04/08/2024
🟠El duelo, eutanasias y dilemas morales.
Hace muy poco, se cumplieron tres años del fallecimiento de Tom, uno de mis perros. Parece que fuera ayer.
Aunque sus pensamientos me siguen evocando tristeza y vacío, hace un tiempo apareció un sentimiento nuevo e inesperado. La alegría. Si, así es.
La alegría de saber que le di la mejor vida que le pude ofrecer y que hice todo y cuanto estaba en mis manos para que pudiera tener una vida feliz y plena. A continuación me hice la siguiente pregunta. ¿Si volviera a nacer, me elegiría como su humano una vez más? Sé que si! Él me lo demostró siendo uno de los perros más despreocupados y seguros que he visto nunca. Nada era capaz de perturbar su paz, su estabilidad y su sosiego con la vida. Pasó los 5 últimos años de su vida conmigo , pero un 31 de julio pasó de estar radiante y feliz a fallecer.
Una torsión de estómago acabó con su vida, producida por una descomunal ingesta de agua después de su cena. A pesar de detectar rápidamente los síntomas y actuar con extrema rapidez, el cirujano más cercano no contestaba el teléfono, teniendo que trasladarlo al hospital veterinario, que estaba a una hora de camino. Pese a acudir con rapidez, los veterinarios no me dieron buenas esperanzas , el pronostico era muy grave, puesto que había empeorado muchísimo tras pasar el tiempo de los primeros síntomas. Tom no iba a quedarse bien, y su sufrimiento solo se iba a prolongar en caso de operarle. ¿Que se supone lo que uno tiene que hacer aquí? ¿Que es lo correcto? Salvarle, y causarle un sufrimiento más prolongado, o eutanasiarle y no alargar más su agonía? Un perro de 13 años, cuyo pronóstico en el postoperatorio carecía de buenas noticias…
Medité todo lo que puede acerca de esta decisión, y decidí eutanasiarle. Decidí no verle sufrir. Decidí que muriera en mis brazos, mientras le acariciaba el rostro y me despedía de el, hasta que vi que sus ojos se cerraron definitivamente, para no abrirse nunca más, dejando a sus espaldas unos recuerdos maravillosos de lo que el fué un gran perro, un gran amigo, compañero y ser, que a día de hoy sigo recordando con tristeza, vacío, pero también alegría.
Nunca te olvidaré, mi gran amigo, Tom❤️