05/07/2020
TRABAJO A LA CUERDA . “Recuerde que la verdadera equitación, comienza en el suelo.” Egon Von Neindorff. “Dado que el caballo siempre esta aprendiendo, tenemos que ser conscientes de lo que nuestras acciones le están enseñando.” John Lyons. El trabajo a la cuerda no es como en un principio pudiera parecer, un trabajo fácil debido a que disponemos de menos medios de control que cuando montamos, y se buscan los mismos objetivos. ¿Si tenemos menos medios de control, de comunicación, porque entonces el trabajo a la cuerda? En primer lugar porque lo que resulta ser una desventaja, como es la falta de influencia de las ayudas de piernas, manos, asiento y peso, se convierte en una ventaja ya que el peso del jinete le supone en principio un estorbo y la aplicación de varias ayudas simultaneas en muchos casos contradictorias para obtener un control inicial, junto con el desequilibrio que le produce el jinete, pueden dificultarle la comprensión. Trabajar a la cuerda permite centrarse en aspectos concretos aisladamente, con más control de nuestra parte al estar en el suelo, y ser más progresivos en su educación, yendo de lo simple a lo complejo. Aunque el trabajo en el suelo se presenta en un contexto diferente al montado, no supondrá un inconveniente para el caballo, que encontrará sin mucha dificultad, si hemos sido pacientes, la relación entre estos dos trabajos. Dar cuerda, no es dar vueltas sin propósito y disciplina, a la velocidad y el trazado que el caballo escoja, esto lejos de repercutir en un beneficio se convierte en un perjuicio, ya que como sabemos, el caballo no discrimina en su aprendizaje y si se permite que las actitudes incorrectas se instalen, acabaran por convertirse en habito, además el trabajo incorrecto crea una musculatura incorrecta. Cada vez que nos relacionamos en cualquier circunstancia, tanto en el suelo como montados, para bien o para mal el caballo aprende, la coherencia entre el trabajo en el suelo y montado es fundamental para que pueda comprender lo que esperamos de él. El trabajo a la cuerda es utilizado por múltiples objetivos por parte de los jinetes y siempre desacertadamente cuando el objetivo principal es cansar al caballo, desfogarlo (Descontraer , no es desfogar, por que hay control). Podemos utilizarlo como un calentamiento antes de montar, enseñar algo en concreto, testar la obediencia y la concentración sobre nosotros antes de montarlo, preparar la lección que vendrá a continuación una vez encima, o todo ello al mismo tiempo. Antes de nada decir que todos los aspectos que buscamos tanto en el trabajo a la cuerda como montados están interrelacionados y es difícil incidir en alguno en concreto sin que tenga afectación en otros. Para mí, el PRIMER objetivo del trabajo a la cuerda es empezar a establecer un vinculo de confianza, sentar las bases de una relación, donde el caballo empieza a conocer a que atenerse, donde comprende que cada una de sus diferentes acciones tiene una consecuencia, y empezamos a construir en el caballo el habito de pensar en buscar respuestas a cada una de las demandas del jinete o manejador. Empieza a comprender que para cada una de las cosas que se le pide hacer, hay siempre una puerta abierta que pone fin a la presión que supone esa petición, recompensando cada buen intento, cada respuesta correcta. Saber que cada demanda, tiene una solución, crea confianza, en el mismo y hacia nosotros, recompensar la búsqueda y la resolución, crea motivación de querer seguir buscando y resolviendo. El SEGUNDO objetivo es la búsqueda de la atención porque esta es la antesala de la obediencia. Al caballo se le permite, errar, fallar la respuesta pero no le esta permitido ignorar. Debe aprender a centrarse en el manejador en lugar estar motivado por el entorno exterior. Cualquier respuesta por incorrecta que sea, es siempre mejor que no recibir respuesta. Ya que la esencia de la equitación es el movimiento este es el TERCER objetivo del trabajo a la cuerda, instaurar en el caballo el deseo continuo de marchar adelante a la menor indicación, y mantenerse así hasta que se le indique hacer otra cosa. Esto incluye el mantener el ritmo por si mismo, las variaciones de velocidad, el cambio de un aire a otro (transiciones), la parada y la inmovilidad .Nos da la posibilidad de encontrar el ritmo idóneo para cada caballo, activar y motivar a los linfáticos y más lacios y cadenciar a los mas tensos y enérgicos, recordando siempre que intensidad y duración son inversamente proporcionales y que el objetivo no es cansar al caballo sino educarlo. La voz aquí, es una poderosa herramienta que debe usarse en coordinación perfecta con el resto de las ayudas. El CUARTO objetivo es la búsqueda del contacto correcto. Contacto es unión, es crear la condición para que pueda surgir una comunicación constante a través de las ayudas. El caballo tomara una vez montado el mismo contacto que tomo a la cuerda, si el jinete fomento en el caballo la actitud de que sea el propio caballo quien busque ese contacto con confianza, y vaya en busca del “abrigo” que proporciona el jinete. A la petición del jinete, el caballo va en busca del contacto, y el jinete permite ese contacto, la tralla hace la función de la pierna que manda al caballo ir adelante y fuera, a tensar la cuerda, y este se mantiene ahí sosteniendo una tensión continua, suave y elástica, creamos así un primer marco lateral, formado por las orillas creadas por la mano y la tralla y se mueve adelante por el cauce que le dictan esas dos orillas. La mano es el límite, hasta donde el caballo puede ir, la tralla o látigo (que debe respetar, pero nunca tener miedo y aceptar su contacto) lo induce a llegar a ese limite, no actuando de manera continua, solo suavemente, insinuando, cuando hace falta. Es necesario que el caballo salga fuera a buscar ese contacto con confianza, que se apoye sin pesadez, y por eso es preciso que utilicemos una cabezada que respete pero en la que no tenga miedo de buscar ese apoyo. Cuando lo tenemos fuera y en un ritmo sostenido, hemos conseguido ya un cierto grado de equilibrio Es el momento de buscar un QUINTO objetivo, la rectitud (simetría de movimiento a cada mano) por medio de la encurvación, en un inicio, es habitual que el caballo se mueva en el circulo por tangentes, se pone largo en su costado interior, recargando su hombro interno (convexo) y corto en el exterior,(cóncavo) desplazando la grupa hacia fuera. La encurvación, el adaptar su cuerpo a la figura de un círculo, no es un mero capricho, es la forma de buscar el equilibrio, contrarrestando la fuerza centrifuga a la que está expuesto en cualquier giro, para que pueda repartir el peso sobre sus miembros, es el medio de que pueda adaptar la flexión del posterior interno a la curva, que en vez de entrar “barriendo” en oblicuo, entra y despega perpendicular al suelo empujando la masa en la dirección correcta. Ahora con la flexión del posterior interno, aparece un cierto grado de reunión, tenemos mayor impulso, y transiciones más exactas( las transiciones decía el maestro Egon Von Neindorff son la prueba del puding). Con la oportuna flexión del cuello al interior, disociamos la musculatura que ocasiona la inversión del cuello que aun sin flexión en la nuca, tiende a bajar y a estirarse adelante, subiendo su base y permitiendo al dorso oscilar correctamente. En caso de dificultad podemos ahora pero no antes, poner algún rendaje auxiliar, para conseguir mediante la flexión de la nuca que suelte el dorso sin coartar el movimiento. Cuando tenemos ese descenso del cuello, con flexión en la nuca o sin ella según el caso, hemos formado un segundo marco, en este caso longitudinal, se estira en su línea superior y se acorta en la inferior y el caballo se mueve ahora entre estos dos marcos, el uno lateral y el otro longitudinal, con más soltura y libre de restricciones. El contacto del caballo con la cuerda, determina la corrección de la postura, la cuerda debe formar con respecto al cuerpo del caballo un ángulo de noventa grados, si el ángulo es menor, el caballo cae sobre su espalda interior, si es mayor, el caballo derrapa con su grupa afuera, y el pie interior ya no asume su función portadora. Una vez construidos los medios, y no antes, el trabajo a la cuerda puede repercutir en un beneficio atlético. J.C.H.