29/10/2024
En el oscuro confín de un bosque silente, un majestuoso alce, testigo del cruel designio del destino, yacía inmóvil entre dos rocas implacables.
Sus ojos, una vez llenos de vida y nobleza, reflejaban ahora la tristeza de un adiós prematuro, mientras el viento susurraba el lamento de su última agonía.
Las sombras se cerraron alrededor, ocultando su majestuosidad, y la naturaleza, impávida, siguió su curso, indiferente al corazón que dejó de latir en aquel sombrío rincón del mundo.-