04/02/2023
Aprovechando este mágico recuerdo capturado 9 años atrás de mi amigo Jorge Escudero, quiero compartir con todos una reflexión que me surge al ver la foto.
Hace nueve años tuve mi primera experiencia cara a cara con un lobo, que casualmente era el jefe de la manada en ese momento; se llamaba Bruss.
Fue increíble, noté una conexión tremenda, casi un vínculo. En ese momento no pensé en las recomendaciones de la visita a la finca: " no moverse" " no mirarlos fijamente" "no intentar tocar o acercarse"... Mi reacción instintiva fue agacharme y dejar que viniera lentamente. No pensé ni sentí por un instante que fuese a hacerme daño. Al mirarle a los ojos, me di cuenta de que él también sintió esa conexión y que lo único que quería era conocerme. Se acercó, olió mi nariz, la comisura de mis labios y me permitió darle un beso. Después, me miró de nuevo a los ojos y se alejó con la misma tranquilidad y sensación de armonía que yo sentía. Fue un momento increíble, inolvidable, fantástico... realmente no tengo las suficientes palabras para explicarlo.
Lo que sí os puedo decir, es que, en ese momento, me di cuenta de que mi pasión es el trato con animales y más concretamente con los perros, y que podía usar esa conexión que me nace desde dentro (hasta ese momento sentía algo, pero no lo sabía bien del todo) para aplicarlo en mis clases de educación y etología canina.
Sé que no es fácil a veces entenderse entre especies, porque tenemos distinta forma de comunicarnos, y como dicen los que me conocen, “para ti es fácil” (y tengo que reconocer que lo es, no sé explicar cómo y porqué lo sé) pero lo que sí intento es haceros entender, que se puede crear un vínculo con tu perro y que sepáis empezar a generar esa conexión que os va a hacer felices en vuestra relación.
En eso baso mis clases