07/03/2024
María Castaño Rosado, representa una saga de una Familia Veterinaria. Mujer veterinaria del siglo XX y actual, madre,abuela, luchadora, trabajadora y estudiosa durante toda su vida profesional. Es nuestra querida profesora y Catedrática de Anatomía Patológica e Histología, Mariqui.
Hoy queremos rendir homenaje a una mujer Veterinaria en mayúsculas, a María Castaño, a la que admiramos y queremos, con la que aprendimos cientos, miles de imágenes y lesiones en todo tipo de piezas y vísceras, como esa “apariencia abigarrada y marmórea”, hoy día 8 de marzo, día de Internacional de la Mujer.
Hace unos días Enrique Jodra y yo, pasamos una tarde muy entrañable además de interesante y divertida, en casa de nuestra querida Mariqui. Nos acompañó en todo momento su marido y compañero de vida, Manolo Rodríguez, que un poco antes de comenzar nuestra charla, Manolo, nos prestó todo tipo de atenciones y nos enseñó su museo veterinario, que va enjaretando en la parte superior de su casa, del cual hablaremos seguro en otra ocasión.
A lo largo del relato de María, he de decir que, mientras nos explicaba su vida profesional desde el inicio de sus estudios y vida familiar, ha permanecido presente en todo momento su origen familiar veterinario, su constante marido y compañero Manolo, su Catedrático y profesor muy admirado Don Eduardo Gallego, sus hijos Miguel (fallecido recientemente), y Ana y sus nietos. ¡Ah y como buena veterinaria salen siempre sus numerosos perros y los avatares de éstos!
María, para los que no la conocéis, ha desarrollado sus funciones como Catedrática de Anatomía Patológica e Histología de la Unidad Docente de Histología y Anatomía Patológica de la Facultad de Veterinaria de Madrid (UCM) desde el año 1983. Es Doctora en Veterinaria desde el año 1974 y ha desarrollado labores Docentes, Investigadoras y Asistenciales en el Hospital Clínico Veterinario de la Facultad de Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) durante 40 años realizando labores de diagnóstico Anatomo-patológico.
Cuenta con 74 artículos publicados en revistas nacionales e internacionales, ha participado en más de 20 Proyectos de Investigación,104 Comunicaciones, Ponencias y Mesas redondas presentadas en Congresos. La mayor parte de su Currículo se desarrolla en el área de la Patología Veterinaria, siendo además miembro del Colegio Europeo de Veterinarios Europeos de Patología Animal.
Ha ocupado diferentes puestos de representación en la Facultad de Veterinaria de Madrid, en el Colegio de Veterinarios de Madrid (Junta de Gobierno desde 1989 a 2008, siendo además desde el 2002 al 2008 representante de la Facultad de Veterinaria en la Junta Directiva) y en la Asociación Madrileña de Historia de la Veterinaria (AMHV) siendo en su momento presidenta de la Asociación además de ser también socia fundadora.
En los últimos años se ha dedicado al estudio de los diferentes aspectos de la Historia de la Veterinaria, fundamentalmente al de las Mujeres Veterinarias a lo largo de la Historia, contando en este campo con una Exposición, 4 artículos y un libro publicado, participación en 17 Congresos y 12 Conferencias relativas a este mismo tema.
Nació en San Vicente de Alcántara en el año 1946, en una localidad situada en el límite entre Badajoz y Portugal. Parte de sus estudios primarios, de bachiller y PREU los realiza en un internado en Badajoz. La vida en el pueblo era limitada para los estudios, nos dice.
Inicia su carrera profesional en la misma casa que tiene ahora, con su familia, ya que representa la quinta Generación de Veterinarios, contando con su padre, su abuelo, bisabuelo y su tatarabuelo, este último que era albéitar; Manolo su marido (también hijo de veterinario) y sus cuatro hermanos también veterinarios, han tenido dos hijos también veterinarios, completando así seis generaciones de veterinarios y conformando de este modo lo que podemos denominar una Saga de Veterinarios.
Conoció el herradero y la fragua en su propia casa, el albéitar José Julián Rosado Rosas tenia Fragua y herradero y su hijo se formó como veterinario primero en Córdoba y acabo en Madrid como Veterinario de segunda en la Escuela de Madrid. Este acabo sus estudios en el año 1866 (María guarda su título) y tuvo dos hijos de los cuales uno de ellos se hizo veterinario que es el abuelo de María; su abuelo tuvo dos hijos, entre ellos, su hija que se casó con su padre, Juan Ramón Castaño, que fue quien sustituyó a su abuelo como veterinario en el pueblo. El hermano de Mariqui también estudió veterinaria y comenzó los estudios en el año 1961, tres años antes que ella.
María comienza sus estudios en Veterinaria en el año 1964 en aquel entonces eran seis años de estudios y no llegaban a 100 alumnos entre los seis cursos en la totalidad de la Facultad. Su primer año lo inicia en el aula nº22 de la Facultad de Derecho, ya que nuestra Facultad actual no estaba aún construida.
Para ella fue un drama empezar la carrera en otra facultad que no tenía relación con la veterinaria en esencia. Era un Aula para 205 alumnos y eran un total de 13 españoles y otros compañeros que cursaban los estudios procedentes de Sudamérica de forma intermitente, ya que hubo cierre de algunas facultades como la de Venezuela y venían a estudiar a España aquellos chavales que eran de familias más pudientes. La nueva Facultad se Inauguró en el 1968 y el Decano de entonces con el que estudio era Don Gabriel Colomo de la Villa.
Nos cuenta que su carrera fue muy complicada de cursar, debido a las innumerables huelgas que hubo en aquel periodo ya que la facultad se cerraba y se perdían a veces hasta dos o tres meses de clase. En aquel entonces no había departamentos ni grupos de trabajo. Los profesores no tenían en aquella época dedicación exclusiva. No parecía un ambiente autentico como el de una Facultad de Veterinaria.
La carrera la inicia con 17 años permaneciendo hospedada en un colegio mayor y por lo que nos cuenta, la carrera, no le gustó demasiado, hablamos de los estudios claro, ya que las materias de primero y de segundo curso le resultaron totalmente discordantes, no era como ella se lo había imaginado. En primero y segundo curso tenia asignaturas como Matemáticas, Física, Educación Física, Religión y además la Facultad en si todavía no estaba construida. Las clases de Biología a las 8 de la mañana no le gustaban demasiado, de hecho, nos cuenta la anécdota de como la echaron de clase el primer día por llegar tarde. No tenían apenas clases prácticas durante la carrera. Con algún b***o hubo alguna práctica, nos cuenta Mariqui. Reíamos cuando nos rememora como sus compañeros le gastaban bromas metiéndole trozos de carne en los bolsillos.
En primero, iniciaron los estudios tres mujeres españolas, y ella fue la única mujer española de la promoción que finalizó la carrera ya que las otras dos no acabaron la carrera de veterinaria. Una de ellas lo dejó al poco tiempo de iniciar y la otra acabó ingresada en un Hospital de la Sierra de Guadarrama con tuberculosis. No volvió nunca más a saber de ellas.
Nos cuenta la anécdota (triste) que empieza su carrera de luto riguroso por el fallecimiento de su padre y vistió de negro durante los dos primeros años y luego de gris al igual que su hermano. A partir de segundo año y del tercero llegaron compañeras de estudios, mujeres sudamericanas (principalmente de Venezuela), aunque no asistían a todas las clases. Aún ahora siguen en contacto estas compañeras de Venezuela que cursaron la carrera juntas. Finalizan los estudios en sexto un total de cinco mujeres, ella como la única española y las otras cuatro venezolanas.
Una característica importante a reseñar que nos indica María es que todos los compañeros de promoción menos uno, eran hijos de veterinarios o sobrinos acaso, pero todos eran familia de veterinarios.
El final de los estudios y el inicio de su vida profesional son casi coincidentes, ya que acaba los estudios con los exámenes de Farmacología del sexto año (por los bares de Moncloa, nos hace reír Mariqui) y el por aquel entonces compañero y después marido, Manolo Rodríguez junto a Juan Badiola (que eran internos en Patología Médica) la proponen para que ocupe una plaza de Asistente de Prácticas junto a Don Eduardo Gallego, el entonces ya Catedrático de Histología.
De este modo comenzó su vida Profesional el 1 de octubre de 1970 trabajando en la misma Facultad en el Departamento de Histología y Anatomía Patológica al poco de finalizar la carrera. Nos cuenta la anécdota de cómo le dijo a su madre en ese momento con gran gozo que ya no tenía que mandarle dinero desde el pueblo para su mantenimiento y que después de esto, no cobro nada hasta pasados seis meses. Penurias y risas. Cobró de golpe algó más de 10.000 pesetas correspondientes a seis meses de trabajo de asistente de prácticas y le pareció una cantidad desorbitada. Desde aquel momento abandona el colegio mayor y se va a compartir piso (ya estaba de moda el shareflat…) con otras cuatro compañeras que aun ahora mantiene una íntima y cercana amistad hasta el punto que hoy en día, cada día, se dan los buenos días y las buenas noches.
En la Catedra, en aquel momento eran primordialmente hombres excepto una laborante y ella. Había además en aquel momento un gran número de veterinarios militares que colaboraban de forma altruista en todas las cátedras. María disponía ella sola todas las preparaciones para las practicas y las daba junto con otro compañero, José Luis Jiménez Muñoz.
Su tesis se la dirige Don Eduardo Gallego y la lee en el año 1974. Ella impartió desde entonces las asignaturas de Anatomía Patológica General y la Anatomía Patológica Especial.
Nos relata Mariqui como a través del cambio sufrido con la Ley de Educación impulsada por José Luis Villar Palasí, ministro de Educación y Ciencia desde 1969, se cambió totalmente la estructura de la Facultad y se crean entonces los Departamentos, la figura de los Catedráticos se redefinen, de los Agregados y de los Profesores Adjuntos. Es así como le surge la oportunidad de ocupar una Agregaduría junto al Catedrático Eduardo Gallego que no quiso nadie inicialmente, ocupándola de forma interina, para la que se requería formación trabajos publicados e idiomas, de Histología y Anatomía Patológica. Esta plaza cuando salió a concurso la perdió tras seis duros ejercicios, ganándola finalmente un compañero que procedía de la Facultad de Córdoba, Alfonso Blanco. Se quedó sin plaza y sin trabajo hasta que sacó a los pocos meses una plaza de Adjuntía. Finalmente logró la plaza de Agregada en Córdoba y tras solo dar una sola y única clase, relativa al musculo liso (simple, aburrido el músculo liso pero importante, nos ríe Mariqui) acordó una permuta con Alfonso Blanco de tal modo que el volvió a su tierra natal y ella permaneció en la Facultad de Madrid.
Detalles curiosos y de la época eran como en aquel entonces, el hecho de que ella se presentara a una plaza de agregaduría habiendo tenido apenas a su primer hijo, le parecía a todo el colectivo veterinario, una auténtica barbaridad.
Posteriormente, gracias a la nueva ley del primer gobierno socialista, se equipararon a todos los profesores Agregados a Catedráticos y ella en el 1983 se convierte en Catedrática de Histología y A. Patológica. Cuando en el año 1984, con 68 años se jubila Don Eduardo Gallego, su compañera y amiga Juana Flores (Nani) se queda con la Catedra de Gallego prosiguen el camino de la Unidad docente juntas hasta su jubilación.
La cátedra nos dice, la concebía en tres partes: la actividad docente, la investigadora y la asistencial. Es difícil no conocer a María, ya que ha dado clase a 40 promociones en la Facultad de Veterinaria de la UCM.
Se jubiló en septiembre del año 2017 y nos resume como lo más fascinante de su vida profesional el dar clase a cientos de alumnos, y también el mundo de los mataderos como fuente de las lesiones para la asignatura de Anatomía Patológica. Le ha fascinado ir en búsqueda de piezas por los mataderos de Madrid y Segovia con los alumnos en prácticas y encontrar aquellas lesiones que surgían durante las diferentes epizootias vividas a lo largo de su vida, para poder enseñarlo después a sus alumnos. Recogían las piezas en bolsas de basura en los mataderos y las trasladaban a la facultad en un coche que consiguió el profesor Cardá de segunda mano, ya que en aquel entonces no había ningún medio de trasporte en la Facultad para esta actividad. Al final de cada curso, nos explica, hacia un informe a cada matadero con todas las diapositivas de cada una de las lesiones detectadas a lo largo del año a modo de agradecimiento.
Nos habla de las lesiones de tuberculosis en cerdo procedentes de mataderos de Segovia como de su vida y las necropsias como parte fundamental en su carrera.
El origen del brote de Peste Equina del año 1987 en Madrid la marco definitivamente. La importación de unas cebras infectadas, subclínicas, procedentes de Namibia como hipótesis final a Aldea del Fresno y la llamada de la veterinaria del centro a Maria, la alertan y la activan para que tras muchos días de investigación y cientos de necropsias en toda la Comunidad de Madrid a lo largo de la carretera de los pantanos, la implicasen en el brote de forma determinante. La Comisión de Investigación del Ministerio la convocaba con cada muerte equina surgida durante el brote, para que realizara la necropsia. Nos cuenta como el Hipódromo de la Zarzuela tras dos casos surgidos finalmente se realizó la vacunación masiva de toda la cabaña con una vacuna atenuada salvándose así de la infección los caballos estabulados y el cierre del hipódromo.
Otra actividad de Mariqui que tiene una especial vinculación con el día que hoy celebramos y que inició ya casi en su jubilación al darse cuenta en su retiro, de que no podría ya hacer mas necropsias principalmente en su casa (reíamos ), fue el inicio de su investigación sobre las Mujeres Veterinarias a lo largo de la Historia. Esta nueva pasión en María nace de una parte por su origen y saga familiar veterinaria y de otra parte por el conocimiento y relación personal que ella mantuvo con las primeras mujeres que se licencian en la Facultad de Madrid en el año 1930.Luz Zalduegui, María Roldán y Ángela Aguirre
Tuvo la necesidad de describir de alguna manera su vivencia, el haber tratado de una forma muy cercana a la que ella llamaba Tía Luz, Luz Zalduegui, la que fue la primera mujer que se licenció en la Facultad de Veterinaria de Madrid. Era compañera de curso de su padre, se casó con Leandro Carbonero y ambos eran íntimos amigos de sus padres.
Luz Zalduegui y su padre comenzaron a estudiar en el año 1930 con el plan Alba y estaban esperando, sobre todo las mujeres en aquel entonces, a que se iniciara el Plan Gordon. Con éste nuevo Plan de Estudios surge un nuevo plan de veterinaria en 1931, en la II República, donde las Escuelas de Veterinaria pasaron a depender del Ministerio de Fomento a través de la recién creada Dirección General de Ganadería e Industrias Pecuarias. El Plan se enfocó más hacia la investigación, la bromatología y la producción animal y en aquel entonces pensaron que era mucho más adecuado para la mujer. Es entonces cuando se trasladan al plan Gordón 17 personas de esa promoción, entre ella las tres mujeres compañeras de curso de su padre (se hicieron una piña) y eran especialmente amigos de su padre. Con la muerte de su padre posteriormente y su madre quedar sumida en una tristeza infinita, Luz Zalduegui y Leandro se responsabilizan en parte de ella y de sus hermanos.
Su pasión por la Historia y su situación familiar, la significan como gran conocedora de las primeras mujeres veterinarias, Luz y Maruja Roldan. De hecho, el Primer Congreso de Historia de la Veterinaria lo forjaron juntas Mariqui y Luz Zalduegui, con la conferencia sobre la Mujer Veterinaria.
Mariqui durante todos estos años desde su jubilación ha reclutado información sobre la actividad de la mujer en la profesión y ha ido actualizando los censos de la mujer veterinaria en la actividad profesional en todos los campos y posibilidades tanto con actividad laboral en emoresa privada como en el campo de la administración.
Como colofón final, decir que ella define su carrera profesional, de forma muy satisfactoria. Le ha encantado la profesión, sobre todo la docencia y las necropsias realizadas a lo largo de nuestra región en busca de hallazgos y de diagnósticos.
Como mujer, nos cuenta,que durante su profesión, lo peor para ella, fue el no lograr obtener la vacante de la agregaduría y que fuera ganada por un hombre de una facultad de fuera de Madrid.
Lo que más le gustó de su carrera profesional fueron la docencia, las necropsias y el diagnostico, con la búsqueda incesante de lesiones anatomopatológicas para mostrarlas a los alumnos. Los mataderos le entusiasman fueron su mundo , eran el origen de muchas de las piezas que eran después el material docente.
Del trabajo en la Universidad, al preguntarle si tuvo algún problema como mujer, nos afirma que nunca, que no tuvo ningún contrariedad ni complicación como no sintió alguna diferencia en ningún momento por el hecho de ser mujer en una profesión fundamentalmente de hombres
La forma de ser de María, trabajadora, activa,apasionada, abierta e ilusionante y su origen veterinario, le dieron unas cualidades que posiblemente la ayudaron enormemente a que desarrollara una vida profesional positiva y sin obstáculos.
Hoy a sus 78 años de edad, tras una trayectoria profesional satisfactoria, se caracteriza por el logro de metas y sobre todo por ser querida por sus compañeros de la Facultad y los alumnos que la recordamos como una gran profesora además de una gran persona.
Solo puedo decir que ha sido una tarde estupenda la que hemos pasado contigo Enrique, Paquita y yo, María, y que hubiéramos estado cinco horas más escuchando como tu memoria infinita nos narraba infinidad de detalles de tu vida, si no es porque Enrique Jodra nos da el alto al reloj y nos dice que ya no son horas de segur con la charla.
Derrochas hoy aun alegría, garra, entusiasmo y transmites como antaño como cuando fuimos tus alumnos, muchas ganas de seguir aprendiendo contigo.
¡Muchas gracias Mariqui!
¡¡ENHORABUENA!!
Alicia Jiménez Manso
Vocal Junta Directiva AMHV