El proyecto
El caballo es un animal que vive en manada y, al relacionarse con los individuos de la misma especie, aprende el papel que le corresponde en el seno del grupo. Pasa la mayor parte de su tiempo pastando – entre 13 y 20 horas – y el resto del día lo emplea en interactuar con otros caballos y sesteando. Si se trata de caballos domésticos, sanos física y mentalmente, hay que tener en cuent
a, obviamente, el seguimiento veterinario (vacunación, desparasitación, salud dental), la visita periódica del herrador (en nuestro caso sólo para rebajar los cascos) y la alimentación adecuada. Tampoco hay que pasar por alto – y esto es, sin duda, lo más importante – la relación entre caballo y jinete, origen de la confianza mutua: el lenguaje corporal, el liderazgo, el respeto, la sensibilidad. Consecuentemente, y en la medida de nuestras posibilidades, pretendemos facilitarles las condiciones que les permitan aproximarse cuanto sea posible a este patrón de vida; por eso queremos ofrecerles cuadras abiertas que les sirvan de cobijo cuando lo deseen, pastos suficientes y espaciosos para cubrir sus necesidades y, sobre todo, la compañía de otros caballos. Por suerte, en nuestro entorno contamos con la circunstancia favorable de conseguir acceso a espacios adecuados para darles cobijo y alimento y, a la vez, aprovechar y mantener los recursos naturales de la aldea en la que vivimos. Con este proyecto queremos divulgar la noción de bienestar equino en condiciones de domesticación. Esto nos lleva a ofrecer no sólo rutas de paseo y clases, sino también a tratar de facilitar una forma alternativa de comunicación entre personas y caballos. Para ello prevemos desde ejercicios pie a tierra, aptos para todos los jinetes, cualquiera que sea su nivel o experiencia, hasta talleres. Además, pretendemos darle forma a una idea más personal: dar a conocer al visitante la Galicia que se nos escurre entre las manos. Consideramos de la mayor importancia recuperar entre todos, en la medida de lo posible, el entorno descuidado en las últimas décadas, restaurando muros, cuidando leiras de pasto, reabriendo senderos, liberando algún molino de la maleza que lo envuelve, para conseguir así rutas más atractivas. No hace mucho, la mayoría de nuestros vecinos pastoreaba su ganado ovino y bovino con el fin de sacar algún provecho en forma de carne y leche; pero este tipo de actividad se ha ido perdiendo paulatinamente, con las consiguientes consecuencias negativas para la aldea. Bien podrían ahora esas leiras recobrar una nueva vida ayudando a la manutención y bienestar de los caballos. Queremos concienciar a la población acerca de la belleza de su patrimonio y la importancia de su conservación.