09/10/2019
David Alonso - Doma Natural
¡El vaquero, individuo en extinción!
Por David Alonso
La m***a charra y la western son herederas de la forma de equitación que trajeron los españoles durante La Conquista y fue desarrollada en el Nuevo Mundo primero por los chinacos (antecesor del charro) y después por el cowboy en Norteamérica, imprimiendo cada quién su estilo a partir del mismo inicio. En ambos casos, la vida de esos personajes estaba ligada totalmente al ganado bovino que había crecido exponencialmente durante la colonización de esta parte del continente. El caballo para ambos era su medio de transporte, su herramienta de trabajo, su compañero, con el que podía pasar días enteros en el desarrollo de una faena. Lo anterior hizo que el vínculo del jinete del Nuevo Mundo fuera diferente al europeo que enfatizaba la superioridad del hombre sobre el caballo.
Esa filosofía de asociación y unión del vaquero mexicano y americano con el caballo les permitía trabajar siempre en equipo en cualquier situación de una manera suave y relajada, lo que a su vez permitió establecer un estilo de rienda fino y único en el mundo. El proceso para hacer a la rienda un caballo era gradual y delicado y podía tomar varios años.
Hago esta introducción porque siempre he considerado que el vaquero mexicano (charro) y el americano, descienden de la misma formación y poseen un código ético que los ha hecho muy reconocidos en todo el mundo al grado que en Europa han tomado gran fuerza las competencias western y el uso de algunas herramientas mexicanas en su equitación.
Les comparto que recientemente participé como parte de la organización de un Rodeo y hubo un detalle que llamó mi atención considerablemente. Un día antes del evento fueron las eliminatorias de los lazadores y sorprendentemente en el evento de participación de vaqueros por excelencia de la PRCA (Professional Rodeo Cowboy Association), no había sombreros, la mayoría llevaba gorra o cachucha.
Comenté con uno de los jueces del evento si eso no era sancionado y sin inmutarse por el comentario me dijo que de hecho en Estados Unidos (donde nació el Rodeo americano), ya eran considerados “Rodeo Athletes” (atletas de Rodeo), no vaqueros como en sus orígenes. Con la respuesta me quedé con el “ojo cuadrado” y me hizo reflexionar algunas cosas.
El asunto no es exclusivo del Rodeo en México, aclaro, se vive también en otras disciplinas ecuestres como el reining, cutting (corte), la charrería, etc, donde más que un deporte de competencia y convivencia con el caballo se han convertido en una industria que genera una gran economía. Los lazadores y charros compiten por grandes cantidades de dinero en los premios, en el reining y el cutting, además de dinero para los jinetes también lo acumulan los caballos en una escala sin fin. Los criadores de caballos ya solo buscan atributos físicos que generen dinero, pedigríes cargados de inbreeding, estadísticas de todo y ya cualquiera se convierte en productor de caballos de la noche a la mañana. Lo anterior no es que sea un pecado, sino a lo que nos ha llevado.
Muchos de estos nuevos atletas o deportistas no saben de caballos, de las necesidades de su animal, de técnicas de manejo o m***a, sólo les interesa ganar a costa de lo que sea. Utilizan equipos que someten al animal para compensar sus deficiencias ecuestres (como frenos, bajadores, martingalas, etc) y el caballo es sólo un elemento más que si se descompone, se reemplaza fácilmente.
Los tiempos cambian y seguramente hay que asimilar que la figura romántica del vaquero ya quedó atrás en nuestro continente y con ello muchas de sus prácticas y valores.
¡Ojalá y como en Europa, algún día regrese o esté de moda volver a ser vaquero!
¡Hasta la próxima!