16/03/2024
Coco, Tizón, Carbón, Rati, Panceta, Pelusa,…
Son los gatos que rondan en la zona donde estaba el cuerpo de Greñas.
Él aparecía por allí pero siempre muy tarde, por que es una zona muy concurrida y era consciente de lo vulnerable que era con su sordera.
Recibes una llamada: “han atropellado un gato en la plazuela” y corres hacia allí, imaginándote a quien de ellos vas a tener que recoger, que parte de tu corazón va a romperse en mil pedazos.
Pasaron todos por mi cabeza, menos el.
¿Qué hacía allí? Que más da.
Pero al ver su cuerpo sin vida, al tocarlo aún caliente, en mi cabeza pasaban una y otra vez las palabras,
“Tenía que haberle cogido”
“Tenía que haberle cogido”
“Tenía que haberle cogido”
Se repetían tan fuerte en mi cabeza como si esas cuatro palabras fueran a devolverle la vida.
Quien no cuide a un gato callejero, nunca sabrá lo doloroso, injusto, frustrante e impotente que es perder a uno de ellos.
Les coges, les castras, adquieres un compromiso con ellos, de cuidados, de amor, por qué por mucho que quieras protegerles en una burbuja no puedes y te rompes en mil pedazos por darles la vida que ellos quieren en libertad. Te rompes cada día cuando te vas mirando hacia atrás.
“A comer y a esconderse chic@s”
“No os dejéis atropellar, ni envenenar, ni pegar”.
Y al día siguiente vuelves, pasando lista con la mirada. Y así cada día, viviendo una auténtica historia de amor, que sabes que tarde o temprano terminará en tragedia.
Hasta el cielo, Greñas.
Hasta el final.
❤️🩹
🌈✨🤍