07/08/2023
🐭🐬🐶 El delfín en la bañera y ¿por qué no tiene sentido educar/entrenar o calmar al perro?
En esta publicación voy a hablar sobre el comportamiento sexual de las ratas hembras, sobre los delfines y sí, también sobre el perro doméstico de familia. Te prometo de antemano que todo esto tiene sentido y una utilidad práctica que les cambiará la vida a ti y a tu compañero canino. ¿Me acompañas en el argumento?
Parto de esta frase de Martha McClintock: “Estudiar el comportamiento sexual de las ratas hembras en una jaula, es como estudiar el comportamiento de nado de los delfines en una bañera”. En otras palabras: es no tener maldita idea de cómo el animal se comporta realmente… Esa es una de las bases de la Etología: para entender el comportamiento natural del organismo debes verlo exhibir conductas en un ambiente adecuado y en consonancia con su proceso evolutivo y sus características biológicas. ¿Y qué tiene que ver esto con los perros? Concédeme un párrafo más, ya casi llegamos.
La Dra. Martha McClintock estudia los mecanismos neurales y endocrinos del comportamiento, en la Universidad de Cambridge. Ella investiga las feromonas y propuso la teoría de la sincronía de los períodos menstruales. Durante su transcurso como investigadora, descubrió también que las ratas hembras no tenían un papel tan pasivo en la reproducción como se pensaba con anterioridad. En la ciencia ya establecida “se sabía” que las ratas hembras simplemente “aceptaban” al macho durante la cópula. Su conducta en ese contexto no parecía ser relevante para el proceso. Ellas solo estaban ahí congeladas mientras el macho copulaba… Eso hasta que estudiaron el apareamiento en ratas en libertad 🐀🐀🐀
Con los espacios naturales para la especie, las ratas hembras llevaban a cabo un elaborado conjunto de comportamientos de cópula, que incluían mantener la distancia del macho y elegir si copular o no. Este grupo de conductas jamás había sido observado con anterioridad, porque nunca antes se había estudiado la reproducción de las ratas en el contexto adecuado para que fueran exhibidos comportamientos normales de la especie. ¿Y el perro? ¿Cuándo llegamos al perro?
Ya, ya. Aquí estamos. ¿Qué tienen que ver las ratas y los delfines con tu perro? Pues todos son mamíferos, vertebrados. Eso es algo. Pero ese no es el punto. El punto es el siguiente: ¿estás seguro de que sabes cómo debería ser el ambiente adecuado para observar quién es tu perro, qué necesita y qué cosas le hacen bien?
Lo primero en lo que pensamos hoy en día, al llegar un perro a casa, es en cómo debe comportarse. No debe tirar a la correa, no debe morder manos, vemos la agresividad como una mala conducta y el perro debe aprender a disfrutar de “no hacer nada” debe “aprender a relajarse” a no interactuar con el ambiente que le rodea, más que para mirarlo pasivamente… justo como las ratas hembras cuando copulan en una jaula. Ya sé que no estamos hablando de la conducta sexual del perro doméstico, pero sí estamos hablando de su comportamiento natural. Decidir que el perro debe tener una actitud pasiva calmada o educada ante la vida es lo mismo que decidir que las ratas hembras tienen un papel pasivo en la reproducción, hasta que pones a los individuos en el contexto adecuado y descubres toda la riqueza que jamás habías podido ver en su repertorio conductual, por culpa de tus preconceptos. ¿Quién dijo que los perros tienen que aprender a disfrutar de “no hacer nada”? Los que decidieron eso ¿le preguntaron al perro?
La primera vez que llegué a Los Lagos como oyente en una clase de socialización con el Gentle Team - Alexa Capra, Alexa y yo comentábamos la importancia de los espacios adecuados para una socialización sana. Espacios amplísimos, donde los perros se ven desde lejos y pueden decidir si quieren o no interactuar, o cuando irse. Esos espacios, según descubrí con el tiempo, eran la base para entender qué elementos son importantes para el perro cuando interactúa con otros grupos familiares, incluidos otros individuos de su misma especie. Lo mismo me pasó con las actividades en casa, la calidad y cantidad de los paseos, el juego… Si no das al perro el contexto adecuado (enriquecido, variado, con la libertad de expresarse) para elegir lo que prefiere y lo que le resulta más natural ¿cómo aprendes sobre su conducta? ¿De verdad tiene sentido que decidamos los humanos cuáles son las conductas buenas y malas para un perro?
Entrenar al perro, educarlo, enseñarle la calma, es como ver el comportamiento de reproducción de las ratas hembras en una jaula o el comportamiento de nado de un delfín en una bañera: nunca tendrás idea de quién es tu perro. No sabes lo que le gusta, lo que prefiere, los espacios que normalmente necesita para estar bien, para tener una interacción sana con su ambiente….
Hay quien pretende que un cachorro aprenda a comportarse mientras es expuesto a todo tipo de estímulos y considera eso una “socialización adecuada”. Hay quien piensa que poner a varios perros juntos en un mismo lugar, con humanos que están todos juntos y los ignoran, es una buena forma de socialización (basta con que los perros no se agredan). No conocemos la personalidad de nuestro perro ni cómo percibe el mundo, mucho menos cómo interactúa con su entorno sin toda esa presión de ser un “buen perro”. Pero, por alguna razón, encontramos de lo más amable este tipo de procesos…
“Pero, oye, si el perro no está educado…”
Pensamos que una convivencia sana con un perro que no está educado/entrenado/modificado/calmado es imposible, que ese tipo de vida es simplemente el caos.
Y nos equivocamos.
Solo pensamos así porque no sabemos quién es nuestro perro realmente. Y es que de la misma manera que necesitamos sacar a la rata de la jaula para entender su conducta reproductiva, y al delfín de la bañera para entender su comportamiento de nado, necesitamos sacar al perro de toda esa presión enorme que le ponemos para que sea un “buen perro”.
Cuando un perro es libre de ser perro, no destruye la casa, no es imposible de gestionar a la correa, no agrede sin motivo, no se apodera del mundo... Un perro libre de ser perro es perfectamente gestionable. El asunto es: ¿tienes los suficientes conocimientos como para gestionar a un perro que se comporta como un perro?
Si la respuesta es "no", pues a aprender, a estudiar y cambiar para tu perro. Se puede. Es necesario. Y, todavía más importante, es nuestra responsabilidad ética si queremos que nuestro perro esté bien.
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