-indications-individual.html?fbclid=IwAR2rDfdPzHZQeqhujZif6lIsENEHts5tLgnnPgTdFgUse0rHm7EMlds3LGc
A new study published in Animal Cognition shows that horses living in big enclosures and in groups of at least three are better at following directional indications from humans than horses kept in individual paddocks. The results also indicate that familiarity to the human providing the indications....