15/11/2024
Hemos pasado de tener "perros dominantes" por todos lados, a vivir bajo una dictadura canina, donde al ser humano se le culpa de todo lo que hace el perro, donde no se ponen límites, y donde el ser humano a veces, muchas, demasiadas, se siente ahogado en la relación por las "obligaciones" y la culpa.
Pues no, señores, una relación sana no es eso. En una relación sana hay un equilibrio, y, sobre todo, mucha, mucha sinceridad y mucha, mucha comprensión hacia el otro. Y si hoy no estoy bien y no me apetece dar un paseo más largo, pues se lo digo a mis perros y listo, en lugar de ir acompañándolos de aquella manera y que pasen cosas que en otras circunstancias no pasarían, y que, por supuesto, son "culpa tuya". Y si en un acercamiento no me siento tranquila, pues se lo digo a mis perros: "Oye, lo siento, pero no estoy cómoda en esta situación. Vámonos, porfa", porque es un mensaje coherente con mi estado, y no me quedo ahí presente, mal, haciendo que mis perros noten que estoy mal y obligándolos a tomar ciertas iniciativas que en otros momentos no tomarían, porque "mi perro quiere acercarse" y yo tengo que mostrar un falso valor que al perro no le sirve de nada porque sabe perfectamente que es mentira, morderme la lengua y rezar que no pase nada.
Si vives en pareja y tu pareja te propone hacer algo, habrá veces que no te apetezca nada, habrá otras que igual si te insiste te convence, y habrá veces que estarás encantado de hacer lo que te propone... Y no pasa nada. Eso es convivencia, respeto mutuo y entender dónde están los límites. Porque si siempre hacemos lo que quiere el otro no estamos hablando de convivencia, sino de esclavitud.
Es tan sumamente importante trabajar en el bienestar y las necesidades de un perro como en el bienestar y las necesidades de sus humanos, porque si sus humanos no están bien, difícilmente el perro va a estarlo. Los que trabajamos con familias multiespecie tenemos que ser parte de ese proceso de comprensión mutua y del encuentro de ese equilibrio. Ni podemos ni es justo dejar toda la carga y la "culpa" al humano, pero tampoco al perro. Apoyar a la parte humana es tanto o más importante que hacerlo con el propio perro, porque nosotros vamos a echar un ratito con el perro, pero el verdadero trabajo día a día 24/7 lo realiza la familia. Apoyo, seguridad, comprensión, empatía, ponerles las cosas lo más fáciles posible para que ambas partes puedan cubrir sus necesidades sin esclavizar al otro. Ese debe de ser nuestro verdadero trabajo, y no "culpabilizar" a nadie.